Revientatoros

Las Ventas es la ¨²nica de las grandes plazas espa?olas donde los caballos de picar salen sin los fraudulentos manguitos. Es decir, que por ah¨ª bien. La autoridad dir¨¢ si el peso de los petos es el reglamentario. Pero la vigilancia de la suerte de varas alcanza a m¨¢s amplios elementos. El reglamento contempla la posibilidad de intervenci¨®n del presidente cuando los picadores cometen tropel¨ªas, como las que se producen todas las tardes en la impunidad. Muchos de los picadores que hemos visto en la feria son revienta toros. De un lado, han convertido en norma la carioca, mediante la que se cierra el paso a la res y al tiempo se le ahonda el puyazo. De otra, pican trasero; algunas veces, atrozmente trasero. Salen los toros de esta agresi¨®n con gravisimas lesiones que influyen decisivamente en su resistencia y en su comportamiento posterior. As¨ª ejecutada, la suerte es una desgracia. A ciertos picadores carniceros, el d¨ªa menos pensado no les bastar¨¢ la puya y tirar¨¢n de navaja.Todo esto produce, como decimos, el brutal quebrantamiento del toro, pero tambi¨¦n afecta a la prueba de bravura, la cual se dificulta seriamente en Las Ventas, pues, con demasiada frecuencia, los toreros plantean el primer tercio en las proximidades de toriles, cuando deben hacerlo en el lado opuesto, en terrenos del ocho, m¨¢s o menos. Y, a todo esto, la autoridad, de campo.