La formidable direcci¨®n de Iuri Temirkanov
Para despedirse del p¨²blico madrile?o, la Orquesta y Coro del teatro Kirov, bajo la direcci¨®n de luri Temirkanov, han ofrecido un concierto en el Real, verdadera cima de toda. la campa?a. Temirkanov es un director espl¨¦ndido, tanto por la sabidur¨ªa constructiva como por la capacidad de efusi¨®n que despliega en sus versiones.La Quinta sinfon¨ªa de Shostakovitch -que no sin razones ponen en sus atriles las mejores orquestas y directores primer¨ªs¨ªmos- es p¨¢gina de gran fuerza, excelente andamento sinf¨®nico, arquitecturaci¨®n firme y contrastes de gran riqueza. Este amplio sinfonismo del m¨²sico sovi¨¦tico se sit¨²a en la onda de Mahler y hasta prolonga cierto regusto popularista e ir¨®nico. Matiz, por cierto, que Shostakovitch cultiv¨® con inteligencia y poder incisivo; quien lo dude, piense en la. ¨®pera La nariz, sobre Gogol.
ENRIQUE FRANCO
Teatro Real Orquesta y Coro de la Opera Kinov, de Leningrado. Director: I Temirkanov. Solistas: E. Goroivskaia. Obras de Shostakovitch y Prokofiev. 23 de mayo.
Por otra parte, Shostakovitch viene a heredar el patetismo chalkovskiairio, el formalismo de Glazunov, el colorido orquestal de Rimski, asumido a trav¨¦s de Ste¨ªnberg y un eslavismo que va de un lirismo pesimista y amargo a impulsos vitales y heroicos resumidos en el h¨ªmnico movimiento final.
Seg¨²n pasa el tiempo y resulta posible desligar al compositor de la incidencia pol¨ªtica que presidi¨® su entorno, Shostakovitch recupera su veracidad creadora, con frecuencia oculta tras dedicaciones y programas que no llegan al fondo de la cuesti¨®n. Algunas cosas aclaran las memorias publicadas por Salomon Volkov (cuya traducci¨®n espa?ola se prepara), pero aun sin ellas, no es preciso ser demasiado zahor¨ª para reconocer la autenticidad de la m¨²sica de Shostakovitch junto al combate humano para no traicionarse, al menos en las obras fundamentales.
luri Temirkanov hizo sonar a los m¨²sicos de Leningrado con una fuerza vital, con un vibrato human¨ªsimo, con una intensidad po¨¦tica fuera de lo com¨²n. La forma de preparar los procesos de ascensi¨®n a los puntos culminantes de tensi¨®n y su consecuente relajamiento nos habla de un conductor a la vez sabio e inspirado, de un int¨¦rprete creador poderosamente atractivo.
Otro concepto sonoro: el de la plasticidad y movilidad propias de la cantata Alexander Nevski, procedente, como es sabido, de la partitura para el filme de Eisenstein, una de las principales colaboraciones de Prokofiev con el cineasta sovi¨¦tico. Las siete escenas -con coro, unas; meramente instrumentales, otras- encuentran remanso l¨ªrico en El campo de la muerte, transida melod¨ªa de inequ¨ªvoco car¨¢cter ruso que cant¨®, con voz bell¨ªsima y potente y expresividad conmovedora, la mezzo Eugenia Goroioskaia. Gran versi¨®n la de Temirkanov, sus m¨²sicos y cantores, y triunfo clamoroso, al que -tras muchas salidas- correspondieron los visitantes con una versi¨®n preciosista del m¨¢s popular momento musical de Schubert.
En la ¨®pera y en el concierto, luri Temirkanov se ha mostrado como uno de los grandes directores de nuestro tiempo; uno de esos elegidos que ponen en pie, literalmente, a los auditorios.
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