Ya La extradici¨®n de Linaza

( ... ) El caso Linaza se presentaba como una aut¨¦ntica prueba de fuego en las relaciones hispano-francesas, m¨¢xime en v¨ªsperas de la visita oficial a Madrid del ministro galo de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson. Y, aunque debe ser el propio presidente de la Rep¨²blica, Mitterrand, quien diga la ¨²ltima palabra, las intenciones del Gobierno de Pierre Mauroy parecen bastante claras en el sentido de no conceder la extradici¨®n de Linaza, aunque haya arropado sus declaraciones con la firme promesa de que en el futuro habr¨¢ m¨¢s rigor en el control del movimiento etarra en suelo franc¨¦s. Porque, entre otras consideraciones, Mauroy cae en una contradicci¨®n justificando la decisi¨®n de su Gabinete en que ?Francia es la patria de los derechos humanos y tierra de asilo para los proscritos pol¨ªticos?. Olvida Mauroy que el tribunal que hab¨ªa juzgado a Linaza le hab¨ªa considerado autor de ?vulgares cr¨ªmenes de derecho com¨²n?.En definitiva, y aun siendo un problema importante, interesa menos, desde una perspectiva espa?ola, el que el poder ejecutivo se interfiera en el poder judicial en Francia. Las manifestaciones del primer ministro franc¨¦s, a la espera de una resoluci¨®n definitiva sobre Linaza, colocan en el m¨¢s bajo nivel las siempre dif¨ªciles y tensas relaciones hispano- francesas

Madrid, 10 de junio