El nuevo reglamento del Congreso comenzar¨¢ a aplicarse en septiembre
El actual per¨ªodo ordinario de sesiones del Congreso de los diputados, que conluye a finales de mes, terminar¨¢ con la aprobaci¨®n del nuevo reglamento de la C¨¢mara, que racionalizar¨¢ y agilizar¨¢ el trabajo parlamentario y entrar¨¢ en vigor en el pr¨®ximo periodo, septiembre-diciembre. La pr¨®xima semana, la Comisi¨®n de Reglamento decidir¨¢ sobre varios puntos conflictivos del texto y quedar¨¢ para el Pleno el acuerdo pol¨ªtico en tomo a la configuraci¨®n de los grupos parlamentarios, que, por ahora, significa la desaparici¨®n del Grupo Andalucista, y cuya aplicaci¨®n podr¨ªa aplazarse hasta despu¨¦s de las pr¨®ximas elecciones.
Landelino Lavilla, principal art¨ªfice del reglamento, tratar¨¢ de mediar entre los grupos para alcanzar, al margen de la mayor¨ªa absoluta exigida constitucionalmente, un ?alto grado de acuerdo general?, sobre las reglas del juego parlamentario de los pr¨®ximos tiempos, incluido el tema de los grupos.Entre los objetivos del nuevo Reglamento, en buena parte logrados en el texto aprobado por la Comisi¨®n que preside el propio Lavilla, destaca el de hacer m¨¢s ¨¢gil y eficaz el funcionamiento de la C¨¢mara. Para ello, se ha intentado racionalizar el trabajo parlamentario y hacer del Pleno del Congreso una instituci¨®n viva, capaz de conectar con la calle sin acron¨ªas ni desfases, y en donde se discutan los grandes temas pol¨ªticos y legislativos, sin perderse en debates de detalle.
El "silencio positivo"
Uno de los temas conflictivos sobre los que deber¨¢ pronunciarse la semana pr¨®xima la Comisi¨®n de Reglamento se refiere al procedimiento de autorizaci¨®n para la ratificaci¨®n de convenios y tratados internacionales. A propuesta de UCD, se aprob¨® que, si la C¨¢mara no se pronuncia durante un determinado per¨ªodo de tiempo, se produce el silencio positivo, y el Gobierno se entender¨¢ autorizado a prestar el consentimiento para el que solicit¨® autorizaci¨®n a la C¨¢mara.
Socialistas y comunistas se oponen a este procedimiento de ratificaci¨®n de tratados, que Antonio Sotillo consider¨® ?absurdo en un sistema parlamentario? y contrario a la exigencia constitucional de ?la previa autorizaci¨®n de las Cortes Generales?.
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