Los productos espa?oles, entre el desorden y el exceso de reglas
El 27 de abril de 1981, el diputado del Grupo Parlamentario Socialista Ciriaco de Vicente hizo una pregunta al Gobierno sobre las condiciones de instalaci¨®n y funcionamiento del Instituto de Racionalizaci¨®n y Normalizaci¨®n (Iranor) y su desmembramiento en tres sedes diferentes. La normalizaci¨®n es la actividad que se ocupa de definir las caracter¨ªsticas de los productos de cara a que cumplan las necesidades que deben satisfacer, y el Iranor es el organismo encargado de ejercitarla.
La funci¨®n del Iranor es recomendar normas para los innumerables productos del mercado espa?ol en todos sus diferentes sectores. Tal funci¨®n puede parecer trivial en un principio, pero la opini¨®n cambiar¨¢ inmediatamente si tenemos en cuenta unos pocos ejemplos: las clavijas de un electrodom¨¦stico que no encajan en los agujeros del enchufe porque son m¨¢s anchas, las buj¨ªas de un autom¨®vil que no sirven para determinadas marcas, los cuadernos de anillas que no admiten un recambio porque la separaci¨®n entre los agujeros es distinta y, lo que es m¨¢s grave, los bomberos que no pueden utilizar sus mangueras porque son modelos diferentes a los de los racores a los que han de enchufarlas; as¨ª, hasta el infinito.El Iranor est¨¢ integrado en el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), pero no est¨¢ satisfecho con esta situaci¨®n, ya. que, por un lado, supone una casi nula capacidad de decisi¨®n, y por otro, la mencionada diseminaci¨®n en sedes inadecuadas.
Hay un proyecto presentado por el propio Iranor para ser un organismo aut¨®nomo que, dependiendo directamente del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, sea el ¨²nico que d¨¦ normas a todos los ministerios y sea el representante ante los organismos similares del extranjero. Este proyecto quiere responder a una realidad de anarqu¨ªa total en las normas a seguir por los productos, ya que las dadas hasta ahora por el Iranor s¨®lo lo son a t¨ªtulo de recomendaci¨®n, y cada ministerio da las suyas seg¨²n sus conveniencias,que, por lo general, nunca coinciden.
As¨ª, para un mismo art¨ªculo, por ejemplo, una lata de aceitunas, puede haber normas diferentes de los ministerios de Agricultura, Industria, Comercio y Sanidad, lo que desespera al productor y despista completamente al consumidor. Este desorden oblig¨® a crear una comisi¨®n interministerial para la normalizaci¨®n, en la que el instrumento de trabajo ser¨¢ el Iranor, pero a¨²n no se ha efectuado ni siquiera la primera reuni¨®n. El Iranor permanece, as¨ª, impotente, sin que nadie le haga caso, y con el desacuerdo del CSIC,que no quiere que deje de depender de ¨¦l. De momento ha dejado de pagar las cuotas de inscripci¨®n a los que pertenece el Iranor, y que suponen unos diez millones de pesetas al a?o. Esta falta de pago bloquea la informaci¨®n de normas internacionales.
Garant¨ªa de calidad para el consumidor
En la actualidad la normalizaci¨®n ha adquirido una importancia enorme, dada la ampliaci¨®n del intercambio comercial y el papel de los consumidores como parte interesada del mercado. Los objetivos que hoy se propone la normalizaci¨®n son: la simplificaci¨®n e intercambiabilidad; la comunicaci¨®n; el impacto positivo en la econom¨ªa; la seguridad, la salud y la protecci¨®n de la vida, la protecci¨®n del consumidor y de sus intereses colectivos, y la eliminaci¨®n de trabas en los intercambios comerciales.
La puesta en marcha de una normalizaci¨®n eficaz supone una serie de ventajas, tanto para la econom¨ªa en general, como para la producci¨®n. Para la primera se pueden concretar en un acercamiento entre la oferta y la demanda, disminuci¨®n de litigios, menos gastos de distribuci¨®n, la posibilidad de realizar un cat¨¢logo de productos nacionales, y el ser un argumento de venta en el mercado internacional; en definitiva, un incremento de la productividad nacional con la consiguiente mejora en calidad, cantidad y regularidad. El sector producci¨®n se ver¨ªa beneficiado por una documentaci¨®n t¨¦cnica, la eliminaci¨®n de gastos superfluos, la disminuci¨®n de almacenamientos prolongados, la regulaci¨®n en el tiempo de fabricaci¨®n, la supresi¨®n de la competencia desleal y una organizaci¨®n racional de la fabricaci¨®n desde la materia prima al producto terminado.
Pero a quien m¨¢s beneficia la normalizaci¨®n es, sin duda, al elemento m¨¢s d¨¦bil del mercado, al consumidor, al proporcionarle la garant¨ªa de que sabe lo que compra. Se precisa y concreta la calidad, regularidad, seguridad e intercambiabilidad (cualquier marca sirve sin desajustes), posibilita acceso a datos t¨¦cnicos que sin normalizaci¨®n est¨¢n dispersos y confusos, hace real la comparaci¨®n de ofertas, se produce una disminuci¨®n de precios ante un servicio id¨¦ntico, hay uniformidad en la redacci¨®n de pedidos, y se acortan los plazos de entrega.
Control de los controles
En nuestro pa¨ªs la normalizaci¨®n va por lo pronto con retraso, como lo demuestra el hecho de que algo tan importante como las se?ales de tr¨¢fico se normalizase hace relativamente muy pocos a?os, y el que las normas de seguridad de juguetes se hayan adoptado el a?o pasado. Pero, adem¨¢s, el que no sea un solo organismo el que normalice, y sea, por tanto, el ¨²nico responsable de la regulaci¨®n, puede dar pie no s¨®lo a que el consumidor no sepa qu¨¦ es qu¨¦, sino a que se cuelen controles de calidad que le enga?en. Por ejemplo, el doctor Carlos Barros coment¨¦ a EL PAIS el caso del arroz con aval ?vida sana? para afirmar que es biol¨®gico. Un marchamo de calidad dado por una casa comercial y sin que se justifique con un an¨¢lisis qu¨ªmico adecuado. Hoy, el que haya un arroz biol¨®gico es casi imposible con nuestras aguas contaminadas y las nubes de pesticidas que los vientos distribuyen a su antojo, incluso aunque se viertan en otros pa¨ªses.
Pero Carlos Barros tambi¨¦n considera perjudicial el ser demasiado tajantes. Hay que armonizar las reglamentaciones internacionales con las iniciativas y costumbres, nacionales. Un ejemplo aclara el tema: el chocolate est¨¢ definido como el producto compuesto por cacao, az¨²car y manteca de cacao; ahora bien", en Espa?a se fabrica el chocolate de taza con harina desde siempre; en Inglaterra no ser¨ªa chocolate, pero tampoco hay que sacrificar algo que gusta al consumidor por una definici¨®n.
Lo cierto es que todav¨ªa queda mucho por normalizar. Y no s¨®lo en nuestro pa¨ªs. En la Comunidad Econ¨®mica Europea son temas prioritarios de armonizaci¨®n para la protecci¨®n del consumidor los productos alimentarlos, los cosm¨¦ticos, el textil, los juguetes y las sustancias qu¨ªmicas potencialmente peligrosas. En Espa?a, un ligero sondeo inicial destaca la alimentaci¨®n, los medicamentos y cosm¨¦ticos, vivienda (construcci¨®n, mantenimiento v uso), electrodom¨¦sticos y textiles.
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