20 a?os de Amnist¨ªa Internacional en defensa de los derechos humanos
La denuncia de la pena de muerte, de las torturas y de los atentados a la libertad de conciencia, objetivos de Amnist¨ªa Internacional, siguen vigentes tras veinte a?os de ¨¦xitos y fracasos con los que se saldan los esfuerzos de esta organizaci¨®n internacional, creada para la defensa de los derechos humanos. Tal fue el hilo conductor de cuantos anteayer intervinieron en el acto organizado, ante un numeroso p¨²blico, por la Cruz Roja, en memoria de los veinte a?os de Amnist¨ªa Internacional.Jos¨¦ Luis L. Aranguren enmarc¨® esta iniciativa de defensa de los derechos del hombre en el contexto de una sociedad cuya crisis de valores quiere ser cubierta por una todopoderosa y con frecuencia amenazante raz¨®n de Estado. ?Hace unas d¨¦cadas se proclamaba?, a?ad¨ªa el profesor Aranguren, ?la muerte de Dios, luego la de Marx. Estos son s¨ªntomas de que el hombre actual tiende a distanciarse del totalitarismo que a veces amenaza el ejercicio del poder pol¨ªtico, y siente la necesidad de que se defienda al individuo frente a los poderes del Estado?.
A los Estados no les gusta la actividad de Amnist¨ªa, dec¨ªa el magistrado Antonio Carretero. Los Gobiernos no ahorran calificativos para desacreditar los informes de Amnist¨ªa, por lo general veraces y exactos. Y cuando descubren que est¨¢ hurgando en sus atentados a la conciencia del ciudadano o en la pr¨¢ctica de la tortura, se arrancan con la teor¨ªa de la subversi¨®n: no se pueden aplicar los derechos humanos a agentes de la subversi¨®n que los niegan. Dos son, en opini¨®n del magistrado Carretero, las razones del ¨¦xito de Amnist¨ªa: haber sabido traducir la idea de Camus, ?no podemos escaparnos del dolor colectivo?, propiciando un tipo de asociaci¨®n en el que el individuo asume responsabilidades internacionales y la calidad de sus informes sobre la pena de muerte, la tortura y la objeci¨®n de conciencia
?Aborrezco vuestras ideas, pero dar¨ªa mi vida por que las sig¨¢is defendiendo?, dec¨ªa Juan Luis Cebri¨¢n, director de EL PAIS, citando a Voltaire y aplic¨¢ndolo a Amnist¨ªa Internacional. Esta defensa de la libertad de expresi¨®n la glos¨® con una triple reflexi¨®n: el ocaso de modelos hist¨®ricos, como el cristianismo y el marxismo, ha provocado una crisis de valores que la raz¨®n del Estado intenta llenar con una violaci¨®n, no infrecuente, de los derechos humanos. En esas circunstancias, cuando hasta un Parlamento democr¨¢tico, como el espa?ol, vota una ley antidemocr¨¢tica, la de la Defensa de la Constituci¨®n, urge la existencia de una organizaci¨®n con la entidad ¨¦tica de Amnist¨ªa Internac¨ªcinal que ponga al descubierto la clase moral del Estado. El silencio del Gobierno espa?ol, a?adi¨® luego, a la denuncia de catorce casos comprobados de tortura pone en evidencia la importancia de una organizaci¨®n que vela por la libertad de expresi¨®n cuando los medios de comunicaci¨®n tampoco reaccionan ante esas injusticias ?Amnist¨ªa Internacional goza de mayor credibilidad?, a?ad¨ªa, ?en peri¨®dicos democr¨¢ticos que los propios Gobiernos?. Finalmente una llamada a la solidaridad. Solidaridad con Amnist¨ªa Internacional es solidaridad con nosotros mismos. Y es urgente un apoyo en efectivos humanos y econ¨®micos -cinco millones de pesetas necesita para sobrevivir en Espa?a-, poca cosa si se recuerda que el mundo se gasta un mill¨®n de d¨®lares por minuto en compra de armamento, capaz de destruir media humanidad.
Cerr¨® el acto Silvia Escobar presidenta de la Secci¨®n Espa?ola de Amnist¨ªa Internacional, con unas palabras del poeta Jos¨¦ Luis Gallego, condenando a muerte conmutada luego su pena por dieciocho a?os de c¨¢rcel y que luego puso su libertad al servicio de Amnist¨ªa Internacional: ?Que no quede por m¨ª, por si valiera. Que no quede por nosotros, que vale?, coment¨® ella.
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