Una medida de democracia vigilante
LA DECISION del Gobierno de aplicar al comandante S¨¢enz de Ynestrillas la ley Antiterrorista ha de marcar sin duda el punto m¨¢s ¨¢lgido de la tensi¨®n entre los sectores militares rebeldes y el poder civil, legitimado por las urnas. No deben caberle muchas dudas al ministro del Interior de las caracter¨ªsticas de las actividades del comandante detenido cuando ha decidido impartir semejante orden. Vaya por delante nuestro aplauso ante, la firmeza del Gobierno, que revoca con su medida el primer criterio seguido por el juez militar y pone al comandante sospechoso en manos de la justicia civil. Pero vaya tambi¨¦n nuestro desasosiego por el hecho de que las cosas hayan podido llegar tan lejos. Las Fuerzas Armadas espa?olas poseen un servicio de informaci¨®n que funciona jer¨¢rquicamente, am¨¦n de los servicios especiales del Cesid, ambos dependientes del Ministerio de Defensa. El comandante Ynestrillas se hab¨ªa distinguido por sus v¨ªnculos sediciosos, hab¨ªa sido condenado ya por un consejo de guerra por conspirar en la Galaxia y no hac¨ªa falta por eso pensar mucho a la hora de encuadrarle entre los c¨ªrculos del golpismo permanente, independiente mente de sus concretas actividades. Es m¨¢s que visible que algo muy serio ha fallado en el aparato de inteligencia militar y resulta obvio que el Gobierno no controla la situaci¨®n como es debido.La medida del ministro Ros¨®n, que se deber¨ªa haber correspondido con otras similares para los sediciosos guardias que, asaltaron el Congreso y se encuentran hoy en libertad, y con actitudes de autoridad inexistentes ante el flagrante crimen de Almer¨ªa, y con posturas inequ¨ªvocas del poder en otros hechos similares, contrasta, por todo ello, con el miedo te?ido de prudencia que nuestro poder civil exhibe frente a la amenaza golpista. Que se haya tenido que llegar a esto pone de relieve la nula informaci¨®n y la indefensi¨®n frente a la trama negra del terror en la que se halla en gran parte el Gobierno, y con ¨¦l los ciudadanos, amenazados por la violencia criminal de los rebeldes.
Hay, por lo dem¨¢s, un dato en este sucedido que merece tambi¨¦n nuestra atenci¨®n: el reconocimiento abierto por parte gubernamental de que el terrorismo es golpismo. No es pensable en este sentido que las actividades del ahora sospechoso Ynestrillas sucedieran del todo al margen del 23 de febrero. No es por lo menos cre¨ªble que un golpista de la Galaxia, presunto golpista en junio, se mantuviera al pairo de los sucesos de principio de a?o. Existe la impresi¨®n, no desmentida, de que este golpe de aparente menor cuant¨ªa, al que ahora se enfrenta el poder pol¨ªtico, es otra cara del mismo golpe del que sali¨® triunfante gracias a la valerosa y ejemplar actitud del Rey. La asunci¨®n expl¨ªcita del car¨¢cter terrorista de la sedici¨®n con este gesto supremo de aplicar una ley de excepci¨®n que, por otra parte, no deber¨ªa existir para nadie en un pa¨ªs democr¨¢tico ofrece connotaciones interesantes de ser comparadas con la prisi¨®n preventiva de los implicados en el golpe del 23-F. Y mucho m¨¢s si se tienen presentes las dudas generalizadas en lo que se llama clase pol¨ªtica y entre los ciudadanos normales sobre cu¨¢l ser¨¢ el futuro de este pa¨ªs cuando se abra el juiciocon,tra los conspiradores y cuando ¨¦stos sean condenados ejemplarmente o absueltos si se considera que deben ser absueltos. La confrontaci¨®n objetiva que la decisi¨®n de un juez militar ha sufrido ayer en el caso de Ynestrillas recuerda ya la rid¨ªcula sentencia de la operaci¨®n- Galaxia, en la que prim¨® el esp¨ªritu de cuerpo frente a los hechos probados que los propios jueces narraban, pero presagia adem¨¢s lo que podr¨ªa y no deber¨ªa suceder de ning¨²n modo en la causa por los sucesos de febrero. Este pa¨ªs tiene quiz¨¢ una salida atropellada del infame t¨²nel de corrupci¨®n y miedo en el que Tejero y sus secuaces comenzaron a meterle. Pero no tendr¨¢ ninguna si el juicio contra los conspiradores no resulta a un tiempo justo y ejemplar y despeja cualquier duda sobre el respeto y la obediencia de todas las instituciones a las del leg¨ªtimo poder pol¨ªtico y a las leyes.
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