Las diferencias en la estrategia ante la crisis econ¨®mica rompen el eje Par¨ªs-Bonn
El eje Par¨ªs-Bonn, que ha venido funcionando desde hace m¨¢s de siete a?os en el seno de la CEE, ha quedado seriamente resquebrajado en el Consejo Europeo que finaliz¨® ayer en Luxemburgo. En la primera reuni¨®n conjunta de los jefes de Gobierno de los diez a la que asiste el nuevo presidente de la Rep¨²blica Francesa ha quedado de manifiesto que le oponen a su colega el canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania, el socialdem¨®crata Helmut Schmidt, serias divergencias en todo cuanto concierne a la soluci¨®n de los problemas econ¨®micos que aquejan a Europa.
En el plano pol¨ªtico no existen divisiones. Los diez dieron formalmente su apoyo a la iniciativa brit¨¢nica de promover una conferencia internacional sobre Afganist¨¢n. Lord Carrington, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, viajar¨¢ la pr¨®xima semana a Mosc¨² para sondear la actitud de los responsables sovi¨¦ticos.En un esfuerzo para arrastrar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica a esta conferencia, que podr¨ªa tener lugar en octubre o noviembre de este mismo a?o, los diez aceptan que en la primera fase de la misma (con asistencia de los cinco miembros permanentes del Comit¨¦ de Seguridad de la ONU, m¨¢s los pa¨ªses fronterizos, India, Pakist¨¢n e Ir¨¢n) se trate del "cese de la injerencia exterior en Afganist¨¢n", con el objetivo de crear las condiciones que aseguren "la independencia y el no alineamiento" de este pa¨ªs. Se evita as¨ª hablar directamente de la invasi¨®n sovi¨¦tica y se incluye el t¨¦rmino "injerencia exterior", tan querido por el Kremlin.
Pero el Consejo Europeo que finaliz¨® ayer en Luxemburgo se ha caracterizado fundamentalmente por una sorprendente coincidencia de puntos de vista entre el canciller Schmidt y la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher. El presidente franc¨¦s, el socialista Fran?ois Mitterrand, parece haber causado mejor impresi¨®n a su colega italiano, Giovanni Spadolini, y al primer ministro belga, el democristiano Mark Eyskens, que a su compa?ero de la Internacional Socialista Helmut Schmidt.
Eyskens, por ejemplo, dijo textualmente que Mitterrand hab¨ªa causado un choque en el seno del Consejo y no regate¨® los elogios: "El presidente de la Rep¨²blica Francesa", dijo, "ha hecho una emocionante profesi¨®n de fe europea y se ha mostrado dispuesto a conciliar todo lo conciliable". El primer ministro belga, como todos los representantes de los pa¨ªses peque?os de la CEE, se muestra encantado por la aparente ruptura de la dictadura franco-alemana.
Spadolini, primer jefe de Gobierno italiano no perteneciente a la DC que acude a una sesi¨®n del Consejo, se mostr¨®, por su parte, mucho m¨¢s pr¨®ximo a las posiciones francesas sobre el di¨¢logo Norte-Sur que el propio Schmidt, bastante reticente ante la posibilidad de que Europa -adopte alguna iniciativa conjunta en la conferencia de Ottawa para el relanzamiento concreto de negociaciones globales con los pa¨ªses del Tercer Mundo, y no por grupos de pa¨ªses, como desean tanto la RFA como Estados Unidos.
Eje Bonn-Londres
El causante de la ruptura Par¨ªs-Bonn, y de la moment¨¢nea aproximaci¨®n de la RFA al Reino Unido, es el programa econ¨®mico para atajar la crisis europea. El presidente de la Rep¨²blica Francesa ha pedido que la "prioridad de prioridades" sea la lucha contra el paro, para lo que propone el relanzamiento del consumo y la reducci¨®n de la jornada de trabajo sin reducci¨®n paralela de los salarios, aunque todo ello pueda suponer un aumento de los d¨¦ficit presupuestarios. Para Schmidt, esto es una herej¨ªa: hay que proseguir en la l¨ªnea actual, concediendo la prioridad a la lucha contra la inflaci¨®n y, consecuentemente, evitar un relanzamiento del consumo, as¨ª como suprimir las ayudas a los sectores productivos que no sean capaces de afrontar ellos solos la crisis. Una posici¨®n que, l¨®gicamente, defiende hasta el agotamiento Margaret Thatcher.
El comunicado final recoge la posici¨®n cl¨¢sica de dar prioridad a la lucha contra la inflaci¨®n. Mitterrand, que hab¨ªa propuesto veintid¨®s enmiendas s¨®lo para el p¨¢rrafo que alude a la cuesti¨®n social, acept¨® retirarlas a condici¨®n de que el presidente de turno del Consejo, el holand¨¦s Andreas van Agt, aludiera en la conferencia de Prensa a la existencia de "divergencias ideol¨®gicas".
Choque frontal
El choque frontal entre las teor¨ªas econ¨®micas de Mitterrand y de Schmidt repercute tambi¨¦n en el tratamiento europeo del llamado cuarto choque, es decir, la elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s practicados por Estados Unidos. Todos est¨¢n de acuerdo, y as¨ª se dice en el comunicado final, en que hay que acudir a la cumbre de Ottawa con "una sola voz" y tratar de convencer a Washington de que su actual pol¨ªtica monetaria es nefasta para sus aliados de este lado del Atl¨¢ntico; pero no existe la misma unanimidad de criterios en c¨®mo ejercer esa presi¨®n sobre la Administraci¨®n Reagan. En cualquier caso, todos los expertos opinan que Estados Unidos no podr¨ªa cambiar su actual pol¨ªtica antes de la primavera de 1982, despu¨¦s de las elecciones legislativas.
Tampoco en la cuesti¨®n de la iniciativa europea para Oriente Pr¨®ximo parece existir acuerdo entre Schmidt, Margaret Thatcher y Mitterrand. El presidente franc¨¦s mantuvo una larga conversaci¨®n con la primera ministra brit¨¢nica y le expuso su acuerdo con el fondo de la iniciativa de Venecia, pero su desacuerdo con la forma. Mitterrand es uno de los pocos jefes de Gobierno o de Estado europeos que ha defendido p¨²blicamente la iniciativa de Camp David. El presidente franc¨¦s, en la conferencia de Prensa que ofreci¨® al t¨¦rmino del Consejo, volvi¨® a repetir que Francia exige que Israel tenga unas fronteras seguras y los medios para asegurarse su propia existencia, aunque record¨® tambi¨¦n que el pueblo palestino tiene derecho a una patria y a organizar su vida pol¨ªtica como quiera.
La cumbre europea tambi¨¦n estudi¨® la cuesti¨®n libanesa, y expres¨® su esperanza de que la pr¨®xima reuni¨®n de Beitedin, prevista para el pr¨®ximo fin de semana, logre alcanzar un acuerdo que posibilite una reconciliaci¨®n nacional.
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