Libertad o muerte
Tan s¨®lo con que un hombre dijo ?no? tembl¨® Roma, dicen las cr¨®nicas. Este hombre fue Espartaco, gladiador tracio quien con algunos compa?eros se refugi¨® junto al Vesubio desafiando a Roma. Convertido en caudillo y tras una serie de triunfos iniciales fue vencido en dos ocasiones por Craso, acabando con. los supervivientes Pompeyo a su regreso de Espa?a.Espartaco muri¨® crucificado, mas no su recuerdo ni su nombre, que desde entonces sirven de s¨ªmbolo y memoria a todos aquellos que luchan por sus libertades a trav¨¦s de los siglos. Howard Fast dio forma de novela a su vida en su estilo peculiar, a medias entre el relato hist¨®rico y la denuncia social convertida m¨¢s tarde en gui¨®n por el conocido especialista Dalton Trumbo.
Espartaco
Direcci¨®n: Stanley Kubrick. Gui¨®n de Dalton Trumbo, seg¨²n la novela de Howard Fast. Int¨¦rpretes: Kirk Douglas, Jean Simons, Charles Laughton, Lawrence Olivier, Tony Curtis. Hist¨®rico. EE UU. 1960. Panavisi¨®n. Color. En el cine Amaya.
Estos dos escritores, unidos a Kubrick como realizador y a Kirk Douglas, int¨¦rprete y verdadero art¨ªfice de la pel¨ªcula, consiguieron en esta ocasi¨®n que los generosos medios empleados y un reparto repleto de nombres famosos no redujeran a puro monumento cinematogr¨¢fico la vida de un hombre cuyo destino se cumpli¨® de modo inexorable.
M¨¢s all¨¢ de los esquematismos de rigor y de alguna que otra escena de amor destinada al gran p¨²blico, este cap¨ªtulo de la historia de Roma queda en pie, sobre todo, por su recreaci¨®n de la vida de los gladiadores y sus bellas im¨¢genes que culminan en el enfrentamiento en campo abierto con las legiones romanas. La secuencia de las maniobras preliminares vale por todo un manual de antigua estrategia como la interpretaci¨®n de Lawrence Olivier o Peter Ustinov en sus respectivos personajes haciendo girar en torno del protagonista un universo de intrigas e intereses desde el senado a los campos de batalla.
El gui¨®n construido con pericia resulta, sin embargo, demasiado largo, sobre todo en su parte final, en el ep¨ªlogo, una vez el drama consumado. De todas formas si los filmes hist¨®ricos tienen alguna justificaci¨®n en la pantalla, en este caso aparece evidente, cuando tras de corazas, lanzas y cart¨®n pintado alienta esa ¨²nica raz¨®n por la que -seg¨²n Cervantes- puede y debe darse la vida.
Babelia
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