El barrio berlin¨¦s de Kreuberg, un foco de contracultura en RFA
En el caf¨¦ Abril, en Kreuzberg, la carta dice que el ¨²nico producto enlatado que se sirve es la leche condensada; el resto es natural. En el tabl¨®n de anuncios se ofrecen gatos de cr¨ªa, se buscan casas, se comunica el comienzo de cursos de yoga o se advierte sobre la formaci¨®n de una "comunidad de maricas".Por un marco (cuarenta pesetas) se puede comprar, el n¨²mero 13 del Instandbesetzer Post (Correo de los Ocupantes Renovadores), uno de los m¨²ltiples peri¨®dicos que se editan en el barrio. Ocupaci¨®n-renovaci¨®n es la palabra clave. M¨¢s de 150 casas viejas est¨¢n ocupadas en Berl¨ªn Oeste, sobre todo en el barrio de Kreuzberg, para "combatir la destrucci¨®n de viviendas y la pol¨ªtica especuladora".
La t¨¢ctica seguida por los propietarios era dejar vac¨ªas las casas hasta la amenaza de ruina y entonces comenzar a restaurarlas para subir los alquileres. Todo ello aprovechando las generosas subvenciones del Gobierno de Berl¨ªn Oeste, una ciudad que vive artificialmente, gracias a los continuos chorros de marcos que llegan del Gobierno federal de Bonn, para mantener viva la ilusi¨®n de que "Berl¨ªn es una parte de la Rep¨²blica Federal de Alemania".
Frente a esta pol¨ªtica especuladora, los ocupantes.de casas se metieron a vivir en casas abandonadas o que amenazaban ruina y comenzaron ellos mismos los trabajos de renovaci¨®n. De todas las esquinas de la RFA llegaron a Berl¨ªn Oeste j¨®venes ques¨ªe instalaron en casas abandonadas y all¨ª viven de forma precaria, sin p¨¢gar alquileres, ni luz, con el temor de que llegue la polic¨ªa o provocadores enviados por los propietarios.
El barrio de Kreuzberg hace tiempo que qued¨® limpio de alemanes burgueses, que iniciaron la desbandada con la llegada de los gastarbeiter turcos. Peque?a Antolia llaman algunos a Kreuzberg, donde las plazas est¨¢n llenas de ni?os turcos y mujeres con la cabeza cubierta, de comercios y agencias de viaje que ofrecen vuelos baratos a Ankara o Estambul.
En Kreuzberg s¨®lo quedaron los viejos jubilados, que no pueden pagar una vivienda moderna o no quieren abandonar el barrio donde vivieron toda su vida, "para cuatro d¨ªas que me quedan por vivir".
La convivencia entre j¨®venes de la escena alternativa, turcos y viejos alemanes funciona, en Kreuzberg, en un clima de tolerancia y solidaridad que no se ve en ninguna otra ciudad alemana. La vieja que vende caramelos en la tienda de la esquina ayuda a quitar el papel al ni?oturco que lucha para conseguir su golosina.
Otra vieja, ¨²ltima inquilina legal de una casa que ha sido ocupada, se queja s¨®lo de que los j¨®venes son muy ruidosos.
En la calle Cuvry est¨¢ ocupada una f¨¢brica antigua, todo un bloque. Hace d¨ªas naci¨® en la casa ocupada un ni?o. "Lleg¨® con ayuda de todos los de la casa y una comadrona. Los m¨¦dicos y los hospitales son una mierda. Te llenan de medicamentos y eso es todo lo que hacen", comenta una chica ocupante, que toma el sol completamente desnuda sin dar importancia a la presencia de un mont¨®n de personas que la rodean.
La joven trabaj¨® de secretaria en Francfort, "pero un d¨ªa me di cuenta que estaba hasta las narices y lo dej¨¦ todo. Ahora trabajo de vez en cuando, lo necesario para vivir, y act¨²o en el grupo de teatro".
La chica tambi¨¦n trabaja en la renovaci¨®n de la casa, un trabajo pesad¨ªsimo, manual, para conseguir instalar un ba?o y todo lo necesario para vivir en la casa ocupada. "Aqu¨ª se vive bien, aunque a veces hay un verdadero estr¨¦s. Mi habitaci¨®n da a la cocina y no hay puerta. Anoche estuvieron toda la noche entrando y saliendo gente y esta ma?ana, a las siete, llegaron nada menos que doce daneses a desayunar", explica la joven.
Con la llegada de la Democracia Cristiana al Gobierno de Berl¨ªn Oeste se acab¨® el per¨ªodo de tolerancia. La polic¨ªa ha entrado en acci¨®n y Berl¨ªn Oeste volvi¨® a vivir escenas similares a las de fines de la d¨¦cada de los sesenta. Un jefe de la polic¨ªa coment¨® que los manifestantes "buscan un muerto, un nuevo Ohnesorg". El 2 de junio de 1967, la muerte del estudiante Benno Ohnesorg, en una manifestaci¨®n contra el sha de Persia, fue la antorcha que incendi¨® el movimiento.
El peri¨®dico de los ocupantes da cuenta de las acciones policiales y advierte que las casas ocupadas en los distritos aislados corren peligro.
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