?D¨®nde va Vicente?
Los constantes avances tecnol¨®gicos, la atenci¨®n de una poblaci¨®n creciente y la subida exponencial en los gastos de la sanidad plantea problemas de dificil soluci¨®n a la medicina.La medicina asistencial y la preventiva est¨¢n en crisis y lo est¨¢n por cuanto todas las facetas del quehacer humano las afectan, y muy especialmente aquellas que conforman la manera de vivir y relacionarse los hombres entre s¨ª y con su entorno. Y esta forma de vida y de relaciones est¨¢ en crisis profunda.
La medicina espa?ola, cuyos avances m¨¢s importantes se realizaron, desde el punto de vista asistencial y organizativo, a partir de la d¨¦cada de los sesenta, se encuentra, debido a ese mismo sistema, en un callej¨®n sin salida con el modelo hasta ahora en existencia. La reorganizaci¨®n de la sanidad espa?ola y su reforma ha de hacerse partiendo de las realidades presentes. En medio de una reforma territorial y de una crisis econ¨®mica seria y con un remoldeamiento pol¨ªtico todav¨ªa no finalizado, la tarea es inmensa. La reforma sanitaria es una labor que va a necesitar a?os de trabajo intensivo y la actuaci¨®n continuada de un grupo sanitario realista y estable dentro de la Secretar¨ªa para la Sanidad.
En las ¨²ltimas semanas, el se?or C. de Vicente parece dispuesto a desestabilizar el equipo que, desde abril de este a?o, ha pasado a administrar la sanidad. No existe resquicio en la vida sanitaria que no aproveche para intentar hacer dimitir, o al menos desgastar, al equipo actual. Enarbolando el fantasma de que el Gobierno intenta privatizar la asistencia sanitaria, todo ataque, a trav¨¦s de cualquier ¨®rgano de comunicaci¨®n, es v¨¢lido.
Margen de tiempo para la reforma
En una entrevista realizada hace unos d¨ªas a la revista El M¨¦dico, reconoce que ¨¦l necesitar¨ªa un per¨ªodo de cuatro a?os para transformar parcialmente la sanidad. Sin embargo, no est¨¢ dispuesto a concender ni un a?o a la actual Administraci¨®n.
El parlamentario De Vicente ha acusado al actual equipo sanitario de no haber descubierto las causas de la neumon¨ªa t¨®xica en menos de ocho d¨ªas, por no haber empleado el sentido com¨²n, de, malinformar a la opini¨®n p¨²blica, y acusa al actual ministro y a su equipo, de homicidio colectivo. La acusaci¨®n p¨²blica de incompetencia y homicidio colectivo hecha por el doctor De Vicente al se?or Sancho Rof, salpica indirectamente al equipo de profesionales que, por encargo del doctor S¨¢nchez Harguindey, estudia la epidemia de neumon¨ªa t¨®xica.
Acusaciones oportunistas y sin ¨¦tica
Las acusaciones realizadas, despu¨¦s de aclarada la etiolog¨ªa de la enfermedad, son oportunistas y carecen de la m¨ªnima ¨¦tica que un hombre p¨²blico debe poseer. El se?or De Vicente debiera saber que el sentido com¨²n no es, ni ha sido nunca, un m¨¦todo de investigaci¨®n cient¨ªfica y, por tanto, no lo es tampoco en la investigaci¨®n m¨¦dica de una epidemia. El sentido com¨²n al que se debe referir el se?or De Vicente es el recurso que a posteriori usan los diletantes para justificar pomposamente sus tesis. Es la manera de infravalorar o desacreditar los m¨¦ritos contraidos por otra persona o personas, apelando a la falta de criterio que sobre un tema t¨¦cnico o cient¨ªfico tiene el hombre de la calle.
A finares del mes de mayo, su opini¨®n era que el secretario para la sanidad estaba intentando bloquear los hospitales p¨²blicos mediante el ingreso masivo de una enfermedad trivial con el fin de desacreditar la sanidad p¨²blica y privatizar la medicina. En aquella ¨¦poca, la epidemia no le parec¨ªa importante y ya hablan pasado m¨¢s de ocho d¨ªas desde su comienzo. ?D¨®nde estaba su sentido com¨²n? ?Por qu¨¦ cambia ahora de opini¨®n? Las medidas organizativas y de coordinaci¨®n tomadas por la Administraci¨®n durante esta epidemia son las mismas que hubiera tomado la Administraci¨®n de cualquier pa¨ªs occidental avanzado, y as¨ª lo atestiguan varios cient¨ªficos americanos que estaban en Espa?a en aquella ¨¦poca. La investigaci¨®n de la enfermedad fue hecha por un equipo de profesionales espa?oles y extranjeros de reconocida val¨ªa. La asistencia m¨¦dica a los enfermos y las medidas adoptadas para dicha asistencia han sido excepcionales. La informaci¨®n p¨²blica dada por las autoridades sanitarias ha sido escueta y correcta y revelaba los datos que aportaba el equipo. de investigaci¨®n. Tal equipo, durante el proceso investigativo, sigui¨® pistas falsas temporalmente, como ocurre en cualquier investigaci¨®n m¨¦dica sobre una enfermedad desconocida.
Por tanto, se?or De Vicente, si todo el proceso organizativo preventivo y asistencial durante la epidemia ha sido correcto, y esto ha sido as¨ª reconocido por diversos expertos en materia sanitaria, ?por qu¨¦ globaliza sus acusaciones9 Usted sabe que la ¨²nica faceta que en la actuaci¨®n no ha sido todo lo correcta que deber¨ªa haber sido fue en el estudio epidemiol¨®gico de la neumon¨ªa. Y usted tambi¨¦n sabe que el equipo de epidemi¨®logos del Minister¨ªo, entre los cuales hay alg¨²n miembro de su partido, estaba ya formado antes de que el actual equipo ministerial tomara posesi¨®n del cargo unas semanas antes. El doctor S¨¢nchez Harguindey ha aceptado personalmente la responsabilidad de los fallos de ese equipo, lo cual me parece correcto mientras dure la epidemia de neumon¨ªa t¨®xica. Supongo que posteriormente tomar¨¢ las medidas pertinentes a ese respecto. Habiendo existido tantas irresponsabilidades a nivel de diferentes grupos de presi¨®n y pol¨ªticos fuera del Ministerio durante estos dos meses, ?c¨®mo es que usted no lo denunci¨®? Su actuaci¨®n durante todo este proceso ha sido ambigua e ineficaz, pero en los ¨²ltimos d¨ªas usted act¨²a de mala fe. Para pedir responsabilidades, cualquier persona es adecuada; para hacerlo con la arrogancia que usted lo hace, deber¨ªa demostrar antes qu¨¦ m¨¦ritos cient¨ªficos o sanitarios re¨²ne su persona. Todav¨ªa no ha presentado a la opini¨®n p¨²blica o m¨¦dica cu¨¢les han sido los avances y cambios positivos reales que usted ha propuesto en los ¨²ltimos tres a?os a la organizaci¨®n sanitaria de las diputaciones provinciales.
Cr¨ªticas para el medro personal o pol¨ªtico
Como profesional de la medicina, me parece muy poco serio criticar con medias verdades, falsedades u opiniones subjetivas, una labor m¨¦dica bien y r¨¢pidamente hecha y que ha evitado miles de muertos. En un pa¨ªs como Estados Unidos, la epidemia del legionario tard¨® en ser descubierta varias semanas y tambi¨¦n hubo muertos; sin embargo, nadie se aprovech¨® de ellos para su medro personal o pol¨ªtico. Si se compara el nivel tecnol¨®gico, cient¨ªfico y organizativo de aquel pa¨ªs con el nuestro y las dificultades cient¨ªficas que conlleva el descubrimiento de una epidemia de origen desconocido, podernos damos por muy satisfechos por el curso que aqu¨ª han tomado los hechos.
Las enfermedades desconocidas son muy poco modificables por las ideolog¨ªas pol¨ªticas, por mucho que se empe?e el se?or De Vicente. Si ha habido errores, y organizativos o asistenciales, ¨¦stos deben de ser expuestos de manera concreta. Los ataques globales, el alboroto p¨²blico a nivel de Prensa, radio, televisi¨®n, y las acusaciones graves, pero sin fundamento, no sirven m¨¢s que para da?ar las im¨¢genes del acusador y del acusado. Las muertes por intoxicaci¨®n del aceite adulterado se siguen produciendo porque una parte de la poblaci¨®n no es consciente de los riesgos que corre. Con su actuaci¨®n irresponsable est¨¢ usted descalificando las medidas adoptadas por el Ministerio de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social y haciendo perder eficacia a dichas medidas.
El debate p¨²blico, pretensi¨®n delirante e in¨²til
Pensar que con un debate p¨²blico entre usted y el se?or Sancho Rof, ninguno de los m¨¦dicos, se va a arreglar o esclarecer el tema del aceite t¨®xico es delirante. Si usted o su equipo creen que tienen algo que aportar a este tema, d¨ªganlo p¨²blicamente y comiencen a ponerlo en pr¨¢ctica, que tienen medios organizativos para hacerlo. Si lo que usted pretende, sin embargo, es exponer sus planes sanitarios, h¨¢galo en reuniones convocadas por usted con ese fin o cuando llegue la campana electoral. Si ha existido mala informaci¨®n oficial sobre el tema del aceito t¨®xico, diga espec¨ªficamente cu¨¢l ha sido dicha desinformaci¨®n. En fin, haga acusaciones concretas sobre temas concretos y que cada cual asuma responsabilidades reales.
Se?or Ciriaco de Vicente, usted tiene todo el derecho que le otorga la ley para pedir explicaciones. A lo que no tiene derecho es a abusar de su puesto de parlamentario y de dirigente del equipo sanitario del PSOE, para que, con demagogia y acusaciones p¨²blicas inexactas, pretenda escalar personalmente a costa de la sanidad espa?ola y de los cad¨¢veres habidos en los ¨²ltimos meses. Si no quiere abochornarnos m¨¢s, haga usted un mon¨®logo en un espacio televisivo desenfadado.
El doctor
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