Sancho Rof contraataca
Ante la carta de don Ciriaco de Vicente en la que incide una vez m¨¢s en el caso de la llamada neumon¨ªa at¨ªpica, preciso hacer las siguientes puntualizaciones:1. La ?prueba? de que ?Sancho Rof ha mentido?. La acusaci¨®n fundamental que se me viene haciendo (con una finalidad claramente electoralista, como ya es de dominio p¨²blico) se centraba en que en un determinado momento de las investigaciones sostuve la hip¨®tesis de la transmisi¨®n de la enfermedad por agentes vivos.
Como quiera que est¨¢ perfectamente explicado que se trataba de una hip¨®tesis cient¨ªfica razonable, sostenida por investigadores de toda clase, procedencia e ideolog¨ªa, la acusaci¨®n se centra luego en que ?descart¨® otra hip¨®tesis cient¨ªfica? y, entre ellas, la de origen digestivo. Pero este cargo tampoco resulta cierto, hasta el punto de que he podido demostrar haber apoyado la l¨ªnea de investigaci¨®n del doctor Tabuenca. El propio doctor Tabuenca acaba de declarar que ?el ministro de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social acept¨® r¨¢pidamente mi estudio y la labor de mi equipo, lo que no s¨®lo me confort¨®... ? (declaraciones del doctor Tabuenca a Ya el d¨ªa 11 de julio de 1981). Entonces, la acusaci¨®n se centra en puros detalles anecd¨®ticos y se trae a colaci¨®n que ?en un cuestionario oficial elaborado por la Secretar¨ªa de Estado de Sanidad no se incluye la intoxicaci¨®n por v¨ªa digestiva?.
Pues bien, resulta que, en efecto,al surgir la epidemia neum¨®nica se distribuye por las autoridades sanitarias la cl¨¢sica, habitual y rutinaria ficha dirigida a la investigaci¨®n de neumon¨ªas causadas por agentes transmisibles, en la que l¨®gicamente, no consta la recogida de datos de origen digestivo. Esto es perfectamente l¨®gico y normal y es perfectamente explicable. Esta es la ficha que cae en manos del se?or De Vicente y sobre la que va a montar, seg¨²n parece, su nueva estrategia acusatoria. Sin embargo, simult¨¢neamente a la distribuci¨®n de las fichas, se inici¨® una encuesta directa con los enfermos y sus familiares, en la que se dedic¨® una especial atenci¨®n a todos los alimentos ingeridos por los enfermos. Supongo que el se?or De Vicente ignora esta encuesta porque no quiero ni pensar que la omite deliberadamente.
En relaci¨®n con este aspecto de la acusaci¨®n acabo de recibir un informe de la Oficina Regional Europea de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) en el que, dirigi¨¦ndose a los ministros de Sanidad de Europa, dice textualmente:
?La acci¨®n de los servicios epidemiol¨®gicos y de medicina preventiva del Estado (espa?ol) fueron exhaustivos, correctos y de m¨¢xima eficacia?.
El se?or De Vicente ya se ha adelantado a otras declaraciones favorables de la OMS y acabo de leer un t¨¦lex en el que acusa (cito textualmente) ?... un deterioro de la credibilidad de los ciudadanos en la OMS?. Sin comentarios.
Parad¨®jicamente, en los ataques a los anteriores ministros de Sanidad, el se?or De Vicente se fundaba en que no se acomodaban a las exigencias y recomendaciones de la OMS.
2. El debate. Como sabe todo el mundo, determinados responsables del PSOE me han llamado criminal, loco, debe ir a la c¨¢rcel o al manicomio, su actuaci¨®n ha sido vergonzante, Sancho Rof es un peligro p¨²blico, ?salga del burladero!, miente, ha enga?ado al pueblo, etc¨¦tera.
Ante esta avalancha de insultos, me dirijo a la Espa?a de la moderaci¨®n, en cuyo campo quiere obtener adictos el PSOE, y pregunto: ?Es posible un debate con este lenguaje? ?Est¨¢n capacitados estos se?ores para llevar un debate con la dignidad que requiere el pueblo espa?ol? Repito que no reh¨²yo el debate, pero desear¨ªa que fuera con representantes del PSOE menos exaltados y m¨¢s preparados, aunque s¨®lo sea porque la gente no pierda el debido respeto a los representantes pol¨ªticos./ Ministro de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social.
Posdata: Como le dec¨ªa en mi primera carta, ya habr¨¢ visto por la nota de su corresponsal de Santiago que la ?campa?a electoral? de las elecciones gallegas ha comenzado.
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