Los oficiales que vienen/ 1
Bajo la presidencia del rey Juan Carlos, en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia), en la Academia General Militar (Zaragoza), y en la Escuela Naval Militar, de Mar¨ªn (Pontevedra), han recibido sus reales despachos los nuevos oficiales del Ej¨¦rcito del Aire, del Ej¨¦rcito de Tierra y de la Armada, a lo largo de las jornadas del 14, 15 y 16 del presente mes.Ahora que los ojos y los o¨ªdos de la sociedad se abren con especial sensibilidad a la informaci¨®n sobre las Fuerzas Armadas, sobre todo tras el fallido golpe de Estado del 23-F, cuya causa en fase de plenario se encuentra en manos del Consejo Supremo de Justicia Militar, los actos castrenses de estos d¨ªas deben ambientarse con algunos datos que ayuden a comprender el clima en que se forman los j¨®venes oficiales que se incorporan a las escalas profesionales.
La especial significaci¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra concentra la atenci¨®n de estas l¨ªneas necesariamente incompletas. En la AGM de Zaragoza, las ¨²ltimas convocatorias de ingreso reflejan un aumento del n¨²mero de aspirantes. Casi 3.500, para un total de algo m¨¢s de trescientas plazas en pr .imer curso, arrojan un ¨ªndice que supera lo once aspirantes por puesto a cubrir. Observadores solventes indican que este aumento puede relacionarse con las dificultades Y el paro que domina el mundo universitario.
En cuanto a la procedencia social e ideol¨®gica, las estimaciones m¨¢s serias fijan en un 60% el contingente de aspirantes que son hijos de militares profesionales. Otro 25%, seg¨²n esas mismas estimaciones, son hijos de militantes activos de Fuerza Nueva y sectores de muy ultraderecha. A esta composici¨®n, debe a?adirse la labor ideologizadora que en la mencionada direcci¨®n llevan a cabo las dos academias preparatorias que, con car¨¢cter privado, ayudan a los candidatos a superar los ejercicios y pruebas de ingreso.
Los padres jesuitas mantienen en Madrid, ubicada junto al ICADE, en la calle de Alberto Aguilera, una de estas academias en manos de un profesorado que milita con el diario El Alc¨¢zar, cuyos recortes invaden las paredes del centro, en un clima ultra subido de tono. Otro tanto sucede con la academia Proa, que tiene su sede en Zaragoza. Las facilidades que proporciona el curso preparatorio por correspondencia organizado por la propia AGM no ha tenido, en cambio, la aceptaci¨®n que hubiera sido de desear.
La AGM, fundada en 1882 por el rey Alfonso XII, tiene hoy su sede en unas edificaciones proyectadas y construidas por dos jefes de Ingenieros del Ej¨¦rcito -el teniente coronel Vicente Rodr¨ªguez Rodr¨ªguez y el comandante Antonio Perellada Garc¨ªa-, que concluyeron su trabajo en 1930. Los viejos pabellones, que tendr¨¢n un pr¨®ximo destino como museo, han sido en gran parte sustituidos por otros nuevos m¨¢s adecuados a las necesidades actuales. Las plazas, los muros, los patios, sufrieron una fuerte impregnaci¨®n iconogr¨¢fica franquista que sigue muy patente V visible.
Esa misma impregnaci¨®n afecta muy notablemente a un amplio sector del profesorado, que en alg¨²n caso hace gala de militancia anticonstitucional, y que, tras la lenidad gubernamental con implicados y activos simpatizantes del 23-F, est¨¢n embravecidos y euf¨®ricos. La alegr¨ªa que todo este amplio sector ha mostrado con el nombramiento del general de divisi¨®n Fernando Soteras Casamayor, como director de Ense?anza del Ej¨¦rcito, para cubrir la vacante del general Aramendi, es muy reveladora de que le consideran adicto a su causa.
Toda la labor que hubiera podido esperarse del director de la AGM -el prestigioso, preparado y leal eeneral Luis Pinilla Soliveres, nombrado el 26 de julio de 1979-, ha sido hasta ahora ampliamente bloqueada desde la propia direcci¨®n de ense?anza del Ej¨¦rcito, empe?ada en inmovilizar tanto el cuadro de profesores como los programas acad¨¦micos.
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