Los problemas de Otawa
LAS REUNIONES en la cumbre entre los siete grandes de Occidente han dejado de ser un foco de esperanza para la resoluci¨®n de los problemas econ¨®micos y pol¨ªticos.Sin embargo, ser¨ªa injusto no reconocer que desde la aparici¨®n de la primera crisis del petr¨®leo, a finales de 1973, las cumbres han conseguido mantener un cierto y beneficioso di¨¢logo y hasta una forma de entendimiento. El ahorro de petr¨®leo y su sustituci¨®n por otras fuentes alternativas ha sido un ¨¦xito innegable de esa cooperaci¨®n internacional entre los grandes pa¨ªses que se inici¨® en 1975. Tambi¨¦n es verdad, por otro lado, que la crisis no ha sido todav¨ªa vencida y que el paro, la inflaci¨®n, la desconfianza del Sur, en v¨ªas de desarrollo, respecto al Norte, industrializado, y el temor mutuo entre el Este y el Oeste impiden concentrar los esfuerzos y los recursos precisos para reducir las desigualdades y suavizar los recelos.
Ma?ana, lunes, losjefes de los Ejecutivos abrir¨¢n la Conferencia de Ottawa con una agenda repleta de problemas. Despu¨¦s de la invasi¨®n de Afganist¨¢n, y ante la amenaza de una eventual invasi¨®n de Polonia, Estados Unidos presiona a sus aliados de la OTAN para reforzar los medios disuasorios de la Alianza. Pero la opini¨®n p¨²blica europea parece m¨¢s inclinada a continuar viviendo en la distensi¨®n antes que aceptar la instalaci¨®n de nuevos cohetes at¨®micos en sus territorios. Adem¨¢s, un aumento de los gastos de defensa supone menores recursos para fines sociales cuando el paro no deja de aumentar. El incremento de los gastos de defensa no cuenta con el respaldo mayoritario de la opini¨®n europea, y quiz¨¢ s¨®lo la invasi¨®n de Polonia alterar¨ªa de manera dr¨¢stica esta situaci¨®n, galvanizando un nuevo sentimiento de unidad.
El tema de la defensa est¨¢ ¨ªntimamente ligado a las relaciones econ¨®micas de Europa occidental con la URSS. Los alemanes conocen las reservas americanas sobre el acuerdo de suministro de gas natural sovi¨¦tico a Europa occidental, pero conf¨ªan en poder cumplir los compromisos. Si la industria privada y los bancos comerciales alemanes llegan a un acuerdo con los rusos, el Gobierno alem¨¢n prestar¨¢ sus garant¨ªas para el cumplimiento de la operaci¨®n del gas. Ello podr¨ªa ayudar a producir un cambio de clima en la actual escalada de la guerra fr¨ªa. Una parte importante de la opini¨®n americana es partidaria de esta alternativa, que tambi¨¦n cuenta con el apoyo de la opini¨®n europea.
Los europeos llegan a Ottawa con unas econom¨ªas en recesi¨®n desde hace por lo menos dieciocho meses. El crecimiento del producto y del empleo est¨¢n detenidos, y el paro, los desequilibr¨ªos de balanzas de pagos y los d¨¦ficit presupuestarios hacen que la loccimotora europea haya perdido casi todo su vapor. Estados Unidos, que ha tenido los mismos problemas, trata de resolverlos demasiado de prisa. Una feroz pol¨ªtica monetar¨ªa est¨¢ provocando una elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s en los mercados financieros que obliga a los europeos a elevar los suyos para evitar una depreciaci¨®n de sus monedas, lo que les impedir¨ªa defenderse eficazmente de las alzas del petr¨®leo. Todo ello acarrea la subida espectacular del d¨®lar.
Si los problemas fundamentales (d¨¦ficit del sector p¨²blico, reconversi¨®n de sectores en crisis, pol¨ªtica salarial inflacionaria, sustituci¨®n energ¨¦tica, etc¨¦tera) estuviesen resueltos, una parte de los perjuicios causados por los altos tipos de inter¨¦s ser¨ªan m¨¢s digeribles. Los americanos han repetido machaconamente su firme resoluci¨®n de acabar con la inflaci¨®n y asentar una nueva etapa de crecimiento sobre bases m¨¢s saneadas. La opini¨®n de los expertos europeos parece ser m¨¢s prudente.
Los altos precios del petr¨®leo, la recesi¨®n de las econom¨ªas europeas y, ahora, la escalada de los tipos de inter¨¦s han constituido un conjunto de reveses sucesivos para los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Aunque en Ottawa los problemas Norte-Sur no tendr¨¢n car¨¢cter prioritario, no es tampoco posible pensar que su discusi¨®n se remita exclusivamente a la reuni¨®n de Canc¨²n (M¨¦xico), el pr¨®ximo oto?o. La interdependencia mundial es cada vez mayor, y de ah¨ª la responsabilidad de los dirigentes occidentales de aceptar un m¨ªnimo de compromisos en los sacrificios necesarios para atravesar las arenas de la austeridad, reconvertir sus esquemas de desarrollo y ofrecer a los pa¨ªses pobres la posibilidad de una nueva ¨¦poca de prosperidad.
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