Varios intelectuales proyectan una fundaci¨®n para divulgar el pensamiento de Com¨ªn
Ma?ana har¨¢ un a?o que muri¨® en Barcelona Alfonso Carlos Com¨ªn, 47 a?os, cristiano y dirigente del partido comunista. En un a?o transcurrido, tres revistas, Taula de Canri, Fomento Social y El Ciervo, le han dedicado n¨²meros monogr¨¢ficos. Su persona y obra han sido objeto de consideraciones frecuentes en la Prensa y conferencias, de tal manera que el fen¨®meno Com¨ªn parece encontrarse al principio de un largo proceso. Una fundaci¨®n dedicada a profundizar en su pensamiento y a divulgarlo est¨¢ en proyecto.
Cristiano en el partido y comunista en la Iglesia era el t¨ªtulo de uno de sus ¨²ltimos libros, que refleja el itinerario de su propia personalidad. En los a?os del nacionalcatolicismo, Com¨ªn fue de los empe?ados en trasladar a Espa?a los vientos renovadores del catolicismo franc¨¦s, representado en publicaciones progresistas como Esprit o Temoignage Chr¨¦tien. Como tantos otros, pag¨® con la c¨¢rcel su osad¨ªa. La pol¨ªtica y la cultura fueron los caminos por los que transit¨® su creatividad.Fue un felipe de los a?os cincuenta, su compromiso cristiano le llev¨® luego a compartir su suerte y la de su familia con los pobres del Sur, luego entr¨® en la organizaci¨®n maoista Bandera Roja, para acabar sus d¨ªas como miembro del Comit¨¦ Ejecutivo del PSUC, del Comit¨¦ Central del PCE y diputado al Parlamento catal¨¢n, del que no tom¨® posesi¨®n por su enfermedad. Y junto a su fecunda producci¨®n de art¨ªculos y libros, una tenaz labor en el mundo editorial de Nova Terra, Estela y Lala.
En 1973 aparec¨ªa el documento fundacional de Cristianos por el Socialismo, ubicado en ?vila y fechado en enero, aunque la verdad es que tuvo lugar en Calafell y fue un 19 de marzo. Com¨ªn lleg¨® tarde, porque ya se anunciaban los s¨ªntomas de la enfermedad que acabar¨ªa con su vida. Desde entonces, las siglas de Cristianos por el Socialismo han quedado ligadas a Alfonso Com¨ªn, ya que empe?o suyo fue romper las ortodoxias marxistas y cat¨®licas empecinadas en la mutua excomuni¨®n. Desde entonces a nadie extra?a que haya cristianos en organizaciones mao¨ªstas y marxistas que se dicen cristianos.
A ra¨ªz de su muerte hombres como Juan Benet, Ruiz-Gim¨¦nez y Rovira Belloso, entre otros, pensaron en una fundaci¨®n Alfonso Com¨ªn que permitiera recopilar su obra, darla a conocer y, como dec¨ªa su mujer, Mar¨ªa Luisa Oliveres, ?sembrarla para que d¨¦ fruto?.
?Yo no conozco?, dec¨ªa Aranguren, ?en la Espa?a contempor¨¢nea, ninguna trayectoria pol¨ªtica y moral m¨¢s limpia que la suya?. Esta generosidad de juicio en quienes m¨¢s cerca le trataron contrasta con el silencio de los obispos espa?oles. Preguntados algunos prelados expresamente sobre este silencio, explicaron que no aceptaban ni sus opciones pol¨ªticas ni las cr¨ªticas, con frecuencia severas, de Com¨ªn a la jerarqu¨ªa espa?ola. A pesar del silencio oficial, mil personas se dieron cita en el funeral, al que tambi¨¦n asistieron Santiago Carrillo, Jordi Pujol y Narc¨ªs Serra. Como escrib¨ªa el abad de Monserrat, ?su radicalidad fue inc¨®moda hasta para los propios amigos?.
Babelia
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