Carrillo ataca frontalmente a las tendencias y justifica la "pol¨ªtica de concentraci¨®n" como la ¨²nica posible
Santiago Carrillo invit¨® ayer a los miembros de su partido a cerrar filas en torno al mismo y, hacer frente a las tendencias disgregadoras que supondr¨ªan las corrientes internas, al tiempo que descalific¨® a los que atacan a la vieja guardia y a los l¨ªderes carism¨¢ticos. Tras justificar la ?pol¨ªtica de concentraci¨®n? como la ¨²nica posible en la transici¨®n e insistir en un Gobierno UCD-PSOE, Carrillo anunci¨® una renovaci¨®n del comit¨¦ central, comit¨¦ ejecutivo y secretariado del partido, afirmando que la capacidad y seguridad -?o m¨¢s bien firmeza?- deben ser cualidades decisivas al efectuar la elecci¨®n. ?Es un mal ejemplo cuando un l¨ªder del partido abandona ¨¦ste, y debemos procurar que la selecci¨®n nos depare las menores sorpresas ese genero?, dijo, en evidente referencia a Ram¨®n Tamames y Eugenio Triana, dirigentes que abandonaron recientemente el PCE.
Tras exponer la negativa del PCE a la entrada de Espa?a en la OTAN y saludar con calor la victoria de Mitterrand -?el l¨ªder m¨¢s importante hoy de la izquierda europea?-, defendi¨® la pol¨ªtica de concentraci¨®n y los pactos de la Moncloa. En este punto dijo que los comunistas deben autocriticarse, -porque, ?en vez de actuar como un bloque, denunciando la responsabilidad de quienes los -incumpl¨ªan y recabando para el partido el m¨¦rito de ser fieles a nuestra signatura, nos dividimos entre quienes justificaban la firma de los pactos y quienes la impugnaban. As¨ª se manifest¨® algo que el partido deber¨¢ superar si quiere reforzar su peso en la sociedad: su insuficiente homogeneidad pol¨ªtica?.Defendi¨® igualmente la Constituci¨®n como un gran logro democr¨¢tico -?los espa?oles se empezaron a dar cuenta con claridad de su valor tras el 23 de febrero pasado?- y el m¨¦todo de consenso utilizado para ello -estamos por la discusi¨®n en asambleas, pero el asamblearismo nunca sustituir¨¢ el papel de las direcciones pol¨ªticas?.
El PSOE buscaba el voto burgu¨¦s
La siguiente fase del discurso consisti¨® en analizar las relaciones con el PSOE. Y aqu¨ª, a fuer de valorar notablemente el pacto municipal de izquierda, Carrillo no ahorr¨® cr¨ªticas a las posiciones del citado partido, cuyos miembros no fueron conscientes, hasta el 23 de febrero, ?de que las condiciones para un Gobierno exclusivamente de izquierda, ni aun sobre la base del proyecto aut¨®nomo que reiteradamente dicen propugnar, no han madurado a¨²n en nuestro pa¨ªs?.
Tras asegurar que el PSOE ha tratado de buscar el voto centrista y burgu¨¦s, Carrillo afirm¨® que ?la tentaci¨®n socialdem¨®crata est¨¢ presente en estas actitudes? y pr¨¢cticamente responsabiliz¨® al PSOE, junto con UCD, de que en este pa¨ªs haya aumentado el paro tras la colaboraci¨®n de los dos partidos citados en la aprobaci¨®n del Estatuto de los Trabajadores. En esta fase del discurso. Carrillo cit¨® ir¨®nicamente al entonces ministro de Trabajo. ?que en aquellos debates anunciaba la creaci¨®n de mil puestos de trabajo diariamente?.
?Con el golpe del 23 de febrero, intentado contra un Gobierno de derecha, los hombres pol¨ªticos de este pa¨ªs se convencieron, al fin, de la fragilidad de las instituciones democr¨¢ticas, d¨¢ndonos la raz¨®n a los comunistas, que ¨¦ramos conscientes de ello desde que comenz¨® el cambio?. Y despu¨¦s de hacer esta afirmaci¨®n, Carrillo prosigui¨®: ?La verdad es que se estuvo cerca de que el golpe triunfara, de que la solidaridad corporativa entre las Fuerzas Armadas determinase la pasividad de amplios sectores de ¨¦stas ante los golpistas. La decisi¨®n del Rey y la obediencia que le prestaron la inmensa mayor¨ªa de los jefes militares salv¨® esa noche la Constituci¨®n?.
En su an¨¢lisis posterior de lo que suceder¨ªa en Espa?a, caso de triunfo de un golpe, aventur¨® las siguientes hip¨®tesis: la dictadura impuesta tendr¨ªa el tiempo contado (aun despu¨¦s de una represi¨®n brutal); quiz¨¢ no hubiera fuerza para retener a Euskadi y Catalu?a como partes integrantes de Espa?a; no se sabe en qu¨¦ manos terminar¨ªan Catalu?a y Baleares; el terrorismo podr¨ªa dejar de ser un fen¨®meno vasco, para generalizarse y extenderse, legitimado por la existencia de una tiran¨ªa.
Propuso despu¨¦s cuatro medidas, que calific¨® de ?indispensables?, para impedir que la demociacia zozobre: existencia de un servicio de informaci¨®n firme y probadamerite leal al sistema pol¨ªtico; garant¨ªa de que las unidades de intervenci¨®n r¨¢pida est¨¦n dispuestas a actuar contra cualquier brote golpista; punici¨®n severa, con arreglo a la ley, de los golpistas y de cuantos conspiren contra las instituciones. NI cese de la propaganda ultraderechista en el Ej¨¦rcito.
Carrillo reconoci¨® que ?el golpe del 23 de febrero, aunque fallido, ha causado un gran da?o al prestigio del poder civil? y ?la situaci¨®n de emergencia abierta con el acontecimiento ha acercado a las fuerzas constitucionales ?. Pero las acciones movilizadoras no han continuado, por reserva de los partidos burgueses y tambi¨¦n del PSOE. Asimismo, se pregunt¨® por qu¨¦ no hay ya ministros del PSOE en el Gobierno, si Calvo Sotelo y Felipe Gonz¨¢lez dan la impresi¨®n de dirigir concertadamente la pof¨ªtica de este pa¨ªs.
"Los comunistas est¨¢n destruyendo su patrimonio pol¨ªtico"
No es que se haya logrado todo lo que el partido ha intentado, prosigui¨® Carrillo, ?pero con toda responsabilidad rechazamos la actitud ultracr¨ªtica de quienes hacen un atadillo de nuestra gesti¨®n pol¨ªtica en este per¨ªodo y la echan a la basura?.
Calific¨® de ?enfrentamiento nihilista? el que se ha producido en el PCE. y dijo que encontrar¨ªa l¨®gica una cr¨ªtica a la participaci¨®n en el proceso de cambio democr¨¢tico o a la pol¨ªtica de concentraci¨®n: pero manifest¨® que, en cambio, los mismos comunistas se est¨¢n encaroando de destruir lo que deber¨ªa ser su patrimonio pol¨ªtico ante unas pr¨®ximas elecciones, esto es, la defensa de las soluciones m¨¢s realistas y aptas para asegurar el progreso dela democracia espa?ola.
Devolvi¨® las cr¨ªticas recibidas por el funcionamiento de las agrupaciones de base a quienes las formulan. afirmando que dirigentes y cuadros se han desvinculado dc ellas y se dedican a hacer pol¨ªtica por arriba; critic¨® la composici¨®r excesivamente amplia de los ¨®rganos de direcci¨®n, que convierte a sus miembros en derositarios de una distinci¨®n, en lugar de un trabajo pol¨ªtico: acus¨® a muchos ¨®rganos intermedios de funcionar con un burocratismo exasperante, ?que convierte en cantones algunos sectores del partido?; e incluso critic¨® con dureza problemas de funcionamiento financiero, tales como el calcet¨ªn en que numerosas agrupaciones o secciones locales guardan el dinero, en lugar de ponerlo todo bajo el control del Comit¨¦ Central, que ?podr¨ªa depositarlo en una cuenta hancaria con un inter¨¦s mucho m¨¢s elevado?.
Calific¨® de las cr¨ªticas que se hacen al aparato del partido, afirmando que ocurre precisamente lo contrario, es decir, que el PCE carece de aparato fuerte; y defini¨® los conflictos que se han producido como ?un enfrentarmento en el interlor del aparato, entre los elegidos, los cuadros sindicales, los liberados y los colaboradores de la direcci¨®n?.
Calific¨® de ?error? haber eliminado el ¨®rgano del partido encargado espec¨ªficamente del sindicato, por haber sucumbido a las cr¨ªticas sobre la concepci¨®n del sindicato como correa de transmisi¨®n, y acept¨® que tambi¨¦n fue err¨®neo suprimir las organizaciones de profesionales. Incluso fue m¨¢s all¨¢ en este tema, al lamentar que no se hayan formado sindicatos unitarios, independientes de las centrales, exclusivamente para profesionales.
? La primera tarea de democratizaci¨®n del partido exige el retorno a las agrupaciones, y no s¨®lo cuando va a haber conferencias o congresos?. Dedic¨® muchas palabras a la hase del partido -?ese trabajo oscuro y abnegado que muchas veces realizan solamente los c¨¢mara das modestos, a los que algunos consideran, de facto, la infanter¨ªa del partido?-; y atac¨® frontal mente la posibilidad de que se legalicen las corrientes internas, que ?se aleja radicalmente del concepto del partido de vanguard¨ªa?.
Proporcionalidad, igual a ingobernabilidad
Con las corrientes, prosigui¨® Carrillo, ? reproducir¨ªamos en la organizaci¨®n del partido los procedimientos que, en su cr¨ªtica a la direcci¨®n, censuran, a veces agria mente, algunos camaradas como un vicio de la pol¨ªtica parlamentaria: la pol¨ªtica de consenso, los pactos, las componendas y arreglos de pasillos. Y si llev¨¢ramos la legalizaci¨®n de las corrientes a su conclusi¨®n l¨®gica, la proporcionalidad electoral, podr¨ªamos traspasar igualmente otro fen¨®meno que se da a veces en la sociedad en el interior del partido: la ingobemabilidad de ¨¦ste?.
E invit¨® veladamente a los disidentes a marcharse del partido si no est¨¢n de acuerdo, con estas palabras: ?Yo comprendo que los miembros de los partidos comunistas que ejercen el poder, en pa¨ªses donde no funcionan otros partidos y donde, en consecuencia, el partido ¨²nico s¨ª deber¨ªa ser el reflejo de la sociedad, reclamen la legalizaci¨®n de corrientes; es el ¨²nico medio de contrarrestar la ausencia de pluralismo. En nuestro pa¨ªs, en cambio, hay diversos partidos y grupos entre los que escoger?.
Se pregunt¨® despu¨¦s ?qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de esos grupos dogm¨¢ticos?, para afirmar: ?Yo no quiero hacer acusaciones gratuitas, pero, en todo caso, de alguna manera les inspira una pol¨ªtica que no es la que nosotros, en uso de nuestra independencia, nos hemos dado; les inspira un modelo de partido que no tolera fracciones ni disidencias, y que las corta dr¨¢sticamente; un modelo de socialismo que no nos vale?. Y se declar¨® sorprendido de ver coincidir con ellos a algunos otros que ideol¨®gicamente aparecen en sus ant¨ªpodas; ? no podemos creer que esta coincidencia vaya a la b¨²squeda de m¨¢s democracia, sino hacia el debilitamiento del PCE?.
Rechaz¨® de plano que la renovaci¨®n represente la barrida indiscriminada de la vieja guardia, y puso gran ¨¦nfasis en afirmar que no es ning¨²n bald¨®n haber luchado contra el fascismo con las armas en la mano; ??parece mentira que sea necesario decir esto en el Partido Comunista de Espa?a! ?, a?adi¨®. Y, seguidamente, el l¨ªder del PCE dedic¨® los minutos siguientes a defender la necesidad de l¨ªderes con carisma; ?los que hablan contra los l¨ªderes aspiran, generalmente, a ser l¨ªderes ellos mismos?.
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