Calderilla para la investigaci¨®n
HACE APROXIMADAMENTE un mes (v¨¦ase EL PAIS de 26 de junio de 1981), los vocales de la comisi¨®n cient¨ªfica del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) acordaron dimitir de sus funciones si el Gobierno no daba satisfacci¨®n, antes del 31 de julio, a las reivindicaciones de los investigadores que trabajan en esa instituci¨®n. No parece, desde luego, que la equiparaci¨®n entre las remuneraciones de los investigadores con dedicaci¨®n exclusiva y los ingresos de los profesores adjuntos universitarios sea una pretensi¨®n disparatada o ruinosa para el presupuesto estatal. Sin embargo, es un hecho conocido que la consigna de frenar los gastos corrientes suele ser aplicada por el Gobierno en una sola direcci¨®n, con el resultado de que el Tesoro p¨²blico, tan rumboso con los profesionales del poder acogidos al generoso r¨¦gimen de las compatibilidades m¨²ltiples (defendido con u?as y dientes por la mayor¨ªa y el portavoz del Grupo Parlamentario Centrista), suele mostrarse cicatero y taca?o con los investigadores, como ha puesto de relieve el bochornoso cierre durante el mes de agosto del Archivo General de Indias.Por otra parte, las peticiones del CSIC no se limitan a las reivindicaciones salariales -modesta calderilla en relaci¨®n con otros gastos de la Administraci¨®n p¨²blica de los investigadores de plantilla, sino que se extienden a la solicitud de un presupuesto extraordinario trienal de unos 4.500 millones de pesetas, destinado a financiar un ambicioso plan concretado en 107 programas. Las l¨ªneas de actuaci¨®n de esa programaci¨®n multidisciplinar y rnultisectorial ser¨ªan la alimentaci¨®n, el desarrollo de nuevos materiales de inter¨¦s industrial, la conservaci¨®n de los recursos naturales, la sanidad, la electr¨®nica y las energ¨ªas alternativas. De esta forma, el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, uno de los elefantes blancos del r¨¦gimen anterior y predio particular de sectas, mafiosas durante a?os, demuestra que est¨¢ dispuesto no s¨®lo a cambiar de imagen, sino a transformar los contenidos de su actividad y a convertirse en el n¨²cleo de una aut¨¦ntica comunidad cient¨ªfica.
La modernizaci¨®n de la sociedad espa?ola, el desarrollo econ¨®mico, la elevaci¨®n del nivel cultural de nuestro pa¨ªs y la detenci¨®n de esa hemorragia que es la fuga de cerebros hacia Estados Unidos y Europa exigen de manera urgente y prioritaria que el Parlamento y el Gobierno presten a la pol¨ªtica cient¨ªfica y a los trabajos de investigaci¨®n la atenci¨®n y los fondos p¨²blicos que hasta el' presente han regateado o negado. El escandaloso asunto de la masiva intoxicaci¨®n producida por aceites adulterados -que contin¨²a llenando hospitales y causando fallecimientos, pese a los conjuros falsamente tranquilizadores de unos ministros disfrazados de hechiceros centroafricanos- bastar¨ªa s¨®lo para que el Gobierno no se tomara a beneficio de inventario unos programas de investigaci¨®n que incluyen entre sus objetivos la mejora de la producci¨®n de alimentos y del control de su calidad, la sanidad humana y animal y el an¨¢lisis y correcci¨®n de elementos que degradan el medio ambiente.
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