60.000 testigos de Jehov¨¢, a favor de un r¨¦gimen teocr¨¢tico
Bajo el lema Lealtad al reino de Dios, 16.000 testigos de Jehov¨¢ se echar¨¢n a la calle del 6 al 9 de agosto para convencer a los ciudadanos madrile?os de que en los ¨²ltimos tiempos ha aumentado peligrosamente ?la deslealtad a los c¨®nyuges y a la familia, a los patronos, al Gobierno y hasta a Dios?. Ante semejante situaci¨®n, los testigos de Jehov¨¢ proclaman en nota de Prensa: ?Creemos que ha llegado el tiempo para que este reino (celestial) se imponga y tome las riendas del gobierno mundial?.Los organizadores esperan que 60.000 personas participen en la Asamblea de los Testigos de Jehov¨¢, que en Madrid tendr¨¢ su punto de encuentro en el estadio del Rayo Vallecano. All¨ª tendr¨¢ lugar el bautismo colectivo por inmersi¨®n, conferencias y representaciones dram¨¢ticas. Esta confesi¨®n religiosa, fundada en 1879, existe en 205 pa¨ªses y cuenta con 2.275.000 adherentes.
En Espa?a no lo han tenido f¨¢cil. En 1959, Camilo Alonso Vega orden¨® por decreto la completa extirpaci¨®n de la obra de los testigos de Jehov¨¢. Hab¨ªan llegado a Espa?a al filo de la primera guerra mundial; en 1925 visit¨® Barcelona el presidente de la sociedad, Jos¨¦ F. Rutherford. En 1966 ya alcanzaba la cifra de 4.302, a pesar de las c¨¢rceles y persecuciones.
Dispuestos a salvar al ciudadano de a pie
Los barrios perif¨¦ricos de las grandes urbes conocen bien al miembro de esta sociedad: bien vestido, educado y de pelo corto, dispuesto a salvar al ciudadano de a pie o al ama de casa que t¨ªmidamente les abre la puerta, aunque ya no siguen el consejo del segundo presidente, que les ped¨ªa bloquear la puerta con el pie para impedir que se cerrara apresuradamente. Pero encajan con una sonrisa los desaires de los espa?oles reacios, que a veces les responden: ?Yo, que no creo en la Iglesia cat¨®lica, que es la verdadera, ?c¨®mo voy a creer en la suya??.Los testigos de Jehov¨¢, que se dicen s¨²bditos del reino celestial, no votan en las elecciones ni se afilian a un partido o sindicato; no pertenecen a ninguna asociaci¨®n, ni deportiva ni ben¨¦fica. En 1979, Luis A?o Hern¨¢ndez tuvo que ir a juicio por haberse negado a presidir una mesa electoral en Benicarl¨®.
Estos hombres se han especializado en la objeci¨®n de conciencia a todo servicio al Estado, ya sea militar o civil. Entre 1958 y 1977, 825 testigos de Jehov¨¢ fueron condenados a 3.218 a?os de c¨¢rcel por negarse al servicio militar.
Los testigos de Jehov¨¢, que aborrecen el ecumenismo, tienen un parecido con los cat¨®licos integristas por el monolitismo de su fe. Su credo religioso est¨¢ dominado por la idea de que el mundo entero, Estados e Iglesias, est¨¢ presidido por Satan¨¢s. Su dominio, sin embargo, est¨¢ llegando a su fin y este mundo va a ser destruido en la batalla del Harmagued¨®n (en la que, seg¨²n dice el Apocalipsis, Satan¨¢s conducir¨¢ ?a todos los enemigos del mundo? al combate decisivo contra Dios). Las fechas de este episodio b¨¦lico han ido cambiando con el decurso de los a?os: primero fue fijada para el 1874; luego, para 1914; despu¨¦s fue a parar al 1918, al 1975.
Antes la muerte que una transfusi¨®n de sangre
La lectura literal de la Biblia constituye la ¨²nica fuente a la que dan credibilidad. Y los libros que comentan la Biblia son la base de un considerable imperio econ¨®mico. S¨®lo en Nueva York, la sociedad posee siete manzanas de edificios con una altura media de doce pisos. Los testigos de Jehov¨¢ pasan de todas las teor¨ªas interpretativas con que cat¨®licos y protestantes trabajan desde hace siglos, en vista a comprender la significaci¨®n del libro santo judeo-cristiano. Con la letra de la Biblia, los testigos de Jehov¨¢ han determinado la creaci¨®n del mundo en el a?o 4028 antes de Cristo y la del diluvio universal, a?o 2473 antes de Cristo. Y como los Hechos de los Ap¨®stoles dicen que hay que abstenerse de la sangre, los testigos de Jehov¨¢ se niegan a las transfusiones. En 1977 mor¨ªa Albertina Mart¨ªn, de ocho a?os, despu¨¦s de que sus padres se negaran a que se la transfundiera sangre.Los progenitores, testigos de Jehov¨¢, demandaron a los m¨¦dicos porque sospechaban que, ante la gravedad del caso, llevaran a cabo la transfusi¨®n.
Los testigos de Jehov¨¢ est¨¢n convencidos de que, tras la batalla de Harmagued¨®n, s¨®lo 144.000 elegidos ir¨¢n al cielo. Los testigos de Jehov¨¢ vivir¨¢n felices sobre la tierra; el resto de los mortales ser¨¢n aniquilados.
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