Doctor Francesco Crucitti: "No hay ning¨²n misterio en la enfermedad del Papa"
"No hay misterios en la enfermedad del Papa. Desmiento categ¨®ricamente que Juan Pablo II haya sufrido un colapso cardiaco durante la operaci¨®n. Si no se le repite el citomegalovirus y no se producen complicaciones, dentro de dos meses el Papa podr¨¢ volver a viajar". Esto declar¨® a EL PAIS, en Roma, el cirujano que oper¨® al papa Wojtyla en el policl¨ªnico Gemelli la tr¨¢gica tarde del atentado, el pasado 13 de mayo.
Francesco Crucitti, nacido en Regio Calabria, de 51 a?os, jefe de cirug¨ªa del Gemelli, ur¨®logo, especialista en cirug¨ªa tor¨¢cica y pulmonar, no tiene un momento de reposo desde que tuvo el privilegio de haber operado al Papa: "Me traen de otros hospitales los casos m¨¢s dif¨ªciles para que los opere", afirma, en su despacho en el noveno piso del policl¨ªnico Gemelli. Encima est¨¢n las habitaciones de Juan Pablo II, que dentro de una semana ser¨¢ de nuevo operado por Crucitti.Despu¨¦s de haber hecho grandes elogios de la Prensa anglosajona y de confesar su amargura "por las cosas incre¨ªbles que ha publicado cierta Prensa italiana", acepta responder a nuestras preguntas con este pre¨¢mbulo: "Durante toda mi vida, lo que m¨¢s he apreciado siempre han sido la seriedad y la profesionalidad. Estoy dispuesto a responder a todo jug¨¢ndome mi prestigio profesional".
Cinco horas de operaci¨®n
Pregunta: Cu¨¢ndo supo que ten¨ªa que operar al Papa?
Respuesta: Yo estaba fuera del Gemelli cuando me dijeron que hab¨ªan disparado al Papa. No me lo cre¨ª, pero ante la duda me puse la chaqueta y me fui corriendo al hospital. Cuando llegu¨¦, el equipo de guardia estaba ya en el quir¨®fano, hab¨ªan empezado ya a anestesiar al enfermo, yo era el m¨¢s veterano y tom¨¦ la direcci¨®n de la operaci¨®n. Dur¨® cinco horas.
P. ?Hay secretos en la intervenci¨®n quir¨²rgica?
R. No. Yo no he ocultado nada. En realidad, la operaci¨®n, que empez¨® hacia las seis de la tarde, estaba acabada a las nueve. Pero el hueso sacro sangraba mucho e hicimos todo lo posible para contener la hemorragia. Luego lavamos la cavidad peritoneal, hicimos una radiograf¨ªa del abdomen para buscar residuos o cuerpos extra?os y pusimos los drenajes. Con todo esto, el Papa estuvo en el quir¨®fano hasta las once de la noche.
P. ?Es cierto que tuvieron que hacer frente durante la operaci¨®n a un colapso cardiaco?
R. Lo desmiento absolutamente. En ning¨²n momento el Papa sufri¨® un colapso. Lo ¨²nico que hubo fue, al principio, una bajada de la tensi¨®n debida a las hemorragias, pero ya se hab¨ªa normalizado cuanto entr¨® en el quir¨®fano. En cuanto se le hicieron las transfusiones la tensi¨®n qued¨® normalizada, y apenas ligamos los vasos que sangraban ya no hubo ning¨²n problema.
P. Todav¨ªa no ha dicho nadie con exactitud por d¨®nde entr¨® y por d¨®nde sali¨® la bala que hiri¨® a Juan Pablo II.
P. Yo no soy un experto en bal¨ªstica, pero personalmente estoy convencido de que la bala entr¨® por la regi¨®n paraumbilical y sali¨® por el hueso sacro.
El cirujano Crucitti tiene sobre la mesa una carta del m¨¦dico espa?ol Vilardel, que fue uno de los especialistas internacionales llamados a Roma para visitar el Papa despu¨¦s de la operaci¨®n. Crucitti est¨¢ orgulloso de esa carta, y pide a EL PAIS que haga p¨²blico que el m¨¦dico barcelon¨¦s "ha dejado en el Gemelli un recuerdo inolvidable". Le recuerdo que precisamente Vilardel hab¨ªa demostrado una cierta preocupaci¨®n por la herida del hueso sacro. "Es verdad: exist¨ªa la posibilidad de una infecci¨®n en aquel lugar, pero felizmente no ha ocurrido y hoy puedo asegurar que el hueso sacro est¨¢ completamente curado y que aquella herida no le crear¨¢ problemas al Papa".
P. Hay una pregunta a la que s¨®lo usted, que ha operado al Papa, puede responder. Se ha hablado de extirpaciones quir¨²rgicas hechas a Juan, Pablo II durante la operaci¨®n. ?Es cierto?
R. Es incre¨ªble c¨®mo pueden nacer ciertos rumores. Yo conozco s¨®lo chistes que salieron despu¨¦s de la operaci¨®n y que demuestran la gran fantas¨ªa de la gente; pero puedo asegurarle, bajo mi palabra de honor, que el Papa no ha sufrido ninguna mutilaci¨®n fuera de los setenta cent¨ªmetros de intestino delgado que yo mismo cort¨¦ y que no le acarrear¨¢ el m¨¢s m¨ªnimo problema en el futuro. Se curar¨¢ completamente; le quedar¨¢ s¨®lo la mutilaci¨®n del dedo ¨ªndice de la mano izquierda, nada m¨¢s.
Podr¨¢ viajar dentro de dos meses
P. En la hip¨®tesis de que no surjan nuevas complicaciones, ?cu¨¢ndo cree que el Papa podr¨¢ de nuevo viajar sin problemas?
R. En primer lugar, depende de si se le reproduce o no la infecci¨®n citomeg¨¢lica, que a veces vuelve a presentarse al cabo de un a?o y pico despu¨¦s de la primera aparici¨®n; pero si este virus no reaparece y si la segunda operaci¨®n no tiene complicaciones, creo personalmente que dentro de dos meses el Papa podr¨¢ ya viajar.
P. ?Es verdad que el bistur¨ª con el que fue operado el Papa no ha vuelto a usarse, que se conserva como recuerdo precioso?
R. Yo no lo he retirado. Si alguien lo ha hecho, no lo s¨¦; es posible.
P. Por lo que se refiere a la infecci¨®n por citomegalovirus, hay dos hip¨®tesis: o bien que Juan Pablo II no era la roca de salud que se pensaba y pose¨ªa un organismo con pocas defensas, o bien que ustedes le han dado tal cantidad de antibi¨®ticos y de cortisona que lo debilitaron hasta el punto de contraer el virus. ?Usted qu¨¦ piensa?.
R. Ante todo, es absurdo pensar siquiera que el Papa haya recibido cortisona, cuando todos sabemos muy bien que este producto m¨¢s bien impide la cicatrizaci¨®n de las heridas. Nunca hubi¨¦semos ni imaginado hacerle una terapia de cortisona. Terapia antibi¨®tica, s¨ª, pero adecuada y controlada no s¨®lo por los cirujanos, sino por todos los dem¨¢s especialistas, incluso por m¨¦dicos internacionales. Por otra parte, las defensas del organismo del Papa antes de la infecci¨®n viral demostraban que pose¨ªa una buena inmunidad celular. Es, pues, muy veros¨ªmil que el citomegalovirus lo haya podido recibir a trav¨¦s de las transfusiones de sangre, pero tampoco se puede excluir que estuviera latente en su organismo y que se le haya "despertado" despu¨¦s de una operaci¨®n tan grave.
P. ?Existe una relaci¨®n entre el citomegalovirus y la mononucleosis o la leucemia?
R. El citomegalovirus se puede encontrar en enfermos de leucem¨ªa, pero precisamente porque han recibido ciertas terapias que los convierten en carentes de defensas inmunol¨®gicas; pero esto no tiene nada que ver con la infecci¨®n del Papa. La mononucleosis es una enfermedad distinta del citomegalovirus, aunque da una sintomatolog¨ªa similar, y que por eso se llama s¨ªndrome s¨ªmil mononucleosis, porque cl¨ªnicamente es muy parecido a la mononucleosis. El hecho que el Papa haya sufrido una mononucleosis no tiene importancia. Yo tambi¨¦n la tuve a los, veintiocho a?os; se me cur¨® y no me ha vuelto a crear problemas.
P. Hay quien asegura que el Papa sigue sufriendo trastornos hep¨¢ticos.
R. Es otra invenci¨®n. El h¨ªgado de Juan Pablo II est¨¢ san¨ªsimo; sufri¨® las consecuencias de la infecci¨®n viral y nada m¨¢s. M¨¢s a¨²n, fueron estas molestias hep¨¢ticas las que nos hicieron pensar en seguida en la presencia de un virus, como as¨ª fue.
P. Usted es un cirujano creyente. ?Consigui¨® mantener los nervios serenos sabiendo que ten¨ªa bajo su bistur¨ª nada menos que al Papa?
R. Creo que cualquier cirujano, cuando est¨¢ operando, se olvida completamente de la persona que est¨¢ en el quir¨®fano y concentra toda su atenci¨®n en hacer bien la operaci¨®n. Con el Papa me ocurri¨® lo mismo, aun sabiendo la responsabilidad enorme que ten¨ªa en mis manos.
P. La han llamado la "operaci¨®n del siglo", por tratarse del Papa. ?Ha sido tambi¨¦n la operaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil de su vida?
R. Desde el punto de vista t¨¦cnico, no. Desde el punto de vista de responsabilidad, s¨ª.
P. ?C¨®mo es Juan Pablo II como enfermo?
P. Yo, que lo he seguido y lo sigo todos los d¨ªas, puedo asegurarle sin exagerar que nos hemos encontrado ante una personalidad excepcional. Intelectual y psicol¨®gicamente, tengo que reconocer que no es un personaje com¨²n.
P. Entonces, ?ha sido un enfermo f¨¢cil?
R. Eso no. Me atrever¨ªa a decir que, al contrario, ha sido un enfermo dif¨ªcil, porque nos ha obligado a reflexionar a todos nosotros. A veces existe el peligro, aun con toda la buena voluntad, de que el m¨¦dico piense m¨¢s en s¨ª mismo que en el enfermo que tiene delante. El Papa nos ha ayudado, sin pretenderlo, a tomar conciencia de nuestra responsabilidad ante el enfermo, que tiene tambi¨¦n sus problemas y sus exigencias, y que no siempre coinciden con las nuestras.
P. ?Puede poner un ejemplo?
R. Se ha dicho que el Papa ha impuesto que se adelante la segunda operaci¨®n. No es verdad: ¨¦l nos ha dicho con mucha delicadeza, pero tambi¨¦n con mucha claridad, que desde el punto de vista cl¨ªnico se pone en nuestras manos, porque no es un experto en la materia, pero que al mismo tiempo nos recordaba cu¨¢les eran sus problemas y sus deseos, y nosotros le hemos escuchado y nos hemos dado cuenta de que a veces obramos con demasiada ligereza y presunci¨®n frente al enfermo que tenemos en nuestras manos.
P. ?Qu¨¦ es lo que no olvidar¨¢ nunca de esta experiencia?
R. Preferir¨ªa no decirlo, pero lo que no olvidar¨¦ jam¨¢s es cuando el Papa me dijo: "Usted es el cirujano que me ha salvado la vida".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.