Fuerzas pol¨ªticas y sindicales italianas consideran una provocaci¨®n el cierre judicial de "La Gazzetta del Popolo"
El diario de Tur¨ªn La Gazzetta del Popolo dej¨® de aparecer en los quioscos el domingo 31 dejulio por primera vez, despu¨¦s de 134 a?os de historia gloriosa. Se trata del segundo peri¨®dico m¨¢s antiguo de este pa¨ªs. En realidad, La Gazzetta del Popolo naci¨® antes de la unidad de Italia (1848) y era el diario m¨¢s le¨ªdo en el pa¨ªs.Es una publicaci¨®n que ha vivido en su larga historia toda una serie de vicisitudes que le hab¨ªan conferido un gran prestigio, a pesar de tratarse de un peri¨®dico sencillo, con pocas pretensiones, pero siempre con gran dignidad, laico, independiente, din¨¢mico y muy al¨¦rgico siempre a las presiones del poder. Por eso chirriaba cada vez que alg¨²n partido pol¨ªtico intentaba colarse dentro.
Gazzetta ha dejado de salir a la calle precisamente cuando el peri¨®dico, despu¨¦s de una larga crisis econ¨®mica, que por otra parte zarandea hoy a todos los diarios italianos, hab¨ªa emprendido la dif¨ªcil experiencia de la autogesti¨®n. Una aventura que los periodistas y tip¨®grafos de La Gazzetta hab¨ªan afrontado con grandes sacrificios, pero tambi¨¦n con gran entusiasmo.
Ha cerrado La Gazzetta del Popolo un grupo de magistrados de Tur¨ªn, concretamente los que se interesan de los problemas de las empresas en quiebra. El diario hab¨ªa pedido un per¨ªodo de prueba que siempre se concede. S¨®lo con La Gazzetta los jueces han sido inflexibles, y aun con el gran respeto que en este pa¨ªs existe hacia la magistratura, todo el mundo pol¨ªtico y sindical ha criticado duramente esta decisi¨®n, porque ha sido tomada precisamente a las 48 horas de quedar aprobada en el Parlamento una ley que resuelve el problema de los diarios en crisis. Esta ley ha costado seis a?os de luchas y de debates y acaba de ser recibida como un triunfo de las fuerzas democr¨¢ticas de la informaci¨®n y como una victoria contra el monopolio. Por eso la decisi¨®n de los jueces de Tur¨ªn ha sido considerada como ?una provocaci¨®n?.
El cierre de La Gazzetta del Popolo ha creado tal esc¨¢ndalo que a pesar de estar ya cerrado el Parlamento, el presidente del Consejo de Ministros, Giovanni Spadol¨ªni, que es periodista, y el mismo presidente de la Rep¨²blica, Sandro Pertini, tambi¨¦n periodista, est¨¢n manteniendo consultas fren¨¦ticas para que el diario de Tur¨ªn pueda volver a salir a la calle lo antes posible.
En el ¨²ltimo n¨²mero, que se public¨® el domingo, y en el que los periodistas de La Gazzetta cuentan la historia del diario, se dice a toda p¨¢gina: ?A los lectores decimos: No adi¨®s, sino hasta luego?.
La desaparici¨®n de La Gazzetta deja, adem¨¢s, a una ciudad tan dificil como Tur¨ªn, cuna de Fiat, y a todo el Piamonte, con un solo diario: La Stampa, de gran prestigio internacional, pero que todos saben que es el peri¨®dico de Agnelli. Por eso hoy La Gazzetta era muy le¨ªdo en el mundo obrero y en cuantos deseaban una informaci¨®n alternativa a La Gran Stampa. Lo cierto es que la experiencia de la autogesti¨®n de La Gazzetta era la primera experiencia de este tipo en Italia.
Como afirman abiertamente todos los representantes sindicales, tanto de la Federaci¨®n Nacional de la Prensa (que es el sindicato de los periodistas) como los de los tres grandes gremios de los trabajado res de las dem¨¢s categor¨ªas (CISL, CGIL y UIL), no cabe duda que esta experiencia, que hab¨ªa dado a La Gazzetta del Popolo una libertad de expresi¨®n y una independencia del poder econ¨®mico que no conocen otros diarios, no gusta ba a muchos.
Por eso la decisi¨®n del cierre ha sido tajante, mucho m¨¢s que con otros diarios con mayor crisis que La Gazzetta. Pero como afirma su director, Michele Torre, ?la l¨ªbertad de Prensa y el pluralisnio no se borran con una sentencia?.
De hecho los periodistas y tip¨®grafos mantienen ocupado el peri¨®dico mientras est¨¢n recibiendo una solidaridad incre¨ªble que abarca a todos los diarios del pa¨ªs empezando por la misma Stampa de Tur¨ªn, que es su mayor contrincante.
Este peque?o pero hist¨®rico diano naci¨® en 1848, en un momento de gran dificultad, cuando los patriotas del resurgimiento estaban en lucha contra el imperio de Habsburgo, a favor de la unificaci¨®n nacional. Lo fund¨® un grupo de gente muy viva compuesta por literatos, abogados, m¨¦dicos y hasta labradores. Hab¨ªa nacido como una continuaci¨®n de la ?educaci¨®n popular,? como ?el ensancharse de los debates en familia y entre los amigos?. Era un diario que deseaba hacer pol¨ªtica siendo "sociedad civil,? y, por eso, muy independiente del poder y muy cr¨ªtico.
Precisamente en la regi¨®n de Piamonte el periodismo hab¨ªa tenido una historia gloriosa y combatida. Nombres que aparecen en todas las historias del periodismo, como Giuseppe Baretti, Carlo Denina, Vittorio Alfieri y con ellos el n¨²mero uno de los tip¨®grafos-editores de Italia, Giovanni Battista Bodoni, fueron constre?idos a emigrar sofocados por la censura y estrangulados por las dificultades econ¨®micas. Durante treinta a?os, la libertad de Prensa fue en Italia s¨®lo una esperanza y un sue?o, mientras en Par¨ªs, Londres, Bruselas y hasta en Am¨¦rica Latina italianos como Mazzini, Gioberti, Cuneo, Montezemolo fundaba, docenas de diarios y de revistas. Eran la gente intr¨¦pida que rechazaba el siatu quo de la reaccionaria Santa Alianza y de los imperios militares con los ideales liberales y la utop¨ªa socialista.
De estas ra¨ªces naci¨® el segundo diario de Italia, La Gazzetta del Popolo, que en 134 a?os no dej¨® nunca de salir a la calle, y que aun en los momentos m¨¢s dif¨ªciles luch¨® para mantener su independencia. Cuando el poder econ¨®mico intent¨® comprarlo, los periodistas y tip¨®grafos del diario se lanzaron a la aventura de la autogesti¨®n. Han sido catorce meses de una lucha al ¨²ltimo cuchillo, como se dice en Italia: ?Cada d¨ªa cre¨ªamos que ¨ªbamos a tener que cerrar, pero cada d¨ªa acababamos saliendo?, escriben en una carta a los lectores los trabajadores y recuerdan que el mejor de sus tip¨®grafos qued¨® fulminado una noche por un infarto, sentado ante la m¨¢quina, despu¨¦s de haberse limpiado el sudor y haber exclamado: ?Bueno, tambi¨¦n hoy saldremos a la calle?.
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