Las varias crisis de Portugal
EL ESPECTRO pol¨ªtico de Sa Carneiro sigue pesando en la pol¨ªtica portuguesa ocho meses despu¨¦s del accidente de avi¨®n que le cost¨® la vida cuando era presidente del Gobierno y estaba en los momentos culminantes de la campa?a para derribar al presidente Eanes. Perdi¨® la vida y el empe?o: unos d¨ªas despu¨¦s, Eanes era reelegido presidente de la Rep¨²blica. Fue un accidente que pareci¨® -dentro de la desgracia- providencial: desaparec¨ªa un pol¨ªtico tozudo que hab¨ªa bloqueado durante a?os toda la pol¨ªtica parlamentaria portuguesa, y apareci¨® en su lugar, como heredero en su partido socialdem¨®crata, en la coalici¨®n de Alianza Democr¨¢tica donde ese partido domina, y en la presidencia del Gobierno, un hombre de talante liberal y amplio, con una visi¨®n mucho m¨¢s generosa del futuro portugu¨¦s: Pinto Balsem¨¢o. Acaba de dimitir, forzado por su propio partido -en cuyo Consejo Nacional, reunido el fin de semana, ha tenido once votos en contra- y por la crisis de la Alianza Democr¨¢tica.Pinto Balsem¨¢o hab¨ªa tratado de eliminar la gran discordia entre su mayor¨ªa parlamentaria y el presidente de la Rep¨²blica, general Ramalho Eanes; es decir, hab¨ªa evitado que se plantease una guerra abierta entre dos poderes considerables. La presidencia de la Rep¨²blica, en Portugal, tiene amplias atribuciones, que ser¨¢n muy probablemente objeto de recortes en la reforma constitucional, actualmente en discusi¨®n en la Asamblea de la Rep¨²blica. Sa Carneiro hab¨ªa acusado a Eanes no s¨®lo de izquierdista, sino de pretender la creaci¨®n de un partido propio que le permitiera en el futuro reunir todos los poderes. No otra cosa pretend¨ªa el propio Sa Carneiro, due?o absoluto de su partido, que intentaba poner en la Presidencia a su adicto Soares Carneiro. El electorado portugu¨¦s plante¨® en las dos elecciones del ¨²ltimo trimestre de 1980 la dif¨ªcil contradicci¨®n al votar, en la primera, a favor de la Alianza de Sa Carneiro, y en la segunda, la reelecci¨®n de Eanes. Es finalmente esta contradicci¨®n la que ha estallado ahora, cuando parec¨ªa atenuada por los esfuerzos de Pinto Balsem?o, y por la contemporizaci¨®n del propio Eanes. Ni la derecha de la Alianza -el partido CDS o democristiano- ni la del propio PSD estaban conformes con esta pol¨ªtica: quer¨ªan la guerra abierta.
La soluci¨®n de la crisis parece muy dif¨ªcil. En primer lugar tiene que clasificarse dentro del propio partido, que tiene que elegir a un sucesor de Pinto Balsem?o; una clarificaci¨®n que tendr¨ªa que pasar por un congreso extraordinario, cuya convocatoria y reuni¨®n necesita un tiempo, y del que no es seguro que salieran tampoco soluciones demasiado definitivas. En segundo lugar es tambi¨¦n necesario que el PSD y la CDS refuercen su alianza, para lo cual hay que tener en cuenta las pretensiones y las ambiciones de Freitas do Amaral, presidente del CDS, que pretende dominar la coalici¨®n, pero que no est¨¢ en condiciones de ser designado presidente del Gobierno. La posibilidad de que el presidente Eanes encargara de formar Gobierno al partido socialista es muy remota: un Gobierno minoritario sobre la base de un partido tambi¨¦n dividido y con la presidencia del discutido Mario Soares ser¨ªa insostenible. Ni siquiera con la posibilidad de que se disolviera Alianza Democr¨¢tica y el PSD pasase a formar parte de una coalici¨®n de centro-izquierda; esto romper¨ªa definitivamente al partido.
No es f¨¢cil tampoco la disoluci¨®n de la C¨¢mara y la convocatoria de nuevas elecciones generales. El escaso tiempo transcurrido desde las elecciones anteriores podr¨ªa hacer pensar que los resultados no ser¨ªan muy diferentes, aunque ahora no existir¨ªa la figura de Sa Carneiro para atraer al elector -Portugal todav¨ªa vota m¨¢s por los hombres que por los partidos-; la derecha, que tiene una gran fuerza de presi¨®n, dentro y fuera del Parlamento, no autorizar¨ªa semejante riesgo. Hay que pensar que Eanes, de todas. formas, pondr¨¢ todo su peso en conseguir una soluci¨®n a la crisis que no d¨¦ a sus enemigos las armas que pretenden. Un regreso, aunque fuera provisional, de Pinto Balsem?o parece tambi¨¦n dif¨ªcil en estos momentos, aunque siga siendo una gran figura para el futuro: las fuerzas que han desatado su dimisi¨®n siguen su ofensiva -las fuerzas de la gran derecha-, y el propio dimisionario ha descartado las posibilidades de un paso atr¨¢s. Los pr¨®ximos d¨ªas estar¨¢n repletos de maniobras de toda ¨ªndole. En el fondo de ello est¨¢ siempre presente la dificultad de Portugal de sacudirse las estructuras econ¨®micas y pol¨ªticas del antiguo r¨¦gimen, m¨¢s los destrozos consecutivos de un exhaustivo esfuerzo. colonial y de una descolonizaci¨®n r¨¢pida, que supuso el abandono de un esquema econ¨®mico ya podrido, pero para el que no se ha encontrado soluci¨®n. Las dificultades de ajuste con Europa y las secuelas de la crisis mundial se unen al cuadro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.