Las conclusiones del fiscal del 23-F

(...) Junto a la tranquilizadora noticia hay que a?adir hoy el descubrimiento de dos t¨¢cticas perturbadoras puestas en pr¨¢ctica por los defensores de los procesados: por un lado, un intento dilatorio; por otro, el proyecto de desviar. hacia instancias m¨¢s altas las acciones dirigidas hacia sus defendidos.Ambas operaciones han de ser recibidas con preocupaci¨®n. La primera, porque ha pasado ya demasiado tiempo desde el intento golpista y todav¨ªa habr¨¢ que esperar algunos meses hasta que se vea la causa, demasiado tiempo como para que se caiga en la tentaci¨®n de a?adir un plazo m¨¢s al proceso.

Los abogados de los golpistas pretenden que se anulen las actuaciones hasta el momento realizadas con la intenci¨®n clara de aplazar lo m¨¢s posible la vista del juicio. Buscan la distancia, la frialdad y el olvido de muchos detalles, confran0o en que el tiempo cure lo que la legalidad no debe dejar pasar por alto.

Cuando se ve que el agresor del Papa ya ha sido juzgado, o cuando se piensa en la rapidez con que se sustanci¨® el atentado a lord Mountbatten, por citar s¨®lo dos casos de f¨¢cil recuerdo, no se puede sino lamentar el lento ritmo de la justicia espa?ola y desear que la pretensi¨®n de los abogados de los golpistas no tenga. el menor ¨¦xito...