El presidente italiano, Sandro Pertini, pasea por la monta?a

Sandro Pertini, el anciano y amado presidente de la Rep¨²blica italiana, est¨¢ pasando sus vacaciones de verano, como todos los a?os, en Val Gardena, uno de los rincones m¨¢s bellos de los Dolomitas. La monta?a es su pasi¨®n. Es la sierra la que ha curtido su salud de hierro, no quebrantada por las fatigas, el hambre y el dolor de los tiempos de la resistencia, en lucha contra el fascismo, que lo tuvo encarcelado.En Val Gardena se aloja en un cuartel de carabinieri, que le acogen como a un abuelo. A pesar de las inevitables medidas de seguridad oficiales, que ama muy poco, Pertini dedica todos los d¨ªas horas enteras a pasear por sus bosques. Sale con su cuentapasos en el bolsillo para estar seguro de que, por lo menos, cada d¨ªa pasea sus diez kil¨®metros.

Este a?o lo est¨¢ haciendo incluso bajo la lluvia, que no le amedrenta. Se planta su impermeable con capucha y, bast¨®n en mano, se pone en marcha.

A la hora de comer invita de cuando en cuando a alg¨²n viejo amigo periodista, sobre todo mujeres, y con ellos habla sin pelos en la lengua. Y de cuando en cuando arma la marimorena. Este a?o est¨¢ repitiendo de nuevo que un d¨ªa "todos sabremos qui¨¦n mueve el terrorismo internacional", que los italianos no se merecen tantos gobernantes ineptos, que est¨¢ cansado de asistir a los funerales de las v¨ªctimas de la violencia y que Italia, a pesar de tanto esc¨¢ndalo, es un pa¨ªs con Infinitos recursos humanos y morales.

Los italianos de todas las tendencias aman a este anciano socialista, que les da seguridad a pesar de sus a?os. Y dicen que la l¨¢stima es que no lo hayan hecho presidente hace veinte a?os. A Pertini se le podr¨ªa definir como el famoso escritor Silone se defin¨ªa a s¨ª mismo: "Un socialista sin partido y un cristiano sin iglesia", porque en realidad Pertini fue siempre un rebelde en su partido y hoy es un laico cuya ¨²nica pasi¨®n es el hombre, y que llora sin pudor cuando le disparan al Papa. Del Rey de Espa?a, hacia quien siente una enorme simpat¨ªa, dice siempre: "Ese gran chaval ha salvado la democracia en Espa?a".