El deseo de perfecci¨®n de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez se reflej¨® en su pasi¨®n por los libros bien editados
Conferencia del director de la Biblioteca Nacional en la Universidad Men¨¦ndez y Pelayo
Las aventuras editoriales del poeta Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, que tuvo gran vocaci¨®n de editor, aunque ning¨²n inter¨¦s por los aspectos comerciales de la edici¨®n, fueron examinadas por el director de la Biblioteca Nacional, Hip¨®lito Escolar, en su intervenci¨®n en el homenaje a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Men¨¦ndez y Pelayo, de Santander. El curso, dirigido por el profesor de la Universidad de Chicago Ricardo Gull¨®n, se desarrolla en el palacio de la Magdalena, de Santander, y en la torre de Don Borja, de la Fundaci¨®n Santillana, donde permanece abierta una detallada exposici¨®n-homenaje al poeta de Moguer, con motivo del centenario de su nacimiento. A lo largo de la semana, poetas y cr¨ªticos analizar¨¢n la vida y la obra de Juan Ram¨®n desde sus a?os en Puerto Rico, sus relaciones con la Instituci¨®n Libre de, Ense?anza, los amores tempranos del poeta o los temas de Dios, el amor, la muerte y los p¨¢jaros en el conjunto de su creaci¨®n.
Hip¨®lito Escolar habl¨® en la Fundaci¨®n Santillana de La edici¨®n en la ¨¦poca de Juan Rani¨®n Jim¨¦nez y. en especial, de las relaciones del poeta con el mundo editorial, que le atrajo por la selecci¨®n de los originales y la presentaci¨®n f¨ªsica del libro, es decir, la confecci¨®n tipogr¨¢fica, las calidades de papel y de la encuadernaci¨®n y la carencia de erratas, porque Juan Ram¨®n ?odiaba los libros que ¨¦l llamaba erratudos. Quer¨ªa comunicar?, afirm¨® Hip¨®lito Escolar, ?bellos mensajes y pensaba que el continente no deb¨ªa desmerecer del contenido; que la belleza del primero deb¨ªa predisponer a un gozo m¨¢s pleno del segundo?. En este sentido, sus ideas tipogr¨¢ficas sufrieron un proceso similar al de su creaci¨®n po¨¦tica, ?que fue un largo camino hacia un ideal de perfecci¨®n?.El apremiante deseo de originalidad, que en sus dos primeros libros, Ninfeas y Almas de violeta, fue ingenuidad, estuvo acompa?ado por un desinter¨¦s por los aspectos comerciales, que Hip¨®lito Escolar atribuye al hecho de haber nacido y crecido en una familia muy rica, a una natural despreocupaci¨®n econ¨®mica y a la selectividad de la audiencia. ?No tuvo, como buen se?orito, en su vida preocupaciones cremat¨ªsticas, aunque le doliera la p¨¦rdida de la fortuna familiar?.
Antes de entregar sus obras a un editor prefiri¨® editarse a s¨ª mismo, hacerse., como dec¨ªa, ?editor de la propia y sola obra?, aunque esto supusiera una p¨¦rdida o la merma en el rendimiento econ¨®mico de su trabajo intelectual, que ¨¦l ten¨ªa en gran estima. Sin embargo, sus obras, las traducciones de Rabindranath Tagore, que hizo en colaboraci¨®n con su mujer, Zenobia, y las sensatas ideas comerciales de ¨¦sta le proporcionaron unos ingresos discretos y suficientes para poder vivir con la dignidad de un profesor universitario.
El director de la Biblioteca Nacional subray¨® ?la indiferencia hacia la multitud? en Juan Ram¨®n y el hecho de que sus contactos con las grandes editoriales de su tiempo fueran muy limitados. La CIAP s¨®lo public¨® una obra suya. Dos publicaron Renacimiento, dirigida por su gran amigo Mart¨ªnez Sierra, y Espasa-Calpe, pero ninguna Aguilar, Mundo Latino, Caro Raggio o los editores catalanes, que ya entonces e llevaban casi la mitad de la totalidad de las ediciones espa?olas. El editor que m¨¢s obras le public¨®, cuatro, fue Calleja, pero porque Juan Ram¨®n era su director o asesor literario en aquellos momentos.
La torre de marfil
Hip¨®lito Escolar dibujar¨ªa a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez como un ser encerrado en su torre de marfil, como los poetas alejandrinos, y, tambi¨¦n como ¨¦stos, disputando incesantemente contra los que le pudieran ofender o hacer sombra. ?Termin6 dedicando su obra a la inmensa minor¨ªa, a un grupo selecto de amigos, y personas superiores capaces de comprenderla y admirarla?, explic¨® Escolar. ?Ese no "estar dispuesto" a descender de su pedestal para ser comprendido por un mayor n¨²mero de personas, el no querer ser popular, no pudo cumplirse, pero la popularidad que le proporcion¨® Plalero y yo no le resultaba grata ?.Amor y erotismo en la poes¨ªa de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez fue el tema de otro de los debates, previa exposici¨®n del poeta Angel Gonz¨¢lez, para quien la poes¨ªa er¨®tica, siempre dif¨ªcil de caracterizar y aislar dentro del concepto gen¨¦rico de la poes¨ªa amorosa, ?ofrece en Juan Ram¨®n perfiles muy singulares?, ya que el erotismo, ?siempre muy exacerbado, se confunde en sus poemas incluso con los temas m¨¢s alejados de la pasi¨®n f¨ªsica?.
Sobre todo en sus primeras composiciones, el autor de Animal de fondo dejar¨ªa la proyecci¨®n de su propio deseo. De ah¨ª que en ellas aparezcan convertidas en imagen sus fantas¨ªas, muy dentro, primero, de una simbolog¨ªa rom¨¢ntica, y despu¨¦s, de la imaginer¨ªa parnasiano-modernista, y, por ¨²ltimo, de la rigurosa depuraci¨®n de su poes¨ªa ?esencial?.
Sobre la obra en prosa de Juan Ram¨®n habl¨® el poeta y cr¨ªtico Angel Crespo, que situ¨® esa producci¨®n dentro del ?laberinto de sus proyectos sucesivos de creaci¨®n y de publicaci¨®n?. A sus dos libros totalmente en prosa, Platero y yo y Espa?oles de tres mundos, y a algunos otros en que mezcl¨® la prosa y el verso, Angel Crespo a?ade las numerosas colaboraciones en revistas y peri¨®dicos y ?una muy abundante, aunque in¨¦dita en gran parte, producci¨®n de les ¨²ltimos a?os, cuando decide publicar sus versos en forma de prosa, pues como hab¨ªa dicho antes, ?el verso es menos nuestro que la presa?.
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