Juventud Obrera Cat¨®lica
Los de la JOC (que me caen bien porque yo estuve a punto de entrar en ese invento cuando ni?o de derechas) han celebrado su treinta y cuatro Consejo en Madrid. Hab¨ªa unos cien responsables del rollo en toda Espa?a y sus lemas son el tiempo libre y la vida cotidiana.Los j¨®venes airados de la JOC son un poco como los j¨®venes airados de los astilleros Lenin, que creen en Walesa, mientras que nosotros s¨®lo cre¨ªamos en San Jos¨¦ Obrero. O sea, la contestacl¨®p cristiana al catolicismo nacional. Desde Machado a d'Ors, aqu¨ª el personal fino siempre ha distincluido entre lo cat¨®lico y lo cristiano, porque resulta que Espa?a es pa¨ªs donde los ¨¢rboles mitrados del nacionalcatolicismo no dejan ver el bosque de cruces del cristianismo. La JOC de mis tiempos viv¨ªa de los torneos de parch¨ªs y damas, m¨¢s el rosario en la f¨¢brica (el ajedrez se quedaba para los se?oritos jesu¨ªsticos e intelectuales de Los Luises). Hoy, los chicos, de la JOC se han saltado la cerca del astillero cristol¨®gico de la Iglesia espa?ola, como Walesa, pero de verdad, y tienen, con ellos a Ruiz-Gim¨¦nez, que ha dejado por fin sobre el piano el agua de Lourdes y respira ya el agua de colonia Brut (es la m¨ªa) que se echan estos j¨®venes obreros cat¨®licos que han decidido, en buena hora, enfrentar un Cristo de dril al nacionalcatolicismo. Se sienten obreros y cristianos, lo cual son dos maneras de sentirse revolucionarios, han escuchado a treinta mil troncos de su condici¨®n, y su corolario es que ?la juventud est¨¢ explotada y marginada?.
Como siempre que se informa sobre la juventud resulta que es sobre la universitaria, uno, no universitario, investiga con especial fruici¨®n sociol¨®gica lo que pasa entre la juventud otra.
Las deducciones de la JOC dicen que la juventud obrera espa?ola est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s explotada, en tanto que su dinero pierde cada noche valor adquisitivo. La compensaci¨®n ego¨ªsta y hedonista de, este desplazamiento de las realidades econ¨®micas es evadirse. Pero es m¨¢s grave lo de los 900.000 (novecientos mil) j¨®venes espa?oles faltos de un primer empleo. Esos tienen una concepci¨®n.del mundo que es la pura y mera evasi¨®n. A ver qui¨¦n les convence de otra cosa.
Me llarna Pilar Mir¨® para invitarme al estreno (por fin ?deberado?) de su pel¨ªcula El crimen de Cuenca. Los j¨®venes, hoy, ya no son criminales, sino m¨¢s bien suicidas colectivos, como las ballenas, porque para criminal hace falta tambi¨¦n una especie de m¨ªstica como dos toiewskiana, y nuestros parados adolescentes son unos h¨¦roes con radianos que se han planteado el compromiso de la indignidad a s¨ª mismos y lo llevan hasta sus ¨²ltimas consecuencias. As¨ª las cosas, el que un se?or de mitra quiera echarles un salmo o una devoci¨®n, sirve poco. Virginia Woolf ped¨ªa para la mujer nueva ?una habita ci¨®n propia?, y eso es lo que piden los congresistas de la JOC, porque el joven necesita de un ¨¢mbito personal y sagrado, por reducido que sea, donde desplegar su personahdad, su intimidad, su narcisismo (el narcisismo es tan saluelable para el joven como la gimnasia), y el empresariado cat¨®lico le niega hoy todo eso. ?Espa?a, un inmenso bar?, es el slogan denuriciante de estos j¨®venes en rebeld¨ªa, que miran hacia el atr¨¢s de los Evangelios con ira. En casa no se puede estar y en el bar hay m¨¢quinas tragaperras, como una esfinge egipcia (de un Egipto de lat¨®n) y demasiado evidente de que la tecaolog¨ªa se come al chico/chico.
La droga, que, si en los j¨®venes poetas venecianos, sub/ Cernuda y sub/Cavafis, supone una aureola lujosa, en el adolescente de dril y subsidio no es sino el,opio del pue blo literalmente entendido (Marx aparte), o sea, como en la China pre/Mao: un lenitivo para olvidar y seguir aguantando. Quienes se rasgan las vestiduras de tervilor porque Espa?a ya no es cons titucionalmente cat¨®lica, no hacen jam¨¢s nada por estos j¨®venes obreros cat¨®licos, salvo jerseis de borra. Pero ellos van de acr¨ªlico salvaje.
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