Artistas de todo el mundo convierten a la Costa Brava en capital cultural de Catalu?a durante el verano
Tharrats publica un libro sobre un siglo de arte en Cadaqu¨¦s
La Costa Brava concentra durante el verano la actividad art¨ªstica de Catalu?a. Esta no es una novedad, sino una tradici¨®n que acaba de estudiar, en un interesante libro, el pintor Joan-Josep Tharrats, que refiere su investigaci¨®n al centro de ese litoral: Cadaqu¨¦s. Desde siempre, aquel sector de la costa espa?ola ha atra¨ªdo a artistas de los m¨¢s diversos pa¨ªses y de caract¨¦r¨ªsticas m¨¢s distintas. Se han unido all¨ª a los artistas locales y han creado, incluso, movimientos art¨ªsticos de cuya importancia se beneficia hoy la vida cotidiana del ¨¢rea citada.
Cuando la temporada art¨ªstica empieza a languidecer y el ¨¦xodo veraniego desplaza las masas de las superpobladas urbes a las soleadas costas mediterr¨¢neas, en una moderna trashumancia que no tiene parang¨®n, se inicia otra minitemporada estacional que este a?o ha adquirido gran pujanza en la Costa Brava, animando los principales n¨²cleos de ese excepcional litoral. Blanes, Lloret, Tossa, Sant Feliu de Gu¨ªxols, Playa de Aro, Palam¨®s, Roses y sobre todo Cadaqu¨¦s presentan un elevado ¨ªndice de actividades art¨ªsticas que, por su calidad e inter¨¦s, pueden competir con el mejor programa barcelon¨¦s o madrile?o de plena temporada.El arte y los artistas se trasladan en bloque a los puebl9s costeros, lo que inmediatamente provoca una nueva din¨¢mica art¨ªstica que tanto tiene sus reflejos en lo cultural como en lo mercantil.
Las galer¨ªas de arte proliferan por doquier, cualquier rinc¨®n es aprovechado como improvisada sala de exposiciones, los ayuntamientos organizan concursos, antol¨®gicas y homenajes p¨®stumos, etc¨¦tera; los museos abren sus puertas a la masiva afluencia de for¨¢neos e ind¨ªgenas, el arte se transforma en un magn¨ªfico pretexto tur¨ªstico-cultural que da color a la alborozada fiesta del ef¨ªmero veraneo.
Una cr¨®nica de este talante tiene que ser a la fuerza mitad informativa mitad festiva, como todo lo que gira alrededor del arte por estos pagos. El fen¨®meno merece especial referencia. Si hasta la fecha existieron reputadas galer¨ªas en las principales villas costabravenses y en su interior m¨¢s inmediato, este a?o la escalada inaugural ha tomado un sorprendente empuje. M¨¢s de veinte nuevas salas de toda condici¨®n han sido abiertas en lo que va de temporada, que vienen a sumarse al medio centenar de las que ya ven¨ªan funcionando hasta la fecha,
La crisis, ese negro espectro que amenaza seriamente la industria tur¨ªstica, ha fomentado un mercado y una actividad que hasta hace pocos a?os se circunscrib¨ªa a las ciudades del interior.
Si el mercado de arte vive un momento de relativa euforia en esa privilegiada zona gerundense, la atracci¨®n sentida por los artistas por la costa y sus accidentes geogr¨¢ficos es antigua y goza de antecedentes realmente notables. Se recuerda como avanzados de esta inclinaci¨®n a Meifr¨¦n, Mir y Raurieh, que ya en el pasado siglo transportaron estos parajes a sus telas. Fueron seguidos por Claudio Lorenzale, Modesto Urgell, Francesc Gimeno, etc¨¦tera, quienes con su obra contribuyeron a divulgar muchos de los rec¨®nditos lugares que hoy son aut¨¦nticos focos de turismo interior y exterior. Las dos guerras mundiales provocaron a su vez la llegada de muchos artistas que favorecieron el contacto de nuestra cultura con las vanguardias internacionales: Albert Gleizes, Marie Laurencin, Olga Sacharoff, Arthur Cravan, Francis Picabia, Marc Chagall....
Si en el interior ya hay artistas que se han instalado a perpetuidad -Cuixart, en Palafrugell; Marcel Mart¨ª, cerca de La Bisbal; Joan Pon?, en Roca de Pelanc¨¢; Vill¨¨lia, en Moll¨®, en pleno Pirineo-, en la costa el trasiego es mucho m¨¢s estacional pero denso.
La presencia de Dal¨ª
El aut¨¦ntico centro de esta vida art¨ªstica es, sin duda, Cadaqu¨¦s. Las exposiciones se suceden, las salas de arte se encadenan, los artistas deambulan por doquier. Los atractivos de este municipio del alto Ampurd¨¢n, separado por la sierra de Pan¨ª, gozan del favor de figurativos y abstractos. La belleza de su bah¨ªa, el color de su impoluto cielo reflejado en el mar, el contorno siluetado de su blanca arquitectura, el ¨ªmpetu regenerador de la Tramontana, captura y fascina a los artistas de todas las especialidades.
Pionero y patriarca de la zona es el divino Salvador Dal¨ª, que por fin ha decidido regresar a su Port Lligat, pese a permanecer estrictamente incomunicado ante la avasall¨¢dora insistencia de p¨²blico que solicita su prdsencia y que no se contenta con visitar su Museo de Figueras (m¨¢s de 1.500 personas diarias).
Un fen¨®meno tan particular y excepcional como Cadaqu¨¦s no pod¨ªa ni deb¨ªa dejar de ser valorado en su perspectiva hist¨®rica y art¨ªstica. Esta tarea ha sido acometida por el pintor doblado de escritor que es Joan-Josep Tharrats, quien acaba de publicar su libro Cent anys de piniura a Cadaqu¨¦s (Edicions del Cotal, SA, Badalona, 1981). Despu¨¦s de treinta a?os de convivencia regular con Cada qu¨¦s y de haberse identificado con aquel id¨ªlico paisaje y sus gentes, Tharrats nos ofrece la historia art¨ªstica del que llama el ?pueblo con m¨¢s pintores por metro cuadrado? del mundo.
Con paciencia y meticulosidad, nos cuenta la relaci¨®n de los m¨¢s destacados artistas de nuestro siglo con esa nueva Babel de las artes, que en menos de cien a?os ha visto desfilar a Pablo Picasso, Eugenio d'Ors, Manolo Hugu¨¦, Marcel Duchamp, Man Ray, Max Errist, Llorens Artigas, Richard Hamilton, Federico Garc¨ªa Lorca, Luis Bu?uel y un largo etc¨¦tera.
Tharrats, de quien ya conoc¨ªamos sus manifiestas dotes literarias desde los d¨ªas del Dau al Sei, donde public¨® numerosos textos sobre el arte contempor¨¢neo, nos proporciona ahora una historia de la pintura moderna a trav¨¦s de ese n¨²cleo art¨ªstico de renombre internacional.
Para conocer la vida privada de Dal¨ª, la aparici¨®n de Gala con el grupo surrealista, la presencia de Federico Garc¨ªa Lorca, el modo como film¨® Luis Bu?uel sus famosas pel¨ªculas, c¨®mo jugaba al ajedrez Marcel Duchamp, c¨®mo se comportaba el polifac¨¦tico Man Ray, por qu¨¦ pasaron algunas Navidades John Cage y Merce Cunningham en Cadaqu¨¦s, por qu¨¦ los artistas alemanes, ingleses, suizos, franceses e italianos deciden recalar all¨ª, por qu¨¦ Santomasso, Richard Hamilton, David Hockney, Max Bill y tantos otros se citan en Cadaqu¨¦s, es preciso leer este interesante libro, que trasciende los l¨ªmites de lo anecd¨®tico para convertirse en una importante cr¨®nica del arte contempor¨¢neo en nuestro pa¨ªs.
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