La reconversi¨®n textil o la tentaci¨®n autoritaria
La industria del textil y de la confecci¨®n est¨¢ afectada por una grave crisis que tiene profundas ra¨ªces estructurales. La progresiva obsolescencia de la maquinaria, como consecuencia de la baja de inversiones, determina una ca¨ªda de la productividad y un nivel de costes no competitivos. Por otra parte, la industria se basa fundamentalmente en un mercado interno protegido que sufre m¨¢s que en otros sectores la ca¨ªda de la demanda, generando un exceso de oferta que no ha sabido canalizarse por la v¨ªa de la exportaci¨®n.En el campo tecnol¨®gico, el bajo nivel de la investigaci¨®n -tanto p¨²blica como privada- trae aparejada una elevada dependencia del exterior, sobre todo en relaci¨®n con la maquinaria textil. Tambi¨¦n en el campo del dise?o y de la moda el d¨¦ficit de la industria espa?ola es evidente, sobre todo en relaci¨®n con los competidores europeos, en especial franceses e italianos.
Es decir, que esta industria se encuentra afectada por una crisis de estructuras que no tendr¨¢ soluci¨®n con simples medidas de coyuntura.
De ah¨ª entonces la importancia de la reconversi¨®n de este sector industrial, que abarca por s¨ª solo a 7.200 empresas y a 420.000 trabajadores (el 95% de las empresas y el 67% de los trabajadores afectados por toda la reconversi¨®n industrial), y que exige en consecuencia una elaboraci¨®n seria y responsable del plan de reconversi¨®n, y obliga a escapar de las improvisaciones, los apresuramientos y la superficialidad.
Sin duda alguna, el acierto o el error en la elaboraci¨®n de este plan, y tambi¨¦n en su aplicaci¨®n, determinar¨¢ la suerte del sector en el futuro a mediano y a largo plazo.
La alternativa
La alternativa es clara: o se crea un instrumento id¨®neo dotado de los organismos adecuados para transformar, profunda y radicalmente la industria, moderniz¨¢ndola tanto tecnol¨®gica como organizativamente, hasta convertirla en competitiva a nivel europeo y mundial, o se sigue con los primitivos sistemas industriales y comerciales, que basan la rentabilidad de las empresas en relaciones laborales autoritarias y de superexplotaci¨®n, con jornadas de trabajo agotadoras y salarios de hambre.
La elecci¨®n de una de esas alternativas constituye el dilema que el plan debe resolver y que separa a empresarios y trabajadores en las soluciones que proponen para salvar la industria y promover una pol¨ªtica adecuada contra el creciente paro que soporta el sector.
Para los trabajadores es claro que la modernizaci¨®n de la maquinaria exige asegurar su amortizaci¨®n a la mayor brevedad, pero es tambi¨¦n evidente que ese mayor aprovechamiento de la maquinaria, con la introducci¨®n de m¨¢s turnos, reclama una reducci¨®n de la jornada que compense en parte al trabajador y le permita participar, aunque sea minimamente, en los beneficios que la tecnolog¨ªa moderna trae consigo, adem¨¢s de armonizar las jornadas con las vigentes a nivel europeo.
Tambi¨¦n es importante el estricto cumplimiento del convenio colectivo y el ANE en materia de reducci¨®n de horas extras y segurar un r¨¦gimen de jubilaciones anticipadas que termine con la actual contradicci¨®n que obliga a un hombre de 60 a?os a seguir trabajando para poder subsistir mientras j¨®venes de 20 o 25 a?os est¨¢n parados, con o sin subsidio de desempleo. A ello debe sumarse una muy bien pensada pol¨ªtica de revalorizaci¨®n de los puestos de trabajo y de reconversi¨®n profesional que permita recolocar el excedente de mano de obra que pudiera provocarse.
Por otra parte, las particularidades del sector determinan que no puedan aplic¨¢rsele recetas de moderaci¨®n salarial factibles en otros sectores industriales pero inadecuadas para el textil. Por ello deben desecharse las pretensiones empresariales que tratan de aprovechar la circunstancia para reducir -a¨²n m¨¢s- los magros ingresos de los trabajadores. Es sabido que los salarlos del textil y la confecci¨®n son los m¨¢s bajos en la actualidad y, en consecuencia, reclamarle m¨¢s sacrificios a un obrero que apenas alcanza las 27.83 1 pesetas mensuales, por una parte, es una flagrante injusticia, y por la otra, una nefasta pol¨ªtica econ¨®mica que fundamenta la, competitividad de las empresas en un virtual subsidio de los propios trabajadores.
El buen funcionamiento de la reconversi¨®n debe asegurarse mediante un responsable control y seguimiento de su aplicaci¨®n, por parte de los trabajadores, tanto a nivel de cada empresa -por medio de los comit¨¦s, delegados y secciones sindicales- como a nivel general -por medio de una comisi¨®n tripartita (centrales sindicales-intertextil-Administraci¨®n)-, que fiscalice la marcha del plan, colabore en las decisiones y participe en las eventuales rectificaciones que puedan ser necesarias.
La revoluci¨®n tecnol¨®gica
En definitiva, se trata de reconocer que estamos viviendo una profunda revoluci¨®n tecnol¨®gica que no s¨®lo modifica las t¨¦cnicas industriales, sino que cambiar¨¢ radicalmente el mundo de las relaciones laborales, creando condiciones de trabajo distintas, reemplazando las viejas formas autoritarias por sistemas de participaci¨®n obrera cada vez m¨¢s avanzadas y cada vez m¨¢s eficientes.
Sin embargo, pareciera como si la magnitud de la problem¨¢tica sobrepasara la comprensi¨®n de algunos sectores, que pretenden reducir el plan de reconversi¨®n textil a una serie de ayudas econ¨®micas de parte del Estado para las empresas (subvenciones y cr¨¦ditos a bajo coste y largo plazo) y un medio para asegurarse relaciones laborales m¨¢s flexibles y baratas.
No todos parecen haber comprendido la trascendencia de la cuesti¨®n. El proceso de discusi¨®n y elaboraci¨®n del plan entre centrales sindicales, empresarios y Administraci¨®n, iniciado el 25 de junio, se ha visto distorsionado Por exigencias empresariales menores y por la fijaci¨®n de plazos preconcebidos m¨¢s por razones pol¨ªticas que t¨¦cnicas o econ¨®micas. Esas razones pol¨ªticas fueron las que impulsaron al Gobierno, el 31 de julio, a dictar un real decreto sobre el tema, cuando la comisi¨®n negociadora no hab¨ªa concluido la elaboraci¨®n del plan y las partes anunciaban su deseo de seguir negociando.
Con esa medida se intent¨® impedir la participaci¨®n de las centrales sindicales o reducirla a una mera formalidad vac¨ªa de contenido real y se soslay¨® la expresa voluntad de empresarios y trabajadores. Desconocer esa voluntad de las partes y caer en la tentaci¨®n autoritaria de resolver la cuesti¨®n con un decreto es, por una parte, burlar, los principios del ANE y la legafida? vigente y, por otro lado, aumentar la conflictividad laboral y condenar al fracaso a la reconversi¨®n textil.
A pesar de haberse dictado el real decreto, las partes contin¨²an elaborando el contenido definitivo del plan y, por tanto, es imprescindible que se atienda a los resultados de esa negociaci¨®n y se incorporen los acuerdos a los que se arribe, si no se quiere perder la oportunidad de lograr una soluci¨®n de fondo que dote a Espa?a de una industria textil moderna y competitiva y se consiga un instrumento eficaz para luchar contra la desocupaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.