Los cabos sueltos de Tierno Galv¨¢n
Con objeto de puntualizar determinados pasajes de la obra del profesor Tierno Galv¨¢n Cabos sueltos y poder ofrecer a los lectores del peri¨®dico de su digna direcci¨®n una versi¨®n contrastada de ciertas afirmaciones contenidas en la misma, mucho le agradecer¨ªa la publicaci¨®n de las siguientes l¨ªneas.Leyendo la obra de Tierno Galv¨¢n Cabos sueltos me encuentro, en las p¨¢ginas 109 a 111, con afirmaciones tan equivocadas (me consta absolutamente que lo son) y con otras tan dudosas que tanto lo ya le¨ªdo como lo que resta ha perdido para m¨ª credibilidad, por lo que desear¨ªa que el autor me aciarase las siguientes dudas o que me dijera de qu¨¦ fuentes ha obtenido sus err¨®neas afirmaciones.
Comienza diciendo, por ejemplo, que don Jaime Torrubiano Ripoll era un sacerdote exclaustrado, y si bien es cierto que dicho intelectual ten¨ªa toda la carrera eclesi¨¢stica y el d¨®ctorado en Teolog¨ªa y Derecho Can¨®nico, tambi¨¦n lo es que jam¨¢s se orden¨®, por lo que no puede decirse de ¨¦l que tuera sacerdote, especie que, por mucho que se haya repetido, no deja por ello de ser absolutamente falsa. Creo que el se?or Tierno Galv¨¢n, dada su talla intelectual, que todos reconocemos, deber¨ªa haberse informado mejor antes de hacerse eco de semejante falsedad.
A continuaci¨®n afirma tambi¨¦n el autor que "Torrubiano pertenec¨ªa al movimiento carlista". No esto, y en condiciones de decir si esto ocurri¨® alguna vez, pero lo que s¨ª puedo afirmar es que ya a principios de los a?os veinte aparec¨ªan art¨ªculos suyos en El Socialista, El Liberal, El Sol y otros peri¨®dicos que no eran carlistas precl samente, como tampoco el contenido de los art¨ªculos, realidad que en cualquier hemeroteca puede comprobarse, todo lo cual, por cierto, viene tambi¨¦n a desmentir una tercera afirmaci¨®n del se?or Tierno: la de que Torrubiano,"se hab¨ªa dado a conocer durante el per¨ªodo de la Rep¨²blica". Sin ir m¨¢s lejos, y como prueba de lo err¨®neo de este aserto, ah¨ª est¨¢ el Manifiesto de 1924, publicado en EL PAIS de 5 del pasado mes de julio, en don de aparece la firma de Torrubiano entre las de los principales intelectuales de la ¨¦poca. (En 1924, el se?or Tierno deb¨ªa ser muy ni?o y, afortunadamente para ¨¦l, porque si no, a estas alturas, lo m¨¢s probable es, que ya estuviera muerto. Como lo est¨¢ Torrublano, naturalmente.)
Por ¨²ltimo, se asegura tambi¨¦n en el libro que comento que las declaraciones de Torrubiano en la Direcci¨®n de Seguridad provocaron la detenci¨®n del propio se?or Tierno y de los restantes implicados. Naturalmente, esta es materia en la que no puedo entrar, pero en la que sospecho que su memoria le haga al se?or Tierno una mala pasada. Y ello por la filisma raz¨®n que m¨¢s adelante esgrime el autor respecto de Dionisio Ridruejo, del que dice que "dispon¨ªa de experiencia y no le faltaba calma durante los interrogatorios". Pues si ello era as¨ª respecto de Ridruejo, ?c¨®mo no iba a serlo respecto de Torrubiano, que, pese a sus 77 a?os, en aquel momento, s¨ª ten¨ªa m¨¢s experiencia que nadie, puesto que hab¨ªa sido detenido por primera vez (y ya como republicano, se?or Tierno) en 1925 o 1926, junto con Marcelino Domingo, Mara?¨®n y otros cuyos nombres no recuerdo ahora, y que en 1957 (a?o a que se refiere lo que Tierno cuenta) ya hab¨ªa pasado, bajo la dictadura franquista, por varios penales de Espa?a, incluidos Oca?a y San Juan, de los Reyes, en Palencia? ?C¨®mo pudieron, pues, con tan larga experiencia, arrancarle las declaraciones que se dice? Algo falla aqu¨ª, se?or Tierno. Haga usted me?noria porque algo le falla. Y no la buena fe, por cierto, ya que en su buena fe creo del todo. Y le aseguro que lo digo sin trastienda y sin iron¨ªa. Desear¨ªa que se me pudiesen aclarar todas estas cosas para seguir leyendo el libro, porque en verdad necesito creer en alguien.
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