El Festival de Santander diversifica sus objetivos y descentraliza sus actividades

Sorpresa en cuanto a la calidad para quien no hubiera escuchado directamente a esta orquesta. Sorpresa tambi¨¦n para quienes la conocemos bien, pues la obra perfecta no agota en una ni cien veces su capacidad de renovado asombro.Un maestro joven, el h¨²ngaro Ivan Fischer (1951), ha demostrado las razones de su r¨¢pida carrera y las posibilidades inmensas de futuro.

Formado en Budapest y Viena, a los veinticuatro a?os comienza a dirigir en su patria y en Italia. Obtiene un premio importante -Fundaci¨®n Rupert- que lo sit¨²a al frente de la Sinf¨®nica de la BBC y otras formaciones inglesas. Despu¨¦s, Francia, los pa¨ªses n¨®rdicos, Am¨¦rica y, de manera continuada, la Sinf¨®nica del Norte del Reino Unido y, como contrapartida de otros g¨¦neros y estilos, el Conjunto Barroco de Escocia. Recientemente se incorpor¨® al mundo oper¨ªstico con Julio C¨¦sar, de Haendel.

F¨ªscher es m¨²sico nato: posee una t¨¦cnica considerable -gesto vivo y nervioso, pero preciso- y una imaginaci¨®n, colorista que enriquece la excelente arquitectura y continuidad de sus exposiciones.

Qued¨® bien claro todo ello en las Danzas de Galania, de Kodaly; El p¨¢jaro de fuego, de Stravinsky; la primera de Brahms y la colaboraci¨®n con los solistas en Chopin y Brahms.

El primer concierto del polaco tuvo en Christian Zacharias (1950) el pianista de t¨¦cnica bell¨ªsima y rutilante que el mundo conoci¨® cuando gan¨® el Premio Internacional Ravel. Formado a medias entre la Rep¨²blica Federal de Alemania y Francia, las virtudes del joven Zacharias se inscriben en ese campo de s¨ªntesis que tanto juego ha dado en la historia de la creaci¨®n y la interpretaci¨®n.

Para el concierto de Brahms tuvimos al que es hoy uno de los dos o tres grandes violinistas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica: Viktor Tretyakov. Sonido pur¨ªsimo, afinaci¨®n precisa, ligado admirable, t¨¦cnica mec¨¢nica asombrosa y un concepto apasionado pero montado sobre la raz¨®n. Pentagramas como los de Brahms piden razonadamente buena dosis de tormenta, y Tretyakov la aport¨®, sin mengua de la claridad expositiva y el buen orden en todo sentido.