La historia de los directores de RTVE, seg¨²n Senillosa / 1

Despu¨¦s de hacer la historia del medio a trav¨¦s de sus doce directores generales, con algunos de los cuales fue extremadamente cr¨ªtico, Antonio de Senillosa reconoci¨® que en el medio audiovisual quedan todav¨ªa ?algunos tics y se cometen a¨²n errores, porque hasta que uno no llegue a elegirsu propio programa no existir¨¢ una televisi¨®n que convenza a todos?. En esa l¨ªnea, asegur¨® que ?el monopollo televisivo es nefasto?.Comenz¨® Antonio de Senillosa con un recordatorio de la prehistoria de la televisi¨®n, que el pr¨®ximo 28 de octubre cumple las bodas de plata. Antes, en 1948, se hab¨ªan hecho en Espa?a, ?con una emisora que trajo Philips?, unas pruebas de retransmisi¨®n de la Feria de Muestras de Barcelona, y de una corrida de toros en la plaza de Vista Alegre, de Madrid. Tambi¨¦n hubo, ya en 1932, experiencias hechas por el ingeniero barcelon¨¦s Vicente Gui?au y, en 1934, otras de quien era entonces director de Radio Barcelona, Joaqu¨ªn S¨¢nchez Cordov¨¦s, el mismo que proyect¨®, quince a?os m¨¢s tarde, la primera emisora de Televisi¨®n Espa?ola.

De ?pura delicia? calific¨® Senillosa el primer programa emitido por Televisi¨®n Espa?ola aquel 28 de octubre de 1956. Era un programa muy breve: ?A las 18.00 horas, carta de ajuste. A las 18.15 horas, cabecera de presentaci¨®n. Misa oficiada por monse?or Bular. Discursos inaugurales del ministro Arias-Salgado, y del director general de Radiodifusi¨®n, Jes¨²s Suevos. Espa?a, hoy. Actuaci¨®n de coros y danzas. Estreno de No-Do. M¨¢s actuaci¨®n de coros y danzas. Estreno de No-Do. Otra actuaci¨®n de coros y danzas. Im¨¢genes: blancos mercedarios. La orquesta de Roberto Inglez, con Mona Bell. Actuaci¨®n de Jos¨¦ Cubiles. Himno nacional. Banderas y cierre?.

Esta programaci¨®n, hecha a mayor gloria de Dios, era resultado, seg¨²n el relato de Senillosa, ?de una lucha tremenda iniciada ya antes de la inauguraci¨®n de Televisi¨®n Espa?ola, por la utilizaci¨®n de un medio que representa un inmenso causal de poder pol¨ªtico?, lucha que, obviamente, tan s¨®lo pod¨ªa ser protagonizada por ?las bandas rivales del franquismo?.

Despu¨¦s de una breve etapa de Jes¨²s Suevos en su calidad de director general de Radiodifusi¨®n, Arias-Salgado, ministro de Informaci¨®n, logra el nombramiento del primer director general del medio, en abril de 1957. Jos¨¦ Mar¨ªa Revuelta, cuenta Antonio de Senillosa, ?fue elegido directamente por Franco tras escuchar, durante cuatro horas interminables, la perorata de Arias-Salgado explicando lo ¨²til que ser¨ªa la televisi¨®n para conducir al cielo m¨¢s almas de espa?oles, y tambi¨¦n como instrumento de control pol¨ªtico?. La lucha por el nombramiento era tremenda entre Blas P¨¦rez (?otro Blas c¨¦lebre?) y Arias-Salgado. Franco le dej¨® hablar a este ¨²ltimo y s¨®lo dijo: ?Arias, nombre usted a Revuelta director general de Televisi¨®n Espa?ola?.

Desde aquel nombramiento ha habido once directores m¨¢s (total doce, incluido el actual, Fernando Castedo) que se han sentado, en un sill¨®n que el diputado catal¨¢n considera codiciado, porque, para algunos, ha sido un gran trampol¨ªn: pero que tambi¨¦n ha sido ?una silla el¨¦ctrica? para otros. C¨®mo llegaron cada uno de ellos al cargo y el juicio que el presidente de la comisi¨®n de control parlamentario del hoy, Ente P¨²blico Radiotelevisi¨®n Espa?ola tiene de sus respectivas actuaciones, son aspectos que aborda en detalle la conferencia de Senillosa.

Del sustituto de Revuelta, Roque Pro Alonso, dice que ?era un hombre duro, que daba pu?etazos en la mesa y gritaba enloquecido: "Estoy rodeado de hijos de puta"?. El inolvidable Manuel del Arco, entrevistador de La Vanguardia, de Barcelona, contaba que entr¨® un d¨ªa en su despacho, llamado por Roque Pro, y vio que ¨¦ste ten¨ªa a su lado, en la mesa y bien al alcance de su mano, una enorme pistola. ?As¨ª es muy dif¨ªcil dialogar?, se atrevi¨® a decir Del Arco. Pero no se trataba, tampoco entonces, de dialogar, sino de ?echar a todo ese hatajo de mangantes que, sin pegar golpe, se llevan m¨¢s dinero al mes que cualquier honrado coronel?. ?El buen Roque Pro?, sigue contando, ?tuvo la ocurrencia, tras haber creado ese monstruo que se llama Prado del Rey, de convertirlo en fortaleza militar y cerrar todas sus puertas menos una, pues as¨ª, pensaba y dec¨ªa, "aqu¨ª no entra ni Dios, sin que yo lo sepa". Pero, claro, en un estudio de televisi¨®n, dejando aparte la discutible presencia de Dios en tal lugar, no s¨®lo entran hombres, sino decorados, gr¨²as, autom¨®viles y hasta elefantes, y Roque Pro tuvo que volver a abrir todas las puertas?.

El sustituto de Roque Pro entra ?por el nuevo ministerio de Fraga?. Es Jes¨²s Aparicio Bernal, ?el Ni?o Jes¨²s de Frgaa?, que est¨¢ cinco a?os -r¨¦cord de permanencia en el cargo-, y del que Senillosa dice que fue ?hombre preocupado en gan¨¢r festivales con ¨¦xito, aunque con medios discutibles, y con la eficaz ayuda de Arthur Kaps?.

Su¨¢rez es de ?vila

De Adolfo Su¨¢rez, que sustituye a Aparicio Bernal en 1969 y permanece en el cargo hasta junio de 1973. Antonio de Senillosa dice que es un director general que procede primeramente de la Secretar¨ªa de las Comisiones Asesoras Y salta luego a director de programas, ?donde ya hab¨ªa hecho de las suyas?. Citando a Juan Felipe Vila San Juan, en un libro que est¨¢ en Prensa y que ?va a ser absolutamente indispensable para quien se interese por la historia de la Televisi¨®n Espa?ola, libro que ha tenido la bondad de pedirme que prologue?, Senillosa recuerda que con Su¨¢rez, que es abulense, ?lleg¨® un tufillo de pol¨ªtica de campanario?. Se empezaron a dar reportajes sobre ?vila, festivales en ?vila. noticias de ?vila y hasta la familia de La casa de los Mart¨ªnez decidi¨®, seg¨²n el gui¨®n, veranear en ?vila. ?Julita Mart¨ªnez, Carlos Mu?oz y las inefables Rafaela Aparicio y Florinda Chico nos contaban en la sobremesa de todos los viernes lo bien que lo estaban pasando en el Valle del Ti¨¦tar?.

Seg¨²n Antonio de Senillosa, los telespectadores no supieron, sin embargo, ?el porqu¨¦ de tal fervor abulense se hab¨ªa despertado en Televisi¨®n Espa?ola y que nada ten¨ªa que ver con santa Teresa, ni con las murallas, ni con el hijo var¨®n de los Reyes Cat¨®licos, enterrado all¨ª, que hubiera podido cambiar el destino de nuestro pa¨ªs sin su afici¨®n a los excesos amatorios que le condujeron, al parecer, a la muerte en, como dir¨ªan los cursis, la flor de la juventud?.

De la etapa Su¨¢rez cont¨® tambi¨¦n c¨®mo, mientras el ministro S¨¢nchez Bella se dedicaba a quitar un plat¨® para convertirlo en capilla y a jugar sus carta al color de El Pardo. el director general empieza a sacar en Televisi¨®n Espa?ola al pr¨ªncipe Juan Carlos, ?como a ?vila antes de las elecciones a procurador en Cortes del a?o 1968?, apostando por el futuro y por la Zarzuela, adonde lleva personalmente las cintas de video en que sale el hoy Rey de Espa?a, ?por si acaso se le ha escapado alguna?.