La Administraci¨®n, obligada a replantear la construcci¨®n de Nuevo Ria?o
La construcci¨®n de Nuevo Ria?o, donde se pretende albergar a los habitantes de los ocho pueblos afectados por el pantano del mismo nombre, ha tenido que ser replanteada a los cuatro a?os de comenzadas las obras ante el incumplimiento por parte del Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo (MOPU) de los compromisos financieros firmados en 1979. Hasta el momento han sido invertidos en el proyecto de construc ci¨®n de Nuevo Ria?o 207 millones de pesetas, y se estima que su ejecuci¨®n costar¨¢ otros 293 millones de pesetas para que puedan construirse los primeros edificios en 1983.
La historia del pantano de Ria?o ha sido, desde sus comienzos, un largo calendario de aplazamientos y goteo de millones, seg¨²n la Administraci¨®n dispusiera o no de liquidez. Proyectado en la ¨¦poca de la Rep¨²blica y resucitado durante los planes de desarrollo de los a?os sesenta, comenz¨® a construirse en 1966 con tres a?os de retraso sobre un plazo de ejecuci¨®n de siete.
Sin embargo, el muro de presa no fue terminado hasta 1977, y todav¨ªa en el Consejo de Ministros del d¨ªa 3 de julio se aprob¨® una partida de 1.796 millones para las variantes de carreteras afectadas Por el embalse sin las cuales un buen n¨²mero de pueblos quedar¨ªan pr¨¢cticamente incomunicados.
En cuanto al plan de regad¨ªos que motiv¨® la construcci¨®n del pantano, el mayor de Castilla y Le¨®n, con 80.000 hect¨¢reas, ni siquiera se ha decidido su trazado. Se estima que ¨¦ste actualmente costar¨ªa unos 17.000 millones de pesetas, tres veces m¨¢s de lo que se ha invertido hasta ahora en el proyecto.
En medio de este caos burocr¨¢tico y financiero surgi¨® en 1977 el proyecto de Nuevo Ria?o, gestado por la Diputaci¨®n poco antes de las primeras elecciones democr¨¢ticas. Entonces se habilit¨® un presupuesto de cerca de cien millones de pesetas, que se agotaron antes de terminar la explanaci¨®n de los terrenos. Posteriormente, el ministro del Interior de la ¨¦poca, Rodolfo Mart¨ªn Villa, gestion¨® una aportaci¨®n similar y, por ¨²ltimo, en octubre de 1979, Jes¨²s Sancho Rof firm¨®, como ministro de Obras P¨²blicas, la constituci¨®n de una sociedad mixta Estado-Diputaci¨®n para sacar adelante el proyecto.
De acuerdo con aquel compromiso, el Ayuntamiento de Ria?o aportaba 127 hect¨¢reas de propiedad comunal; la Diputaci¨®n, las inversiones ya realizadas, y el MOPU, el resto, hasta llegar a los 407 millones de pesetas. Se anunci¨® oficialmente que todos los problemas de financiaci¨®n quedaban resueltos.
El MOPU no cumple
A pesar de Sancho Rof, las obras de Nuevo Ria?o se paralizaron en 1979, sin que hayan vuelto a reanudarse desde entonces. No se ha dado ninguna explicaci¨®n oficial sobre las razones por las cuales la sociedad mixta no lleg¨® nunca a funcionar ni por qu¨¦ el Ministerio comunic¨® a la Diputaci¨®n, en diciembre del pasado a?o, que no podr¨ªa cumplir sus compromisos, aunque manten¨ªa la oferta inicial de aportar doscientos millones de pesetas. Ahora, la Diputaci¨®n ha decidido gestionar en solitario Nuevo Ria?o, para lo que calcula que ser¨¢ necesario invertir 93 millones m¨¢s de lo que promete el Estado. Har¨¢ falta todav¨ªa remover 450.000 metros c¨²bicos de roca y tierra para explanar la plataforma m¨¢s alta de las tres sobre las que se asentar¨¢ el pueblo, construir una escollera en los terrenos m¨¢s pr¨®ximos al agua y retocar los accesos por carretera; luego se proceder¨¢ a urbanizar las tres plataformas y dotarlas de calles, luz, agua y equipamientos urban¨ªsticos en general.
Ante este estado de cosas, la Diputaci¨®n ha optado tambi¨¦n por modificar el plan de ordenaci¨®n del nuevo n¨²cleo y ha convocado un concurso al que se han presentado una veintena de equipos de arquitectura. Todo ello ha permitido detectar fallos de importancia en el planteamiento inicial: mala conexi¨®n entre las plataformas, dificultades para cimentar en terrenos de relleno, alto coste de infraestructura para frenar el arrastre de tierras de un talud a otro y err¨®nea orientaci¨®n del pueblo respecto a las carreteras proyectadas por el MOPU, con perspectivas poco favorables para su futuro desarrollo.
Como consecuencia de lo ante rior, el equipo adjudicatario del concurso ha tenido que racionalizar el antiguo plan y concentrar el grueso de la poblaci¨®n en una plataforma -la m¨¢s alta- de s¨®lo cinco hect¨¢reas y dejar el resto para equipamientos, chal¨¦s y viviendas unifamiliares. Los arquitectos -Salvador Gayarre y Joaqu¨ªn Pallas- han propuesto tambi¨¦n mantener en los futuros edificios las normas arquitect¨®nicas tradicionales de la comarca frente a las urbanizaciones estandarizadas que han servido de base hasta ahora a este tipo de proyectos.
Sin embargo, no todo ha quedado resuelto en la planificaci¨®n de Nuevo Ria?o, entre otras cosas porque todav¨ªa se desconoce cuantos de los vecinos afectados aceptar¨¢n trasladarse a ¨¦l. En principio, el pueblo ha sido pensado para albergar a 3.800 personas, de las que algo m¨¢s de mil no tendr¨¢n all¨ª su residencia habitual (chal¨¦s).
La mayor¨ªa de los habitantes de la comarca -8.600 en 1970- han abandonado ya sus localidades de origen, hasta el punto de que, en algunas de ellas, el n¨²mero de vecinos ha quedado reducido a una tercera parte; en la cabecera de comarca, el actual Ria?o, quedan en estos momentos setecientas personas.
Otra inc¨®gnita que pesa sobre Nuevo Ria?o es el dudoso futuro que se ofrece a los ganaderos de la zona, que constituyen el grueso de la poblaci¨®n. Tradicionalmente, la izquierda, en especial el PCE, ha venido oponi¨¦ndose al proyecto por considerarlo una obra de lujo para una comarca de estas caracter¨ªsticas, cuya caba?a ganadera est¨¢ condenada a repartirse por los n¨²cleos vecinos, todos ellos deficitarios en servicios. Actualmente, la Diputaci¨®n se limita a obviar el tema y alega que no puede preverse la incidencia que el pantano va a tener en la econom¨ªa de los vecinos y que, en cualquier caso, el futuro pueblo tendr¨¢ otras recursos, incluido el turismo, como n¨²cleo administrativo y de servicios.
Al actual alcalde de Ria?o, Gaspar Alonso, de UCD, la iniciativa de la Diputaci¨®n de asumir las responsabilidades dejadas por el MOPU le hace estar convencido de que ?ahora se va a hacer una cosa buena y seria de una vez?.
En cuanto a las garant¨ªas de que ¨¦sta pueda ser una soluci¨®n definitiva, el alcalde dijo poder dar nombres de personalidades interesadas en relanzar el proyecto, entre ellas el ministro leon¨¦s de Administraci¨®n Territorial, Martin Villa.
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