Yo, "siempre de frente"

Quieren hacer luz de gas, pero no lo van a conseguir. Hay un video, cuatrocientos testigos, decenas de declaraciones sumariales, miles de soldados que recibieron ¨®rdenes y un pa¨ªs entero que no va a dejar que le den gato por liebre. La carta del hasta ahora general Jaime Milans del Bosch, presunto delincuente en calidad de encausado por su participaci¨®n en el intento de golpe del 23-F -auspiciado con el secuestro por las armas y con enga?o del Palacio del Congreso, tomando como rehenes al Gobierno y a los diputados de la naci¨®n-, invoca de modo altisonante un pretendido c¨®digo caballeresco a cuya luz convendr¨ªa repasar el proceder del firmante.El procesado por rebeli¨®n militar desde su prisi¨®n incondicional en Fuencarral, Academia de Artiller¨ªa, asistido de sus ayudantes, rodeado de su familia, v¨ªsitado por sus amistades, y tratado con todas las deferencias, ha salido indignado a la palestra de la Prensa para ponerse de ejemplo frente a otros comportamientos. Jaime Milans del Bosch resume as¨ª su ejecutoria militar: "Yo, al frente de unidades de la Legi¨®n en la guerra"; "Yo, siempre de frente, de cara".

Bajo estas coordenadas, ?que queda de la actuaci¨®n del general Milans en la conspiraci¨®n previa y en el desarrollo de la intentona los d¨ªas 23 y 24? ?Qu¨¦ es toda su actividad desde las primeras horas del d¨ªa 23 sino un ejercicio de simulaci¨®n, ocultando a todos los verdaderos prop¨®sitos del despliegue de sus unidades? ?Cabe mayor ambig¨¹edad que preparar un bando pretextando evitar cualquier vac¨ªo de poder, cuando el firmante del bando estaba conchabado con el secuestrador del Parlamento para que tal vac¨ªo se provocara? ?C¨®mo entender que si la intenci¨®n real era la declarada no se ahorrara el general la proclamaci¨®n de su bando, poniendo sencillamente en conocimiento de sus mandos la informaci¨®n del secuestro que se iba a producir para que fuese evitado? ?Puede el general Milans del Bosch seguir afirmando que siempre va de frente, de cara, despu¨¦s de las declaraciones que ha firmado en el sumarlo y las que han hecho sus subordinados y los restantes implicados? ?Qu¨¦ pensar de las respuestas que ofrece el 23-F por la tarde al jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito y al propio Rey, ocultando cuidadosamente el contenido del bando que tiene redactado desde antes del mediod¨ªa y las ¨®rdenes dictadas a las unidades de la Divisi¨®n Maestrazgo para ocupar los centros neur¨¢lgicos de la ciudad de Valencia? ?C¨®mo aceptar bajo esa estricta norma de "yo, siempre de frente, de cara", su respuesta ante las ¨®rdenes de acuartelar las tropas que esconde una ?vez m¨¢s la realidad de cuanto est¨¢ haciendo con la oscura afirmaci¨®n de que tiene unos grupos t¨¢cticos en el campo y les ha ordenado que se aproximen a la ciudad?

?Qu¨¦ pensar de la forma en que se comunica con el gobernador civil de la ciudad, ocult¨¢ndole los t¨¦rminos y el alcance del bando que ha dictado? ?Y del env¨ªo del general Caruana a la sede de la primera autoridad provincial? ?Y de su negativa a persuadir a Tejero que desde Madrid le proclama su ¨²nico punto de referencia? ?Y de sus contactos -yo, siempre de frente, de cara- con los mandos de las distintas regiones militares? ?Y de su ins¨®lita decisi¨®n de retirarse a descansar a su pabell¨®n, mientras el Gobierno de la naci¨®n y los representantes de la soberan¨ªa contin¨²an secuestrados bajo metralletas amigas, en pleno "vac¨ªo de poder"? ?Y de la forma en que se resiste al arresto que le comunic¨® el general Caruana?

Todas las trapacer¨ªas, todas las ambig¨¹edades, todas las exculpaciones, todas las restricciones mentales, todii la confusi¨®n esparcida como tinta de calamar por Milans, carece del m¨¢s m¨ªnimo ejercicio de rellexi¨®n ¨¦tica y presenta el depripiente aspecto de prontuario de rebuscadas coartadas, como se ha escrito autorizadamente. No es posible encontrar en todo este episodio al general Milans del Bosch "defrente, de cara"; s¨®lo se advierte una dimisi¨®n permanente de su responsabilidad; ha huido de proclamarse verdadero sujeto, verdadero autor. Por ninguna parte asoma un rasgo de grandeza de esp¨ªritu, de la altivez que requiere la derrota en el ¨¢nimo de los caballeros. En su declaraci¨®n parece resonar aquel "?Valen excusas, mi capit¨¢n?" del recluta, o la pura negaci¨®n del ?S¨¢lvese quien pueda!

Otra breve reflexi¨®n marginal reclama la carta de Milans por su referencia a la normativa militar para apuntar en la hoja de servicios la expresi¨®n "valor reconocido". Dice el firmante: "Creo que es preceptivo, para alcanzarlo, tres operaciones con bajas en tu unidad, o una herida frente al enemigo o un determinado per¨ªodo de operaciones". Aqu¨ª parece urgente una modificaci¨®n. Es sangrante que las bajas en la propia unidad repercutan en merecimientos para el oficial que la manda, una de cuyas m¨¢s sagradas obligaciones es precisamente ahorrar esas bajas con las que nadie, en adelante, debiera poder especular en beneficio de su particular hoja de servicios.