Edici¨®n facs¨ªmile en Santander de "El hombre acecha" y cartas in¨¦ditas de Miguel Hern¨¢ndez
La Instituci¨®n Cultural de Cantabria ha editado en facs¨ªmile el ¨²ltimo libro de Miguel Hern¨¢ndez, los poemas de guerra El hombre acecha, guardados en pliegos impresos en la Biblioteca-Museo de la Casona de Tudanca, de Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo. La edici¨®n reproduce tambi¨¦n una parte de la correspondencia, dram¨¢tica en algunos casos, cruzada entre el poeta de Orihuela y el autor de la enciclopedia de Los toros, adem¨¢s de un estudio de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia.
La desventura de El hombre acecha, que Miguel Hern¨¢ndez dej¨® impreso y a punto de aparecer, es la desventura misma de su autor, malogrado a punto de culminar. La edici¨®n estaba en capilla en 1939, en la Imprenta Tipogr¨¢fica Modema, de la calle Avellanas, de Valencia, cuando fue destruida por las tropas nacionales. Algunas personas tomaron para s¨ª pliegos de aquella tirada, entre ellas Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo; pero el libro no iba a publicarse ¨ªntegro hasta 1979, si bien con algunas imperfecciones. Especial valor de esta edici¨®n facs¨ªmile tiene el estudio de las relaciones entre Miguel Hernm¨¢ndez y Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, seguidas a trav¨¦s de numerosas cartas. Leopoldo de Luis y Jorge de Urrutia cuentan que el poeta lleg¨® por primera vez a Madrid en diciembre de 1931, con una carta de presentaci¨®n del abogado Mart¨ªnez Arenas para Concha Albornoz, hija del entonces ministro de Justicia. En los dos a?os siguientes, Miguel Hern¨¢ndez va a conocer a los grandes poetas de su generaci¨®n, desde Pablo Neruda a Aleixandre y Lorca, en tanto que busca una soluci¨®n a su penosa situaci¨®n econ¨®mica.
Ser¨¢ en este campo en el que se enmarca el primer contacto con Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, al que ser¨¢ presentado en los primeros meses de 1935 por Raimundo de los Reyes, que le recomienda con ¨¦xito para la obtenci¨®n de un trabajo fijo. La conversaci¨®n, seg¨²n relato de Juan Guerrero Zamora y Mar¨ªa de Gracia lfach, debi¨® ser as¨ª: ??Cu¨¢nto dinero necesitas para vivir??, le pregunt¨® el se?or de Tudanca. ?Me bastan veintitr¨¦s duros, don Jos¨¦ Mar¨ªa?, contest¨® el poeta. ?Yo te dar¨¦ cincuenta y te vienes como mi secretario?.
Oficio de pastor en Tudanca
Al final de la guerra, Miguel queda envuelto en su ola punitiva. Las cartas de Tudanca demuestran que es a Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo a quien primero acude. Hay misivas pat¨¦ticas; la primera, fechada ya desde la c¨¢rcel en los primeros d¨ªas de junio de 1939, frustrado el intento de pasar a Portugal. Miguel Hern¨¢ndez tratar¨¢ a Coss¨ªo de ?querido primo Jos¨¦ Mar¨ªa?, seg¨²n las normas penitenciarias, que s¨®lo permiten cartas a familiares, y le pedir¨¢ que vaya a verle a Torrijos, 69, ?donde me retienen desde hace varios d¨ªas?. El poeta adem¨¢s ruega que Coss¨ªo se entreviste con personas de influencia en zona nacional (entre ellos, su hermano Francisco de Coss¨ªo), ?con quien sea, para verme junto a Josefina, que me necesita m¨¢s cada d¨ªa?. Cuando llega la libertad, muy breve, Miguel Hern¨¢ndez escribe inmediatamente a Coss¨ªo. Le dice que se encuentra ?atado a la vida de mi libertad frente a mi indefensa familia?, que anda mal de salud, ?ya que mi cabeza se resiste a mejorar?, que no podr¨¢ realizar el trabajo de antes, y que est¨¢ dispuesto a trabajar ?en su tierra de Tudanca, a pastorear sus vacas, a lo que sea?. Pero a los doce d¨ªas, Miguel volvi¨® a ser encarcelado, sin darle tiempo, ya definitivamente, para regresar a la ga?an¨ªa en Tudanca.
Textualmente, seg¨²n los autores de este trabajo editado ahora en Santander, ?Coss¨ªo correspondi¨® seguramente como pudo o como supo?, y seg¨²n u?a reconocida ?buena voluntad amistosa?. En todo caso, iba a ser ?el se?or de la Casona de Tudanca? el primero en editar un libro de Hern¨¢ndez en la Espa?a de la posguerra, El rayo que no cesa, con pr¨®logo del propio Coss¨ªo y a petici¨®n de Vicente Aleixandre.
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