Cela y otros escritores hablan sobre las herej¨ªas de Prisciliano y el intimismo de Rosal¨ªa de Castro
Debates acerca de la obra del heterodoxo y la poetisa
Alternando casi sin soluci¨®n de continuidad la definici¨®n de Prisciliano en clave gastron¨®mica erudita con las teorizaciones sobre la morri?a, Camilo Jos¨¦ Cela -que el s¨¢bado clausuraba un seminario sobre Prisciliano, y que el lunes inauguraba otro dedicado a Rosal¨ªa de Castro- cumpli¨® el papel de orador de enlace entre los dos primeros ciclos de conferencias organizados este a?o por la Universidad Internacional Men¨¦ndez y Pelayo (UIMP) en Pontevedra.
Cela, que con Gonzalo Torrente Ballester -sustituido finalmente por Salvador P¨¢niker-, Juan Cueto y el director del seminario, Fernando S¨¢nchez-Drag¨®, ocupaba por grado de expectaci¨®n previa la cabecera de un cartel compuesto por especialistas de la altura de Alain Tranoy, D¨ªaz y D¨ªaz, Blanco Freixeiro y Jos¨¦ Luis Abell¨¢n, hizo el s¨¢bado un retrato entre erudito y festivo del heterodoxo m¨¢rtir Prisciliano, a quien el escritor gallego considera ?paisano, amigo, correligionario y colega?.La visi¨®n de un Prisciliano nutrido indistintamente de dudas ilusiones y lac¨®n con grelos que Cela ofreci¨® el s¨¢bado en su conferencia de clausura hab¨ªa sido precedida por una larga decena de distintas interpretaciones sobre la figura del hereje. La misma condici¨®n her¨¦tica del personaje fue negada por Jos¨¦ Luis Abell¨¢n -que distingue entre un Prisciliano ortodoxo y un priscilianismo heterodoxo-, y por Juan Cueto, quien asegur¨® en su conferencia que el ?hipot¨¦tico heresiarca? se hab¨ªa limitado a reproducir hasta el l¨ªmite mismo del plagio los temas contenidos en los libros ap¨®crifos del Nuevo Testamento.
En l¨ªneas generales, Cueto -que abri¨® el ciclo de conferencias tras la introducci¨®n general de S¨¢nchez-. Drag¨®- atac¨® la doble interpretaci¨®n de la ortodoxia cat¨®lica y la heterodoxia espa?ola, que ven en Prisciliano el origen de todas las grandes herej¨ªas ib¨¦ricas, en un caso, y el fundamento de la doctrina genesiaca de la Espa?a m¨¢gica en el otro. Cueto no se priv¨® de calificar de novelera la metodolog¨ªa de Opera aptria, propuesta en su charla inaugural por el director del curso, S¨¢nchez-Drag¨®, principal representante, precisamente, de los heterodoxos que hacen de la "identificaci¨®n entusiasmada y hasta ideol¨®gica? con el priscil¨ªanismo el fundamento de su mitolog¨ªa de la Espa?a m¨¢gica.
Para Cueto, ambas posturas coinciden en el mito del car¨¢cter nacional (?tan excelentemente desmontado por Julio Caro Baroja?), al suponer que existe un sentido ¨²nico, may¨²sculo, lineal y racial incluso, de la historia de la heterodoxia nacional. El conferenciante rechaz¨® esta doble utilizaci¨®n de Prisciliano como pretexto sobre el que apoyar la expresi¨®n de otras ideolog¨ªas, para proponer a cambio el acercamiento al presunto hereje como texto.
Teor¨ªas contradictorias
Las dificultades para allegarse al texto -personaje y entorno ambiental de la ¨¦poca- se har¨ªan patentes, sin embargo, en las numerosas y con frecuencia contradictorias teor¨ªas que se aportaron al desarrollo de la semana. As¨ª, la tesis del secretario de la UIMP, Francisco Bobillo, que liga el priscilianismo con los origenes de? nacionalismo gallego, podr¨ªa ser contrastada con las revelaciones del catedr¨¢tico de Compostela, D¨ªaz y D¨ªaz, para quien el reciente descubrimiento de documentos que sit¨²an el origen de Prisciliano en la Lusitania, y no en Galicia, como hasta ahora era t¨®pico, hace preciso cambiar el rumbo de todas las investigaciones en torno al heresiarca.De resultar cierta esta ¨²ltima teor¨ªa, ser¨ªa necesario cambiar los presupuestos de varias de las comunicaciones presentadas al seminario: la de Alain Tranoy -sobre el contexto hist¨®rico del priscilianismo en Galicia durante los siglos IV y V- o la de Filgueira Valverde, que intentaba establecer las relac¨ªones entre la antropolog¨ªa cultural de los gallegos y el origen del priscdianismo en estas tierras.
Con todo, lo m¨¢s sorprendente de? seminario, que concluy¨® la semana pasada -y tambi¨¦n, aunque en menor medida, del que comenz¨® el lunes-, ha sido la inusual afluencia de p¨²blico. Atra¨ªdo no se sabe muy bien si por la figura de Prisciliano o por la de quienes lo utilizan como pretexto, lo cierto es que un grupo nunca inferior a trescientas personas y en alguna ocasi¨®n superior a las quinientas hizo pequeno el relativamente holgado recinto del museo pontevedr¨¦s donde se celebraban las conferencias, y oblig¨® a los organizadores a pedir bancos suplementarios al p¨¢rroco de una iglesia pr¨®xima.
Cela, perfecto maestro de ceremonias, cumpli¨® el lunes con el encargo de suavizar la transici¨®n desde la magia, la herej¨ªa y la heterodoxia de Prisciliano al nada espectacular intimismo de Rosal¨ªa. El escritor disert¨®, entre otras vaguedades, sobre una morri?a que insistir¨ªa en diferenciar de la a?oranza castellana y la saudade portuguesa, para equipararla con el spleen de los ingleses, ?ese cultivado aburrimiento sin objeto?. Tras Cela, Carvayo Calero, Filgueira Valverde y Ram¨®n Pi?eiro analizaron en la jornada del martes la tem¨¢tica y la po¨¦tica de Follas novas, y la perspectiva de su autora desde nuestro tiempo. Ayer, Juan Naya, Carlos Casares y Xes¨²s Alonso Montero, trataron distintos aspectos biogr¨¢ficos de Rosal¨ªa, como parte de un programa que concluir¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado con una conferencia del delegado del Gobierno en Galicia, Domingo Garc¨ªa-Sabell.
Babelia
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