El Atletico siempre anduvo a la deriva
El Atl¨¦tico ha perdido pr¨¢cticamente todas las posibilidades de seguir adelante en la Copa de la UEFA. Bast¨® que el Boavista actuara con un objetivo concreto, el de jugar con continuidad y derroche f¨ªsico, para que el Atl¨¦tico estuviera siempre a la deriva. Navarro estrepitosamente en los dos prrimeros goles, y en la segunda parte, cuando el equipo se enton¨® durante unos minutos, careci¨® de remate.
Al margen de Ia falta de ritmo en el conjunto del Atl¨¦tico de Madrid, fueron dos hombres los que propiciaron que el equipo se fuera ya al descanso con la continuidad en el torneo continental seriamente amenazada. Navarro fue el convidado de piedra, no s¨®lo en los goles, sino tambi¨¦n en otras acciones que le pusieron en serios aprietos. Quique, por otra parte, no estuvo acertado en el marcaje de Ailton, jugador que hace las funciones de Dirceu pero en una posici¨®n m¨¢s adelantada, y sus despistes provocaron que el equipo portueu¨¦s se moviera con confianza al ritmo marcado por Ailton, quedando el Atl¨¦tico a la deriva.
La ¨²nica virtud que mostr¨® el conjunto madrile?o, y en eso se not¨® ya la mano de Carriega, fue que sus jugadores no tuvieron reparos para tirar a gol, pero s¨®lo en la primera parte. Excepto los dos laterales, todos los dem¨¢s ensayaron el remate, que lleg¨®, las m¨¢s de las veces, favorecido por la t¨¢ctica rival de esperar al contrario al borde del ¨¢rea. no porque la conjunci¨®n de los atl¨¦ticos desbordara a sus oponentes en las acciones ofensivas. Uno de estos disparos, el segundo, a los cuatro minutos, fue de Pedro Pablo y el bal¨®n fue devuelto al campo por el larguero; la mala fortuna no acab¨® ah¨ª, ya que el contragolpe del Boavista, en la u-ada siguiente, fue el que ori-ln¨® el primer gol. De nuevo la pelota fue al palo, pero esta vez, en lugar de llevarla hacia fuera, ayud¨® a que entrara.
Pedro Pablo, el jugador que hab¨ªa dejado en el banquillo a Rubio y Huco S¨¢nchez, tuvo la misi¨®n en el campo de cerrar a Queir¨®s.. un lateral ofensivo al que hab¨ªa que sujetar en sus incursiones. Pese a que Pedro Pablo sali¨® con misiones defensivas, aunque con plena libertad para atacar, Carriega le mantuvo en el equipo y fue el que logr¨® poner esperanza en las ilusiones atl¨¦tlcas de lograr un buen resultado. Fueron unos buenos momentos para el Atl¨¦tico, jugando tranquilo, ya con Ailton sujetado por Ruiz y un Boavista que iba acusando el esfuerzo. La excelente pareja de centrales del equipo portugu¨¦s fren¨® los ataques ciel Atl¨¦tico el tiempo suficiente como para que sus compa?eros se tomaran un respiro y esperaran el re ruerzo de hombres de refresco, logrando uno de ellos, precisamente Diamantino, el tercer gol por atenci¨®n y rapidez en el juego.
Parecida carta quiso jugar el Atl¨¦tico en los ¨²ltimos minutos. Hugo S¨¢nchez tuvo su oportunidad porque el Boavista iba a defender su ventaja, pero las circunstancias en las que se mov¨ªa cada equipo eran muy distintas, en juego y moral, y as¨ª los portugueses consiguieron poner una diferencia a¨²n mayor en el marcador, pr¨¢cticamente insuperable en Madrid, donde su contragolpe, seg¨²n se vio en Oporto durante los ¨²ltimos minutos del partido, amenazar¨¢ constantemente al Atl¨¦tico, que ayer s¨®lo pudo frenarle con sucesivas faltas -en este sentido, se distingui¨®, como siempre. Julio Alberto-, y de ellas nacieron dos de los cuatro goles.
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