Una pol¨ªtica de grasas
Cuando la problem¨¢tica de la pol¨ªtica de aceites y grasas adquiere un protagonismo a nivel nacional por hechos que aunque inciden son ajenos a la producci¨®n y comercializaci¨®n de estos productos y entran en el ¨¢rea de la justicia por tratarse de hechos comerciales que degeneran en presuntos hechos penales, esta organizaci¨®n profesional, de forma consciente, no ha querido hacer manifestaciones que pudiesen interpretarse como una posici¨®n poco correcta, ya que de cualquier cr¨ªtica nuestra hubiese podido interpretarse que m¨¢s que prestar una colaboraci¨®n a la Administraci¨®n de Justicia y a la sociedad, fuese una defensa injustificada y, por tanto, deshonesta, de los intereses de los agricultores.Obedec¨ªa esta posici¨®n a un sentido de responsabilidad y es en funci¨®n de esta misma por la que hoy nos vemos obligados a acometer el editorial de ese diario del pasado domingo d¨ªa 13, publicado con el siguiente titular: Tambi¨¦n culpable: la pol¨ªtica de grasas.
Nuestra disconformidad est¨¢ relacionada con las cuatro conclusiones a las que llega, con algunas de las medidas que propone y con la mayor¨ªa de las premisas que las justifican.
1. Se afirma que la pol¨ªtica actual produce excedentes, a?o tras a?o, y cuantificarlos previamente en 100.000 Tm. de aceite de oliva, valor¨¢ndolos en 15.000 millones de pesetas. Ignoramos qu¨¦ criterios y de qu¨¦ fuente han podido sacar esta conclusi¨®n, pero a nuestro juicio carece de causa objetiva.
La realidad es que el m¨¢ximo stock que se ha almacenado de aceite de oliva es el actual de 270.000 Tm., aproximadamente, y que representa la acumulaci¨®n de excedentes de m¨¢s de cinco a?os.
Cuando la cosecha actual de aceite de oliva y de girasol puede ser inferior a la de los ¨²ltimos a?os y provocar un d¨¦ficit entre la oferta y la demanda, que justifique importaciones m¨¢s que una carga para la Administraci¨®n y para la sociedad, habr¨ªa que hablar de stocks estrat¨¦gicos que pueden garantizar la demanda de los consumidores.
Fraudes econ¨®micos
Tambi¨¦n queremos se?alar que las existencias que comentamos estar¨ªan reflejadas en otros tipos de aceites, de no haberse producido fraudes econ¨®micos al venderse como aceite de oliva estos otros aceites, no t¨®xicos, pero m¨¢s baratos, que provocaban beneficios econ¨®micos extraordinarios y anormales a algunos industriales que han utilizado este sistema, y generaban en gran parte el referido estopaje.
2. Afirma el editorialista, que la pol¨ªtica de estos ¨²ltimos a?os ha desanimado el consumo de aceite de oliva, cuando la realidad es que, aunque no en los porcentajes que los productos de oliva hubiesen deseado, el consumo interno y las exportaciones, menos este a?o, se han incrementado.
3. Igualmente se afirma en el art¨ªculo que comentamos que se castiga al consumidor con altos precios.
Este punto resulta incomprensible por los siguientes hechos:
- Los precios de aceite de oliva, tanto para el agricultor como para el consumidor, en Espa?a son inferiores de un 40% a un 50% a los que rigen en la CEE.
- El precio de garant¨ªa del girasol es inferior casi en un 15 % a los que reciben los agricultores europeos.
4. Por ¨²ltimo, se asevera sin duda, en las conclusiones que comentamos, que la pol¨ªtica de aceites y grasas se puede rematar con adulteraciones envenenadas.
Este hecho hay que relacionarlo, insistimos, m¨¢s con el derecho penal y con la falta o fracaso de medidas inspectoras de comercio y sanitarias.
Respecto a las medidas que se proponen para provocar un cambio de la pol¨ªtica que se ha desarrollado, se contienen dos que, ,por razones objetivas, nos resultan inadmisibles, y que son: la de reducir el precio de intervenci¨®n para el de oliva y crear un organismo independiente del Ministerio de Agricultura.
En la primera propuesta discrepamos por las siguientes razones:
- Los precios del aceite de oliva han tenido unos incrementos en estos ¨²ltimos cuatro a?o inferiores a los del crecimiento de los factores de producci¨®n que tienen que ser utilizados forzosamente por el agricultor (mano de obra, fertilizantes, energ¨ªa, maquinaria, etc¨¦tera), habi¨¦ndose producido, como en el resto de los sectores agrarios, una profunda descapitalizaci¨®n.
En contra de sus afirmaciones, y sin datos elaborados conjuntamente con la Administraci¨®n, los actuales precios s¨®lo ofrecen garant¨ªa de beneficios a un 20% de la superficie productiva.
Que, como consecuencia de esta situaci¨®n, la superficie de cultivo ha disminuido, tanto por arranque como por adehesamiento, en m¨¢s de 300.000 Has. en los ¨²ltimos cinco a?os y, desgraciadamente, esa tendencia se mantiene en alza, poniendo en peligro, en un peligro muy pr¨®ximo, nuestro autoabastecimiento de aceite de oliva.
Ministerio de Agricultura y Alimentaci¨®n
En cuanto al organismo que en el futuro debe coordinar la pol¨ªtica de alimentaci¨®n, a pesar de nuestras discrepancias con el Ministerio de Agricultura en muchos puntos de la pol¨ªtica agraria actual, debe ser la creaci¨®n del Ministerio de Agricultura y Alimentaci¨®n, al igual como est¨¢ estructurado en un n¨²mero importante de pa¨ªses de la Comunidad, y si partimos de que la integraci¨®n es un objetivo gen¨¦rico de nuestra pol¨ªtica a corto plazo, parece l¨®gico que se vayan homologando los aspectos institucionales.
No podemos dejar incompleto nuestro comentario al editorial sin hacer referencia a algunas de las afirmaciones previas que se hacen en el mismo.
El contingente de 90.000 Tm. y no 90 Tm., como por error se contiene en el editorial, obedece a una filosof¨ªa que aplica a otros sectores y que est¨¢ justificado por el hecho de que en Espa?a es posible marcar un objetivo de autoabastecimiento de aceites, con precios competitivos.
La producci¨®n de aceite de girasol en nuestro pa¨ªs se fomenta no ?al abrigo de los altos precios del aceite de oliva?, ya que, como hemos manifestado, los precios del aceite de oliva en Espa?a son bajos y la realidad es que la producci¨®n de la semilla oleaginosa que comentamos se desarrolla por una promoci¨®n importante de las extractoras que han contado con la colaboraci¨®n del Ministerio de Agricultura y de los propios agricultores.
No resulta objetivo afirmar que los precios autorizados de venta al p¨²blico de otros aceites se eleven para proteger el consumo del aceite de oliva. Los incrementos de estos aceites han obedecido a razones econ¨®micas por aumento de las materias primas, as¨ª como de los dem¨¢s componentes del escandallo de costes de las industrias transformadoras de los mismos.
Tambi¨¦n resulta fuera de la realidad que el Ministerio de Agricultura puede vanagloriarse de una defensa de los agricultores cuando ¨¦stos, de forma constante y justificada, en los ¨²ltimos a?os han elevado toda clase de protestas, desde recursos jur¨ªdicos hasta manifestaciones p¨²blicas, por la pol¨ªtica del Gobierno en el tema que nos ocupa.
Hemos protestado, al igual que otras organizaciones, sobre la potencialidad del fraude que puede ofrecer el aceite de soja y las grasas obtenidas por esterificaci¨®n, pero el calificativo de oce¨¢nica que da el editorialista significar¨ªa una negligencia grav¨ªsima por parte de la Administraci¨®n, ya que ¨¦sta conoce los kilos de haba de soja que se importan, su contenido en grasa, el contingente nacional y las cifras de exportaci¨®n.
No creemos que el aceite de oliva haya influido de forma decisiva en la situaci¨®n actual de la industria conservera, ya que ¨¦sta deriva m¨¢s de declaraciones irresponsables y de que, paralelamente, las materias primas se han incrementado m¨¢s porcentualmente que los precios del aceite.
Por ¨²ltimo, queremos dejar constancia de lo que es p¨²blico y notorio: nuestra disconformidad con algunas cuestiones de la pol¨ªtica gubernamental en el tema de aceite y grasas, pero esta posici¨®n no puede hacerse compatible, como la que comentamos, que a nuestro juicio desvirt¨²a la realidad.
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