Una tonadilla con olor a muerte
Todas las guerras tienen su canci¨®n, y como las batallas suelen ser hechas de valor y miedo, m¨²sicas y palabras llevaron siempre a los soldados a luchar y morir o a a?orar lo que a espaldas dejaban, en las duras horas de guardia y trincheras. Lili Marlen naci¨® para ello como sucede tantas veces; acab¨® llen¨¢ndolas a un lado y otro de los frentes, con su melod¨ªa lenta como una letan¨ªa y sus palabras que, como en tales casos, no hablaba de victorias, sino de adioses y nostalgias. El mismo Goebbels, que entend¨ªa de estas cosas, le defini¨® como ?una tonadilla con olor a muerte?. Sin embargo, su f¨¹hrer, cuyo gusto era totalmente diferente en mujeres y canciones, la escuch¨® y dio por buena, gozando desde entonces de favores su int¨¦rprete.Tal es la biograf¨ªa de Lili Marlen, bastante tradicional, tanto como la historia que los guionistas han escrito para Fassbinder. En este caso, el c¨¦lebre realizador alem¨¢n ha dejado a un lado sus esquemas narrativos habituales, llevando a cabo un trabajo bastante menos personal de lo que acostumbra, aunque riguroso y atento. Apoy¨¢ndose en la labor de su actriz favorita y una ambientaci¨®n excelente, crea un relato cuyo inter¨¦s no mengua demasiado alg¨²n que otro t¨ªpico un Mel Ferrer tan parecido a s¨ª mismo como siempre y un Giancarlo Gianini un tanto mon¨®tono.
Lili Marlen
Direcci¨®n: Rainer Wernes Fassbinder. Gui¨®n: Manfred Purzer y Joshua Sinclair. Fotograf¨ªa: Xaver Schwarzenberguer. M¨²sica: Peer Raben. Int¨¦rpretes: Hanna Schygulla, Giancarlo Gianini, Mel Ferrer, Karl Heinz von Hassel, Hark Bohm Erick Schumann, GottfiredJohn, Christine Kaufmann. Dram¨¢fico. Alemania. En los cines Pompeya y Gayarre.
A medias entre el melodrama y la novela de guerra o de aventuras, es dificil adivinar qu¨¦ dir¨¢ esta pel¨ªcula al p¨²blico. Los que vivieron aquellos a?os es posible que no los reconozcan; los que eran ni?os entonces puede que juzguen a esta Lili Marlen una canci¨®n lejana, ya olvidada en el desv¨¢n de las guerras perdidas. A ello quiz¨¢ les lleve de la mano este raro Fassbinder y sus ilustraciones b¨¦licas, que m¨¢s parecen cromos de guerra, o ese amor rom¨¢ntico con su final acre y feliz entre aplausos y renuncias ante un matrimonio donde el hogar tradicional acabar¨¢ triunfando sobre amores de guerra, esp¨ªas, tomas de conciencia m¨¢s o menos previstas y una canci¨®n que, quiz¨¢ porque serv¨ªa de velo a la muerte, lleg¨® veloz al coraz¨®n de Hitier.
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