Castilla del Pino-Lacan
Es evidente que la obra de Castilla del Pino, a pesar de sus ediciones y de la lectura que sus ideas despertaran entre los psicoanalistas de otro tiempo, no ha alcanzado para despertar las pasiones de franceses, catalanes y suramericanos; puede ser que esto se deba a siniestros contubernios editoriales (que los hay) o al hecho de que la falta de argumentos te¨®ricos hace que algunas formas del pensamiento te¨®rico que no pueden morirse a tiempo, como los dinosaurios, sin pena ni gloria, terminen por extinguirse.De todos modos, y teniendo en cuenta las connotaciones anales que detecta en el proceso, no duda en arremeter con hostil frivolidad te¨®rica, en su art¨ªculo sobre Lacan, contra las formalizaciones del pensamiento psicoanal¨ªtico mo
Pasa a la p¨¢gina 10
Viene de la p¨¢gina 9
derno, que encuentra sus fundamentos no en otro lugar que en el espacio de configuraci¨®n de la ling¨¹¨ªstica, en tanto modelo del funcionamiento del inconsciente, y que es por este hecho el que s¨®lo se revela en un discurso, donde es la materia ling¨¹¨ªstica lo ¨²nico que hay de "accesible, cualificable y objetivable" para citar a Lacan antes de que pudiera pasar de moda.
Venimos as¨ª a concluir una extra?a afinidad entre ciertos juicios de Castilla del Pino y el pensamiento m¨¢s tradicional y, en casos, retr¨®grado al que nos tienen acostumbrados las -asociaciones psicoanal¨ªticas, y por qu¨¦ no psiqui¨¢tricas, de distinto signo cient¨ªfico y pol¨ªtico, que en la vanidad de su saber obstruyen el camino de las rupturas necesarias para el desarrollo del pensamiento psicoanal¨ªtico, que no es otra cosa que la medida de unas formalizaciones
acerca del ser humano y sus anhelos.
La biolog¨ªa freudiana es un obst¨¢culo contra el cual se alzara ya el maestro, Freud, que supo romper claramente con ella cuando atribuye las caracter¨ªsticas de la repetici¨®n neur¨®tica a los efectos de la cadena simb¨®lica.
Nadie, por mucho que se empe?e, podr¨¢ jam¨¢s ver, tocar o encerrar en un tubo de ensayo al inconsciente, quiz¨¢ podr¨¢ entreverlo en los efectos de un discurso.
Se deja o¨ªr cierto apresuramiento por sepultar el cad¨¢ver del maestro, Lacan, quiz¨¢ se tema que empiece a despedir un olor insoportable entre los fariseos, quiz¨¢ se tema que la peste se propague./
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.