El fr¨ªo rest¨® asistencia a la fiesta del partido comunista 1981
La ola de fr¨ªo que azot¨® Madrid el pasado fin de semana provoc¨® que la asistencia a la quinta fiesta anual del Partido Comunista de Espa?a, celebrada en la Casa de Campo, fuera algo menor que en a?os anteriores. El mill¨®n de personas que, aproximadamente, pas¨® por el recinto durante los tres d¨ªas de la fiesta expres¨®, en su mayor¨ªa, su protesta ante la postura del Gobierno en relaci¨®n con la entrada de Espa?a en la OTAN, sin ocasionar incidente alguno. Aunque ayer los organizadores no hab¨ªan concluido el balance econ¨®mico, los beneficios alcanzados este a?o no parece que superen los cincuenta millones de pesetas, cifra considerablemente menor a la conseguida el pasado a?o.
La afluencia de mil¨ªtantes a la fiesta, procedentes de todas las provincias del pa¨ªs, mezclados con los miles de madrile?os que acudieron a la Casa de Campo, como militantes o como visitantes, fue uno de los alicientes de la fiesta PCE 81. Asimismo, el esperado concierto de rock, celebrado el pasado viernes bajo una fuerte tormenta, y las dem¨¢s actuaciones de cantantes y conjuntos -todos ellos pr¨®ximos al PCE- lograron acumular en el anfiteatro de la Casa de Campo, a miles de j¨®venes.La organizaci¨®n fue perfecta y los 3.000 comunistas que formaron el servicio de orden no tuvieron ning¨²n problema con los asistentes a la fiesta, que discurri¨® sin inc¨ªdentes. Unicamente, y como novedad con respecto a a?os anteriores, los organizadores tuvieron que contar con la presencia en el exterior de la Casa de Campo de varias dotaciones de la Polic¨ªa Nacional y Municipal, debido a los actos de XIV Asamblea del Consejo de Municipios de Europa, celebrados en el antiguo recinto de la Feria del Campo tambi¨¦n durante el fin de semana.Los organizadores se?alaron a este peri¨®dico que, en contra de la exclusiva idea de sostener tres d¨ªas de absoluta diversi¨®n, "la fiesta se politiz¨® en exceso debido al tema de la OTAN". Las pegatinas, las pancartas y la protesta de la mayor¨ªa de los asistentes contra la entrada en la OTAN constituyeron la nota pol¨ªtica de la fiesta, aunque este extremo no incidi¨® para nada en mantener el curso alegre y distendido de la reuni¨®n.Los asistentes recorrieron los distintos pabellones regionales y provinciales, donde degustaron los diferentes vinos y los platos t¨ªpicos de cada zona, hasta altas horas de la madrugada. Entre pabell¨®n y pabell¨®n, decenas de puestos de cer¨¢mica y bisuter¨ªa sirvieron a los concurrentes para comprar a bajo precio cientos de objetos. Curioso de se?alar fue que para disminuir los riesgos de la intoxicaci¨®n alimentaria la organizaci¨®n aument¨® este a?o el control de todos los productos que se vend¨ªan, y no permiti¨® que en su recinto se colocaran puestos de vendedores ambulantes espont¨¢neos. La mayor¨ªa de los puestos que exped¨ªan cualquier fritura presentaban a la vista las botellas de aceite con las que cocinaban.
Las ¨²nicas incidencias registradas fueron las p¨¦rdidas de carn¨¦s de identidad y la b¨²squeda de algunos ni?os que se extraviaron entre la gente, pero todo se solucion¨® sin ning¨²n problema mediante el servicio de megafon¨ªa, que avis¨® a todas las personas de todo cuanto acontec¨ªa.
A ¨²ltima hora de la tarde del domingo, el jerez, el vino de Rioja, el ron canario, el ribeiro, la sangr¨ªa, el whisky segoviano y algunos de los platos t¨ªpicos de las regiones comenzaron a escasear, y en muchos casos al final de la noche su carencia era notoria, cuando la mayor¨ªa de los asistentes quer¨ªan despedirse de la fiesta con un buen empape. Al final todo se acab¨® al ritmo de Los Vikingos en el pabell¨®n del PSUC, mi.-ntras los ¨²ltimos danzantes renegaban del temprano final.
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