La minifalda y lo psicod¨¦lico, renacen, despu¨¦s de diez a?os, en Inglaterra

El renacer de la minifalda est¨¢ con nosotros. La Campa?a para el Desarme Nuclear (CND) ha recuperado su fuerza perdida despu¨¦s de un gran impulso inicial a principios de la d¨¦cada de los sesenta. Ahora se habla del resucitar de lo psicod¨¦lico. Nostalgia de tiempos pasados. Vuelta a las antiguas modas de Carnaby Street, una calle ya s¨®lo para turistas despistados.
Con su blanca palidez, los nuevos rom¨¢nticos se han quedado ya viejos. Sus delicados maquillajes y atuendos, sus chorreras ya no sirven para los que ahora frecuentan los martes la discoteca The Blitz, donde hasta hace poco se reun¨ªan los rom¨¢nticos que no hab¨ªan le¨ªdo a Byron, y centro en los a?os sesenta de la revoluci¨®n psicod¨¦lica. Las tradiciones son novedosas. La novedad es tradicional. Uno se queda con la amargura del d¨¦j¨¤ vu. La m¨²sica suena con aire ya antiguo. The Grateful Dead, una banda psicod¨¦lica por excelencia, vuelve a llenar el teatro londinense The Venue. Es de los pocos grupos que no ha cambiado de estilo ni de personal. Su traves¨ªa del desierto de los a?os setenta queda ahora recompensada. Por poco tiempo, es de temerse.El psicodelismo vuelve a hacerse con Londres. Surgen nuevas bandas musicales, aqu¨ª y del otro lado del Atl¨¢ntico, que vienen a dar al traste con la llamada nueva ola. Una banda lanzada en 1981 que intenta volver a 1966 es algo "divertido" e "inesperado", comenta Robin Wilis, compositor y bajo de The Barracudas.
Miles Over Matter, High Tide -la vuelta al peace and love (amor y paz)-, Silence, Future Dyas, -Mood Six, Total Exposure (promocionados por la CND) son otros tantos nombres del nuevo movimiento. M¨²sica que viene de tiempo atr¨¢s, con caras j¨®venes. ?Qui¨¦n recuerda la cubierta del Sargento Peppers de los Beatles? Todo el mundo, puede decirse. Y para el que lo hubiera olvidado, ahora vuelven esos trajes y colores. Cuanto m¨¢s vivos, mejor, pero sin llegar al mal gusto. Las mangas, anchas. Las faldas, cortas. Los pelos, largos. The Regal, la ciencia de la nueva vieja moda, donde el algod¨®n ha reemplazado al nailon, est¨¢ en el mercado de Kensington. Kings Road queda ya a trasmano.
Este es el nuevo reflejo de la crisis brit¨¢nica. La inflaci¨®n no ha afectado, sin embargo, al precio de una gota de LSD. Pero estos j¨®venes no saben, no pueden -el paro se lo impide- crear. Tan s¨®lo recrear y recrearse. Por ello, vienen y se gastan quinientas pesetas una vez a la semana para entrar en The, Blitz, The Groovy Cellar o The Clinic, para una noche de rojo sat¨¦n. Vuelven a sus fuentes, recordando cuando Londres dictaba su moda al mundo. El norteamericano Jim Morrison, cerebro de los Doors, fallecido en Francia hace a?os en tristes condiciones, parece levantarse de su tumba discogr¨¢fica y resucitar su m¨ªtica figura. Dense prisa y pasen a presenciar el espect¨¢culo, el nuevo circo, s¨®lo para minor¨ªas. Qu¨ªz¨¢ sea ya tarde, pues estos movimientos son efimeros. Una concentraci¨®n inestable de energ¨ªa, como algunas part¨ªculas subat¨®micas. "El fin" est¨¢ pr¨®ximo, como cantan The Doors en la pel¨ªcula que les sac¨® del olvido, Apocalipsis.
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