La diplomacia de Fran?ois Mitterrand intenta abrirse camin¨® entre las directrices de los gobiernos de Washington y Mosc¨²
La Francia de Franlois Mitterrand, en el plano geoestrat¨¦gico mundial, desear¨ªa averiar al m¨¢ximo el di¨¢logo entre Estados Unidos y la URSS, herencia de Yalta a¨²n vigente. Y en esta misma Francia, las relaciones franco-espa?olas podr¨ªan mejorar, como el Presidente parece desearlo, pero ello s¨®lo ser¨¢ factible a partir de una actitud m¨¢s t¨¦cnica y menos emocional por el lado hispano.
Tras el reciente viaje del jefe del Estado franc¨¦s a Oriente Pr¨®ximo, inmediatamente despu¨¦s de su primera conferencia de Prensa, dedicada especialmente a explicar su pol¨ªtica econ¨®mica y diplom¨¢tica, esta ¨²ltima ¨¢rea de su acci¨®n, sobre el papel al menos, ha quedado perfilada.Una palabra pronunciada por Mitterrand ante los periodistas que estuvieron en el palacio del El¨ªseo, resume la teor¨ªa de su diplomacia: prohibici¨®n. "Francia", sent¨® de entrada el presidente, "rechaza todas las prohibiciones". En el mundo presente, la interpretaci¨®n de ese lenguaje no ofrece lugar a dudas. A pesar del mundo multipolar que se presume, la realidad prueba, en cada ocasi¨®n l¨ªmite, que Washington y Mosc¨² tienen la ¨²ltima palabra. Tanto si los problemas son espec¨ªficamente europeos, como si se trata de Africa, de Asia, de China, de Oriente Pr¨®ximo, las dos superpotencias tienden a encajonar todos los litigios en el marco que ofrecen las relaciones Este-Oeste y que, de hecho, son las relaciones y los intereses de los dos grandes.
Esa l¨®gica es la que rechaza Mitterrand, y la que intenta realizar es su l¨®gica, es decir, la de la Fr¨¢ncia que ¨¦l dirige. Su reciente viaje a Arabia Saud¨ª ha sido la primera ilustraci¨®n: Mitterrand no se alinea ni a la estrategia americana de Camp David (negociaciones bilaterales entre Israel y Egipto), ni a la sovi¨¦tica, que centra todos sus esfuerzos en torno a las reivindicaciones de los palestinos. Mitterrand afirma que emplear¨¢ un solo lenguaje para decirle lo mismo a sus amigos tradicionales israel¨ªes, como a sus amigos econ¨®mico-petrol¨ªferos ¨¢rabes: esto es, que tan positiva puede ser la negociaci¨®n bilateral como otra cualquiera que les reconozca el derecho a un Estado tanto a los jud¨ªos como a los palestinos.
Siempre en la OTAN
M¨¢s gen¨¦ricamente, su diplomacia, calificada de tercermundista, revela la misma l¨®gica: rechaza las intervenciones de Estados Unidos en Latinoam¨¦rica y, al mismo tiempo, se manifiesta solidario de los movimientos de liberaci¨®n nacional, y esto ¨²ltimo para desestabilizar la exclusiva que, en este terreno, pretenden representar los sovi¨¦ticos.
En materia de relaciones Est¨¦-Oeste, es decir, en el sector que concierne directamente al bloque atl¨¢ntico y a su oponente, el del Pacto de Varsovia, el presidente galo parece haber disipado todas las dudas: Francia pertenece a la Alianza Atl¨¢ntica y Mitterrand, consecuente, en su conferencia de Prensa denunci¨® la enorme superioridad de las fuerzas convencionales sovi¨¦ticas, y su posible superioridad estrat¨¦gica, y de armas de teatro (de medio alcance), si EE UU y sus aliados no toman las medidas oportunas antes de 1985. Esta afirmaci¨®n la apoy¨® en datos confidenciales que llegaron a sus manos al acceder a la magistratura suprema.
Complementariamente, insisti¨® en que, para ¨¦l, el pacifismo no tiene nada que ver con la paz y que, esta ¨²ltima, s¨®lo se garantiza con el equilibrio de fuerzas y, lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, con una negociaci¨®n seria sobre el desarme.
La pol¨ªtica comunitaria mitterrandista pretende ser realmente comunitaria, pero las uvas est¨¢n verdes y no madurar¨¢n antes de que los serios problemas agr¨ªcolas y presu uestarios de la CEE den como un atisbo de soluci¨®n.
Temas espa?oles
El ¨¢nimo con el que Mitterrand aborda la diplomacia hispanofrancesa qued¨® perfectamente explicitado cuando un periodista espa?ol le interrog¨® sobre su pol¨ªtica en lo referente a la adhesi¨®n de Espa?a a la Comunidad, y tambi¨¦n sobre la cuesti¨®n vasca. El presidente, muy due?o y seguro de s¨ª mismo, mantuvo las formas, es decir, respondi¨® con una simpat¨ªa y una educaci¨®n sin reproches.
Pero sin correr muchos riesgos, es posible asegurar que cuando se quej¨® de que se le preguntara algo a lo que hab¨ªa respondido "por lo menos quince veces", quiso decir: "Miren ustedes, d¨¦jense de tonter¨ªas y de patriotismos que no vienen a cuento, y vamos al grano, es decir, a defender cada uno nuestros intereses como vecinos que somos".
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