El Gobierno inicia un tibio acercamiento a pa¨ªses del Este
El ministro de Administraci¨®n Territorial, Rodolfo Mart¨ªn, inicia el pr¨®ximo d¨ªa 5, en Belgrado, una visita oficial a Yugoslavia invitado por el secretario general de Justicia y Administraci¨®n, Luka Beronic. El viaje del ministro coincide con la decisi¨®n del Ministerio de Asuntos Exteriores de iniciar un simb¨®lico acercamiento a varios pa¨ªses del Este europeo, aliados de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, para compensar la crisis vigente de las relaciones Madrid-Mosc¨², e intentar amortiguar los efectos de la pol¨ªtica de adhesi¨®n a la OTAN en las relaciones bilaterales hispanas y en la bloqueada Conferencia de Madrid sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa.
Un posible viaje oficial del presidente Calvo Sotelo a Yugoslavia (adonde piensa desplazarse en breve Felipe Gonz¨¢lez), pa¨ªs neutral socialista, pero no integrado en el Pacto de Varsovia, podr¨ªa constituir en los pr¨®ximos meses el punto clave de esta tibia iniciativa hacia el Este, que se ver¨¢ tambi¨¦n compensada por otros dos desplazamientos del ministro P¨¦rez-Llorca a Bulgaria y Hungr¨ªa, y con la llegada a Madrid el s¨¢bado d¨ªa 3, del ministro polaco de Exteriores, Jos¨¦ Czyrek. Las conversaciones que el titular de Exteriores mantuvo en Nueva York, durante las discusiones de la 36? asamblea general de las Naciones Unidas, con varios ministros de los pa¨ªses socialistas, como los de Polon¨ªa, Hungr¨ªa y Yugoslavia, constituyeron el principio de este gesto exterior.
Yugoslavia es, desde luego, el pa¨ªs m¨¢s af¨ªn a Espa?a de las naciones socialistas, europeas, por su condici¨®n pol¨ªtica y su ubicaci¨®n mediterr¨¢nea, y no se puede descartar la idea de que los Reyes de Espa?a realicen en un futuro no muy lejano un desplazamiento a Belgrado, donde ya estuvo el ex presidente Su¨¢rez con motivo de la muerte y entierro del presidente Tito. Tambi¨¦n est¨¢ pendiente un viaje real a Ruman¨ªa, en devoluci¨®n de la visita que Ceacescu realiz¨® a Espa?a, y que constituye el contacto a m¨¢s alto nivel mantenido entre Espa?a y un pa¨ªs del Este desde la celebraci¨®n de las primeras elecciones democr¨¢ticas en 1977.
De todas maneras, el contacto pol¨ªtico m¨¢s significativo en estas relaciones lo constituy¨® la visita a Madrid, en diciembre de 1979, del ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Andrei Gromiko, quien devolv¨ªa una visita oficial de Marcelino Oreja a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Veintitr¨¦s desplazamientos
Este encuentro se incluye en un total de veintitr¨¦s desplazamientos oficiales de dirigentes del Este europeo a la capital hispana desde 1977, y aqu¨ª incluidos ministros y secretarios de Estado de la URSS, Ruman¨ªa, Checoslovaquia, Hungr¨ªa, Polonia, Yugoslavia, Bulgaria y Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Por parte espa?ola, los viajes oficiales de alto nivel fueron dieciocho hacia el Este. Y de todos ellos se desprenden un total de cerca de ochenta acuerdos econ¨®micos, culturales, consulares, etc¨¦tera. El resultado global de todos estos encuentros en los planos pol¨ªtico y econ¨®mico es m¨¢s bien d¨¦bil y, en muchos casos, solamente testimonial.
En lo pol¨ªtico, la m¨¢s importante consecuencia la constituy¨® la apertura en Madrid de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperaci¨®n Europea (CSCE). Una apertura que ofrec¨ªa a Espa?a la posibilidad, en tanto que naci¨®n anfitriona, de relanzar nuestra diplomacia en el Este y en el Oeste, as¨ª como establecer toda una gama de relaciones pol¨ªticas y econ¨®micas partiendo de la buena gesti¨®n y desarrollo de la conferencia.
Las tensiones internacionales, la actitud poco conciliadora de la delegaci¨®n espa?ola e incluso militantista al lado del bloque que encabeza Estados Unidos, no permiti¨® ni hacer progresar la conferencia, hoy sumida en el bloqueo de las posiciones y con riesgos evidentes de ruptura total y definitiva, ni aprovechar para Espa?a esta oportunidad de privilegio. El Gobierno prefiri¨® optar por una actitud pol¨ªtica y claramente OTAN -incluso antes de iniciar el proceso de acercamiento a la Alianza Atl¨¢ntica-, en vez de actuar en la conferencia de manera diplom¨¢tica y buscando la conciliaci¨®n y el ¨¦xito de la misma, hoy irrecuperable.
Resultados econ¨®micos
En el plano econ¨®mico, los resultados no son muy superiores. El comercio exterior de Espa?a con el Comecon sigue siendo muy escaso y no ha pasado de un 3% del total de los intercambios hispanos. Motivos institucionales como el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas, firma de acuerdos comerciales e iriterbancarios, etc¨¦tera, retrasaron esta relaci¨®n, que estuvo supeditada, sobre todo, por la falta de aut¨¦ntica voluntad pol¨ªtica por parte del Ejecutivo.
As¨ª, por ejemplo, desde 1975 hasta 1980, el incremento de los intercambios entre Espa?a y los pa¨ªses del Comecon (Polonia, URSS, Ruman¨ªa, Bulgaria, RDA, Checoslovaquia y Hungr¨ªa) ha sido bien escasa. Y contin¨²a siendo deficitaria para Espa?a, aunque la tasa de cobertura haya pasado de un 55.5% al 71,24%. Espa?a export¨® en 1975 al Comecon por valor de 14.672 millones de pesetas, y en 1980, 26.271 millones de pesetas. Las importaciones hispanas pasaron en este mismo per¨ªodo de 26.402 millones de pesetas a 36.874 millones de pesetas.
El nivel de intercambio de otros pa¨ªses europeos artiellados en la CEE o en la EFTA es muy superior. Como tambi¨¦n lo son m¨¢s importantes los contactos pol¨ªticos y culturales y, sobre todo, el intercambio de consultas e informaciones sobre cuestiones importantes en temas de seguridad o en momentos claves de la crisis internacional. Ah¨ª est¨¢, por ejemplo, el problema del Oriente Pr¨®ximo, en el que Espa?a mantiene una actitud peculiar con el no reconocimiento de Israel. La falta de relaciones diploni¨¢ticas con Tel Aviv y la ausencia de un di¨¢logo pol¨ªtico con la URSS ha impedido siempre hacer fruct¨ªfera toda iniciativa diplom¨¢tica hispana.
El gesto diplom¨¢tico que ahora inicia hacia el Este el Gobierno del presidente Calvo Sotelo no tiene visos de recuperar la iniciativa pol¨ªtica y diplom¨¢tica de Espa?a en esta parte de Europa, sino m¨¢s bien constituye una tibia iniciativa para intentar compensar la adhesi¨®n a la OTAN y la mala marcha de la CSCE de Madrid.
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