Los valores y costumbres de Baroja, recordados por Cela en Bilbao
"Ten¨ªa una ilimitada vocaci¨®n de independencia", dice el autor de "La Colmena"
?Dos meses despu¨¦s de cumplir sus 84 a?os y una "semana despu¨¦s de no llevarse el Premio Nobel muri¨® P¨ªo Baroja. Bien poca cosa: una bufandilla usada, una boina vasca m¨¢s vieja que nueva, un traje arrugado y de desva¨ªdo color, una ?limitada vocaci¨®n de independencia y m¨¢s de cien libros en su haber?. Con estas palabras iniciaba Camilo Jos¨¦ Cela la conferencia que con el t¨ªtulo Mi amigo P¨ªo Baroja pronunci¨® el mi¨¦rcoles en Bilbao, en el Club de El Correo Espa?ol-El Pueblo Vasco.
Hac¨ªa s¨®lo algunos meses que Cela hab¨ªa estado en la capital vizca¨ªna para hablar tambi¨¦n de Baroja. Y, como entonces, el acad¨¦mico se refiri¨® al escritor vasco con cari?o, con emoci¨®n, con admiraci¨®n, casi con devoci¨®n. ?Me gusta hablar bien de don P¨ªo porque se port¨® muy bien conmigo y hay algo que se llama gratitud. Adem¨¢s es el maestro de todos nosotros. Yo le admiraba y quer¨ªa mucho?.No recuerda Cela exactamente la fecha en que conoci¨® ?al oso vascongado?, como gusta denominarle cari?osamente. ?S¨¦ que fue despu¨¦s de la guerra civil. Empec¨¦ a ir por su casa en el a?o 1940 o 1941. El ten ¨ªa m¨¢s de setenta a?os y m¨¢s de setenta novelas?. S¨ª recuerda Cela que acababa de concluir su Familia de Pascual Duarte y pens¨® que el hombre m¨¢s se?alado para prologar el libro era P¨ªo Baroja. ?Oiga usted?, le dijo el escritor vasco al concluir la lectura de las cuartillas, ?si quiere usted ir a la c¨¢rcel, vaya solo; yo ya no tengo edad para que me lleven a la c¨¢rcel. Yo no le hago el pr¨®logo porque no tengo ganas de ir a la c¨¢rcel, ni con usted ni solo?.
En su conferencia, basada fundamentalmente en la actualizaci¨®n del art¨ªculo que sobre Baroja incluy¨® en su libro A vueltas con Espa?a (1973), que prolog¨® Dionisio Ridruejo, y en sus declaraciones a periodistas vascos, Cela ha insistido en fijar como valores fundamental,es de Baroja la sinceridad-verdad y el sentido de la independencia ?que le acompa?aron hasta la muerte?. ?Baroja?, ha dicho Cela, ?es probablemente el hombre m¨¢s fiel a s¨ª mismo que a. todos nos haya sido dado conocer, y sus detractores podr¨¢n culparlo de lo que quieran, pero no, de cierto, de arribista, de confusionista, de pescador en turbias aguas de los r¨ªos revueltos, de arrimador de su sardina literaria y humana al ascua tentadora del favor,y de los honores?.
Para Cela, la independencia -de Baroja est¨¢ ¨ªntimamente ligada a su talante de ?I¨ªberal recalcitrante?. ?Don P¨ªo?, precisa, ?era antidogm¨¢tico, admitia posiciones diversas con absoluta honestidad. Nunca se adscribi¨® a un grupo pol¨ªtico. Despreciaba a los pol¨ªticos. Era demasiado inteligente para tomarlos en serio y aquellos no le perdonaron nunca su independencia?. .
Independencia que le llevar¨ªa a situarse, invariablemente, al margen de las instituciones, a mostrarse antigubernamental. ?Baroja?, afirma Cela, ?sinti¨® toda su vida la fobia de lo instituido, por la misma raz¨®n de principio -o de endocrinolog¨ªa- que movi¨® a Azor¨ªn a la actitud contraria. Pero, sin duda alguna, ambos fueron aut¨¦nticos?.
La figura de Azor¨ªn aparece siempre, de manera inevitable, cuando Cela se refiere a Baroja y a la generaci¨®n del 98. ?Formaban una pareja natural, como la que constituyeron Valle-Incl¨¢n y Unamuno. Parejas que se hicieron solas, personalidades contrapuestas, pero complementarias ? . P¨ªo Baroja, recuerda Cela, tuvo buenas relaciones con el escritor de Mon¨®var, ?al que se dirigi¨® una vez para, pedirle que le ayudara a sacar del atasco el argumento de una novela en la que no lograba avanzar?. Aunque no est¨¢ seguro, cree Cela que se trataba de El mayorazgo de Labraz.
"Alcaloide"
Usa el escritor gallego la palabra alcaloide para definir el papel desempe?ado por Baroja en la generaci¨®n del 98, ?la gloriosa generaci¨®n que ¨¦l neg¨® quiz¨¢ por entretenerse. Pensaba que era una teor¨ªa c¨®moda para acad¨¦micos y cr¨ªticos literarios, pero no cre¨ªa, en la generaci¨®n del 98?.Rechaza Cela con vehemencia lo! habituales t¨®picos creados en tomo a la figura de Baroja, referidos a su mal car¨¢cter, su desali?o formal y a su pretendida escasez de formaci¨®n intelectual. ?Baroja?, dice Cela, ?ten¨ªa la suficiente cultura; no le hac¨ªa falta m¨¢s?. En su opini¨®n, el escritor donostiarra era tierno, entra?able y bondadoso, aunque, eso s¨ª, t¨ªmido e introvertido. ?No era hombre de confidencias, pero con los amigos se mostraba extravertido, ocurrente y chistoso. Sol¨ªa re¨ªr a carcajadas sus propios cuentos. No aguantaba Baroja a los pesados. Le aburr¨ªan los pelmazos y sol¨ªa arrancarse contra ellos?.
Cela utiliza el apelativo domine cabra para referirse a quienes han presentado a Baroja como el antiescritor. ?Su desali?o formal no er¨¢ una pose. Su forma estaba muy elaborada. Era una naturalidad muy trabajada. Su preocupaci¨®n por el no estilo o por la no ret¨®rica (entendiendo estilo por estilo pomposo y relamido, y ret¨®rica, por ret¨®rica florida y grandilocuente) lleva a Baroja a la consecuci¨®n de un estilo terso, directo, eficac¨ªsimo, exacto?.
Babelia
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