RAPSA import¨® legalmente todo el aceite t¨®xico que luego se deriv¨® al consumo humano
El aceite t¨®xico se distribuy¨® al consumo humano a trav¨¦s de una red muy complicada y extendida por toda Espa?a, de la que faltan por conocer diversas conexiones y ramas. En este relato se ofrecen nuevos datos y se reconstruye el principio de toda la comercializaci¨®n de la colza desnaturalizada para usos industriales. Posterioresinvestigaciones descubrir¨¢n en su totalidad la red criminal que comenz¨® a desmadejarse la v¨ªspera del d¨ªa del Corpus. Una comida en Zaragoza es el principio.
El d¨ªa 17 de junio, v¨ªspera de la festividad del Corpus Christi, cinco hombres se dispon¨ªan a terminar el almuerzo en un restaurante de Zaragoza. Hab¨ªan elegido aquella ciudad porque se encuentra a medio camino entre Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco. Uno de los comensales, Enrique Salom¨®, tuvo que abandonar la mesa para atender una llamada urgente de su secretaria desde las oficinas de la empresa de productos qu¨ªmicos y aceites industriales que posee en Reus (Tarragona).Cuando regres¨® del tel¨¦fono, visiblemente alterado, comunic¨® asus compa?eros que la temida noticia hab¨ªa sido confirmada por Televisi¨®n Espa?ola. La neumon¨ªa at¨ªpica, como se la denominaba entonces, que hab¨ªa costado ya, cuarenta vidas y cerca de 10.000 enfermos ingresados, era provocada por la ingesti¨®n de aceite de colza desnaturalizado.
El estupor y el miedo debieron apoderarse de los reunidos. Adem¨¢s de Salom¨® se encontraban en torno a la mesa Jorge Pich, propietario de la firma de productos qu¨ªmicos Jorpi, de Prat de Llobregat (Barcelona); los hermanos Fernando y Juan Miguel Bengoechea, directivos y principales accionistas de la empresa familiar Refiner¨ªa de Aceites de Pescado, SA (RAPSA), de San Sebasti¨¢n, y un quinto interlocutor no identificado, aunque parece que se trataba de un empleado de Salom¨®.
Los cuatro industriales participaban en el negocio del aceite de colza desnaturalizado que se importa a Espa?a desde hace m¨¢s de doce a?os con destino a la industria metal¨²rgica. Sus propiedades en el proceso del templado de metales y su bajo precio le dan ventaja sobre otras grasas. La diferencia de coste con el aceite de la misma semilla que se produce en Espa?a para el consumo humano obliga a desnaturalizar el importado mediante aditivos que modifican sus caracter¨ªsticas originales de sabor, color y olor y lo hacen inservible para usos dom¨¦sticos.
Salom¨®, Pich y los hermanos Bengoechea debieron reconstruir mentalmente en aquel restaurante su relaci¨®n con el tr¨¢fico del aceite de colza desnaturalizado, que hab¨ªa desembocado en tragedia. Jorpi hab¨ªa importado ese aceite en no muy grandes cantidades, hasta que las dificultades econ¨®micas ahogaron la empresa durante 1980 y la llevaron a una suspensi¨®n de pagos. Hab¨ªa mantenido relaciones con RAPSA desde varios a?os antes, adquiriendo vaselinas y aceites hidrogenados. En febrero del pasado a?o compr¨® aceite de colza a RAPSA por primera vez, y lo seguir¨ªa haciendo hasta seis d¨ªas antes de la reuni¨®n de Zaragoza.
RAPSA era uno de los acreedores del almac¨¦n de Prat de Llobregat. Pich deb¨ªa a los hermanos Bengoechea cerca de dos millones y medio de pesetas, y les sugiri¨® un procedimiento para ir enjugando la deuda. Les facilitar¨ªa nuevos clientes ahora que no pod¨ªa conseguir licencias de importaci¨®n a causa de su situaci¨®n econ¨®mica, e ir¨ªa cobrando comisi¨®n sobre las ventas. La cantidad se estipul¨® en dos pesetas por kilo.
Hasta los ¨²ltimos meses de 1980, RAPSA se hab¨ªa ocupado de suministrar el aceite de colza desnaturalizado a diecinueve empresas, todas ellas metal¨²rgicas, a excepci¨®n de Proquidial, de Zaragoza, y Qu¨ªmica Vasca, SL,,de Mendaro (Guip¨²zcoa). La primera adquir¨ªa peque?as cantidades en bidones para distribuirlo a consumidores de reducida demanda. Los restantes compradores eran Aceros Corrugados de Lezo (Guip¨²zcoa), SA; Echevarr¨ªa, de Bilbao; Victorio Luzuriaga, de Us¨²rbil (Guip¨²zcoa); Sidegasa y Megasa, ambas de La Coru?a; Celsa, de San Adri¨¢n del Bes¨®s (Barcelona); Aceriasa, de Santander; AZMA, de Madrid; Orbegozo, de Zum¨¢rraga (Guip¨²zcoa); Hierros Madrid y Aristr¨¢in, en Madrid; FAGSA, de Badajoz; Mustad y C¨ªa., de Tolosa (Guip¨²zcoa); Uni¨®n Cerrajera de Vergara (Guip¨²zcoa); Ensidesa, de Avil¨¦s (Asturias), y Arte y Hierro, de Valencia. Con un volumen de ventas situado en torno a las cuatrocientas toneladas durante los ¨²ltimos a?os, la firma de San Sebasti¨¢n hab¨ªa conseguido el puesto de cabeza entre los importadores del sector.
Los nuevos pedidos
El nuevo mercado proporcionado por Jorpi fue creciendo de forma acelerada, sobre todo si se compara con el tipo de demanda estable que hasta entonces atend¨ªa RAPSA desde sus almacenes del barrio de Petritegui, situados entre San Sebasti¨¢n y el puerto de Pasajes. Al primer cliente, Enrique Salom¨®, de Reus, que hac¨ªa pedidos frecuentes desde noviembre, vino a sumarse en marzo otro nuevo. La firma de Alcorc¨®n (Madrid) propiedad de los hermanos Rafael y El¨ªas Ferrero, denominada Raelca, contribuy¨® a vaciar las cisternas de RAPSA a ritmo m¨¢s que regular.
Los hermanos Ferrero parec¨ªan no tener ideas muy claras sobre lo que deseaban. La primera cisterna que recibieron en su nave del pol¨ªgono Urtinsa, conteniendo aceite de colza refinado desnaturalizado, hubo de regresar a la capital guipuzcoana porque no les gustaba el color demasiado claro del producto. Con anterioridad, Rafael Ferrero hab¨ªa telefoneado a las oficinas de RAPSA, en la calle de Prim, de San Sebasti¨¢n, para indagar si la sustancia empleada en la desnaturalizaci¨®n era ricino. ?No es ricino, sino anilina?, asegura haberle contestado Clara, la secretaria de Juan Miguel Bengoechea.
Ferrero demostraba con su pregunta no disponer de una informaci¨®n actualizada. El ricino, inocuo para el organismo humano, hab¨ªa sido sustituido por la anilina en 1973, gracias a una orden del Ministerio de Comercio que autoriz¨® el empleo de aceite mineral naft¨¢nico al 10% o aceite de anilina al 2%, ambos altamente t¨®xicos. Se impuso este ¨²ltimo porque resultaba m¨¢s econ¨®mico.
El incidente suscitado por la devoluci¨®n de aquella primera partida, expedida en San Sebasti¨¢n el 11 de febrero de 1981, se zanj¨® con el env¨ªo de otro cami¨®n cisterna, el 3 de abril, con m¨¢s de 20.000 kilos de aceite de colza, igualmente desnaturalizado, pero en bruto, como.el que consum¨ªan Jorpi y Salom¨®. M¨¢s barato que el anterior, de color menos claro, m¨¢s parecido al aceite de oliva virgen, aunque con el mismo olor inconfundible a qu¨ªmica que cualquier ama de casa podr¨ªa f¨¢cilmente detectar.
De la devoluci¨®n de aquella cisterna queda como constancia un albar¨¢n extendido por Raelca, en el que se se?ala como destinatario del retorno a ?RAPSA (aceites y grasas industriales?. La firma donostiarra, seg¨²n aseguran sus empleados, no pag¨® un c¨¦ntimo de los gastos provocados por el equ¨ªvoco, que corrieron a cargo, al parecer de la catalana Jorpi. El viaje de ida y vuelta lo hizo un cami¨®n cisterna de la empresa de transportes Marino L¨®pez, de Alcorc¨®n (Madrid).
Con los pedidos de Salom¨® y Raelca, sumados a los que efectuaba Jorpi desde que ces¨® en su actividad importadora, los negocios de RAPSA crec¨ªan a un ritmo vertiginoso. En muy poco tiempo se hab¨ªa multiplicado el volumen de venta a m¨¢s del doble. Durante los seis primeros meses del presente a?o RAPSA import¨® 682.320 kilos de aceite de colza desnaturalizado. En todo el a?o anterior, la cifra de importaciones s¨®lo hab¨ªa llegado a 505.720 kilos, a pesar de que ya exist¨ªan las compras at¨ªpicas de Jorpi, desde febrero, y de Salom¨®, desde noviembre.
Concretamente, el antiguo comprador de El Prat de Llobregat hab¨ªa adquirido a RAPSA 52.510 kilos durante 1980. La distribuci¨®n y la fecha de expedici¨®n de las partidas, contabilizadas en kilogramos, es la siguiente: 555 (28 de febrero), 16.650 (8 de abril), 9.730 (26 de mayo), 10.635 (6 de junio), 400 (2 de diciembre) y 14.540 (24 de diciembre). Por su parte, Enrique Salom¨® hab¨ªa recibido el pasado a?o estas cantidades: 20.820 (13 de noviembre), 16.500 (19 de noviembre), 15.540 (16 de diciembre) y 22.780 (22 de diciembre). En total, 75.640 kilogramos.
Cualquiera que fuera la utilidad que hab¨ªa encontrado Enrique Salom¨® al aceite desnaturalizado deb¨ªa ser muy rentable. Sus pedidos se hicieron m¨¢s frecuentes, hasta alcanzar una cifra superior a cien toneladas en marzo de 1981. Durante los cinco primeros meses de este a?o, el industrial de Reus se hizo con m¨¢s de 338 toneladas, distribuidas de este modo: 24.380 kilos (13 de enero), 24.440 (19 de enero), 24.460 (22 de enero), 24.280 (12 de febrero), 16.550 (18 de febrero), 16.680 (2 de marzo), 24.780 (9 de marzo), 20.620 (12 de marzo), 20.600 (25 de marzo), 21.880 (30 de marzo), 16.740 (8 de abril), 16.340 (23 de abril), 24.060 (4 de mayo), 22.940 (19 de mayo) y 14.360 (27 de mayo). En total, 338.300 kilos.
Jorpi recibi¨® tres partidas de RAPSA durante 1981, de 2.775 kilos (9 de enero), 23.380 (27 de enero) y 23.720 (11 de junio), que totalizan 49.875 kilos.
Raelca, el cliente reci¨¦n llegado, recibi¨® el primer cami¨®n cisterna conteniendo 15.800 kilos el 13 de marzo, una vez aclarada la confusi¨®n que motiv¨® el retorno de la primera partida enviada. Siguieron otros cuatro pedidos de 20.040 (3 de abril), 23.750 (8 de abril), 24.240 (23 de abril) y 26.960 (11 de mayo). En total, 110.790 kilos.
En poco m¨¢s de quince meses, las tres empresas que luego resultar¨ªan presuntamente implicadas en el desv¨ªo del aceite t¨®xico al mercado del consumo humano absorbieron 627.115 kilos de la grasa de colza desnaturalizada importada por RAPSA. Salom¨®, 413.940: Raelca, 110.790, y Jorpi, 102.385. Las compras de Salom¨® y Raelca supusieron a Jorpi, en concepto de la comisi¨®n estipulada con RAPSA, 1.049.460 pesetas. Copia protocolizada ante notario de la contabilidad de RAPSA acreditativa de todas estas operaciones comerciales se encuentra depositada en un lugar seguro, que ni los familiares de los hermanos Bengoechea, ni los empleados ni los abogados conocen, seg¨²n fuentes de la defensa de la empresa donostiarra.
Esos documentos prueban, seg¨²n medios pr¨®ximos a RAPSA, que esta firma realiz¨® las ventas sin ocultar que se trataba de aceite industrial desnaturalizado con anilina. El precio que se percibi¨®, 75 pesetas por kilo, incluido transpor te, tambi¨¦n corresponde, seg¨²n las mismas fuentes, al del aceite industrial, m¨¢s barato que la grasa de colza comestible.
Gran parte del aceite de RAPSA fue transportado hasta los dep¨®sitos de Reus, Alcorc¨®n y El Prat de Llobregat por un camionero guipuzcoano, F¨¦lix Garc¨ªa, que recuerda haber sido requerido en cierta ocasi¨®n por los hermanos Ferrero para continuar viaje con la mercanc¨ªa hacia Sevilla. Garc¨ªa no pudo hacer el transporte en aquella ocasi¨®n. Ten¨ªa comprometidas las fechas. En cambio, la cuarta partida no la descarg¨® en Alcorc¨®n, sino en la refiner¨ªa de Danesa Bau, SA, en el n¨²mero 34 de la calle Luis Mitjans, de Madrid. ?Al llegar el ch¨®fer de mi cami¨®n a Raelca le indicaron que deb¨ªa ir a esa otra direcci¨®n, donde se har¨ªan cargo del aceite?, recuerda el transportista.
El viaje que Garc¨ªa no pudo completar a Sevilla lo hizo un cami¨®n de Marino L¨®pez, empresa de transportes de Alcorc¨®n, que tambi¨¦n transport¨® aceite de colza desnaturalizado para Raelca. El destino, en la capital andaluza, era otra refiner¨ªa, Industrial Trianera de Hidrogenaci¨®n (lteache, SL).
El testimonio de F¨¦lix Garc¨ªa podr¨ªa resultar de gran importancia, porque asegura que nunca vaporiz¨® las cisternas de sus camiones cuando ten¨ªa que cargar el aceite de Rapsa: ?Yo sab¨ªa que era para uso industrial, como todos los portes que hac¨ªa por cuenta de los hermanos Bengoechea?.
Los suministradores del aceite de colza desnaturalizado eran franceses. Rapsa hab¨ªa trabajado habitualmente con la Societ¨¦ Robbe Hyfram, de Compiegne, al norte de Par¨ªs, que luego se transform¨® en la Compagnie Oleagineaux Robbe. Sin embargo, desde abril de 1981 se importaba tambi¨¦n grasa de colza suministrada por la Huilerie de Lapalisse. Seg¨²n fuentes de la compa?¨ªa donostiarra, ello fue debido a que esta ¨²ltima tiene su factor¨ªa m¨¢s pr¨®xima a la frontera espa?ola. El transporte resulta m¨¢s barato y m¨¢s r¨¢pido.
Huilerie de Lapalisse remiti¨® a Rapsa, con fecha 1 de junio, un an¨¢lisis del aceite de colza bruto que le estaba suministrando desde unas semanas antes, as¨ª como de los restos s¨®lidos de las semillas, una vez molturadas para la extracci¨®n de la grasa. En el resultado del an¨¢lisis no aparece ninguna alusi¨®n a la anilina ni a cualquier otra sustancia t¨®xica, porque se refiere al aceite comestible fabricado por Huilerie de Lapalisse, que s¨®lo a?ad¨ªa el desnaturalizante a los camiones cisterna que enviaba a Espa?a, por requerirlo as¨ª la licencia de importaci¨®n. No se conoce el motivo por el que Rapsa solicit¨® el an¨¢lisis.
Dos proveedores
El aceite importado por la firma donostiarra procedente de Hullerie de Lapalisse fue muy poco. La primera partida se recibi¨® en San Sebasti¨¢n el 8 de abril. Cotejando las anotaciones de recepci¨®n de aceites de esta industria francesa y las partidas expedidas por Rapsa se puede llegar a la conclusi¨®n de que s¨®lo uno de los camiones cisternas enviados a Raelca conten¨ªa aceite de Hullerie de Lapalisse. Concretamente, el tercero, que parti¨® de la factor¨ªa de Rapsa el mismo d¨ªa 8 de abril. Los restantes, as¨ª como la mayor parte de las ventas a Jorpi y Salom¨®, proced¨ªan de Robbe.
Adem¨¢s de la reuni¨®n ya citada de Zaragoza existe otra entrevista que, sin duda, saldr¨¢ a relucir en el juicio. El 18 de mayo conversaban en Barcelona Juan Miguel Bengoechea, responsable comercial de Rapsa; Jorge Pich y Enrique Salom¨®. Seg¨²n el primero, sus interlocutores le pidieron que dejara de vender aceite a Raelca, y argumentaron, al parecer, que quer¨ªan recuperar el cliente. En aquellas mismas fechas, varios m¨¦dicos hab¨ªan expuesto ante la opini¨®n p¨²blica la sospecha de que la neumon¨ªa at¨ªpica se transmit¨ªa por v¨ªa digestiva, atribuy¨¦ndola al consumo de frutas y hortalizas. Tres d¨ªas antes hab¨ªa sido cesado de su puesto de director en funciones del hospital del Rey, en Madrid, por este mismo motivo, el doctor Muro. Con posterioridad a la entrevista de Barcelona, Rapsa no sirvi¨® aceite de colza desnaturalizado a Raelca, aunque Jorpi y Salom¨® s¨ª hicieron pedidos, que fueron atendidos.
Comercio despachaba licencias incompletas
Fuentes de Rapsa han asegurado que durante m¨¢s de doce a?os de actividad importadora, nunca les han denegado una licencia del Ministerio de Comercio por no haber especificado el destinatario exacto del aceite de colza desnaturalizado. Durante mucho tiempo, la casilla donde deben indicarse las entidades a que se destina la mercanc¨ªa objeto de autorizaci¨®n, seg¨²n puede leerse en el propio impreso de solicitud, se dejaba en blanco. M¨¢s tarde pas¨® a emplearse una f¨®rmula ambigua que imped¨ªa, de hecho, el seguimiento del aceite de colza desnaturalizado y la comprobaci¨®n de la veracidad del destino declarado. En la casilla 31, donde deben figurar las entidades destinatarias, se escrib¨ªa simplemente empresas siderometal¨²rgicas. Los funcionarios responsables de la tramitaci¨®n de licencias, en el Ministerio de Comercio, nunca pidieron mayores precisiones.
Para Fernando y Juan Miguel Bengoechea, uno de cuyos hermanos es presidente del Consejo Superior de Comercio, antiguo director del Instituto Nacional del Consumo y accionista de Rapsa, la historia del aceite de colza desnaturalizado cobr¨® una dimensi¨®n nueva el d¨ªa 22 de junio, en que fueron detenidos. Poco antes hab¨ªan decidido presentarse ante las autoridades. Primero acudieron a la Polic¨ªa Municipal de San Sebasti¨¢n, donde los sorprendidos guardias de Tr¨¢fico les explicaron que no ten¨ªan competencia sobre el asunto. Era el domingo 21 de junio. Al d¨ªa siguiente se presentaron en la Delegaci¨®n Territorial de Comercio del Gobierno vasco. Esa misma noche fueron citados por la polic¨ªa en la comisar¨ªa de Ir¨²n, por donde hab¨ªan penetrado los camiones de aceite de colza desnaturalizado, y quedaron retenidos.
Fernando Bengoechea hab¨ªa tomado la resoluci¨®n de colaborar con las autoridades en la noche del s¨¢bado 20 de junio. Se encontraba en su domicilio de San Sebasti¨¢n, escuchando Hora 25, cuando algo reclam¨® su atenci¨®n. Los hermanos Rafael y El¨ªas Ferrero, acompa?ados de un ahogado, aseguraban ante los micr¨®fonos de la Cadena SER que su empresa, Raelca, no ten¨ªa nada que ver con la neumon¨ªa at¨ªpica, supuesto que todos sus aceites eran perfectamente aptos para el consumo.
Fernando Bengoechea sufri¨® una aguda crisis nerviosa recordando las 110 toneladas de aceite envenenado que aquellos mismos hermanos Ferrero, que ahora defend¨ªan ante el p¨²blico la calidad de su aceite de oliva, le hab¨ªan comprado a 75 pesetas el kilo, portes incluidos. Hab¨ªan pasado ya tres d¨ªas desde la reuni¨®n de Zaragoza.
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