250.000 personas se manifestaron en Bonn a favor de la paz, el desarme y la disoluci¨®n de los bloques militares
Unas 250.000 personas, la mayor manifestaci¨®n de la historia de la Rep¨²blica Federal de Alemania, acudieron ayer a Bonn para pedir paz, desarme, distensi¨®n, disoluci¨®n de la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN) y del Pacto de Varsovia, y oponerse al estacionamiento de armas at¨®micas en Europa. Los primeros manifestantes llegaron a las cinco de la ma?ana, de todos los puntos del territorio federal y de Berl¨ªn Oeste, en 33 trenes especiales y unos 3.000 autobuses. La v¨ªspera, en el telediario, el alcalde de Bonn advirti¨® que nadie intentase llegar con el coche, porque era imposible el acceso a la ciudad. La radio advert¨ªa en cada noticiario del posible caos de tr¨¢fico, que luego no se produjo.
Por los suelos del metro, madres cambiaban los pa?ales a los beb¨¦s. En Bonn muchos comercios cerraron completamente sus puertas y taparon los escaparates con maderas clavadas para evitar posibles destrozos. Las maderas sirvieron para llenarse pronto de pintadas con esl¨®ganes como "Petting, en vez de Pershing" o "Cuando rompen cristales, vosotros grit¨¢is. Cuando mueren personas, vosotros call¨¢is". Ante una de las puertas cerrada con una madera, una mano an¨®nima escribi¨®: "Querido comerciante: no tengas miedo por tu negocio, porque, cuando caiga la bomba de neutrones, tu comercio quedar¨¢ intacto, pero t¨², no".
Una chica de diecis¨¦is a?os lleg¨® desde Berl¨ªn Oeste y pas¨® toda la noche en un autob¨²s. El viaje le cost¨® sesenta marcos (unas 2.400 pesetas): "Desde las cuatro de la ma?ana estoy por las calles de Bonn, porque el ch¨®fer se fue a dormir a un hotel y nos cerr¨® el autob¨²s". Al terminar el m¨ªtin, le esperaba a la chica otro viaje de toda una noche hasta Berl¨ªn.
Cinco columnas hacia el centro de Bonn
La invasi¨®n del centro de Bonn por parte de los manifestantes parti¨® de cinco puntos diferentes, donde se reunieron los representantes de unas mil organizaciones, que apoyaban la manifestaci¨®n, y todos iniciaron la marcha bajo los colores amarillo, naranja, rojo, azul y verde, que caracterizaba a cada una de las cinco columnas.
Las pancartas ped¨ªan "Fuera la RFA de la OTAN", "Disoluci¨®n de la OTAN y el Pacto de Varso via", "Guerra a la guerra" o "Desarme en el Este y el Oeste". Un grupo llevaba un cohete Cruise misil con la cara del presidente norteamericano, Ronald Reagan, en la punta. Un enorme globo volaba con la inscripci¨®n "Imaginaos que hay guerra y nadie va".
Las columnas de manifestantes se pusieron en marcha a las ocho de la ma?ana, y a la una de la tarde empez¨® el mitin en el parque de la universidad, lleno a rebosar.
En la tribuna central estaba Coretta King, la viuda del l¨ªder negro asesinado Mart¨ªn Lutero King, y el cantante Harry Belafonte, que cant¨® con ritmo de spiritual un texto que dec¨ªa "abajo con la bomba de neutrones". A ratos sobrevol¨® la manifestaci¨®n una avioneta con una enorme estela que dec¨ªa "?Qui¨¦n se manifiesta en Mosc¨²?". En medio de la muchedumbre hubo tambi¨¦n un conato de contramanifestaci¨®n de un grupo con pancartas que dec¨ªan "Los rojos hablan de paz, pero piensan en la guerra". El enfrentamiento fue s¨®lo verbal, hubo gritos de "?Fuera nazis!" y no ocurri¨® nada m¨¢s.
Los m¨ªtines duraron m¨¢s de cuatro horas, concluyeron a las 17.30 horas, en medio de la lluvia y del fr¨ªo, con las palabras del premio Nobel de Literatura alem¨¢n, Heinrich Boell, que record¨® como pacifista a su amigo Andrei Sajarov, el tambi¨¦n premio Nobel sovi¨¦tico.
El orador que cosech¨® m¨¢s aplausos fue el miembro de la presidencia del partido socialdem¨®crata, Erhard Eppler, a quien recientemente el canciller federal, Helmut Schmidt, calific¨® de est¨²pido. Eppler dijo que "la paz es una cosa demasiado seria para dejarla en manos de la estrategia militar y la t¨¢ctica de los pol¨ªticos".
El pol¨ªtico socialdem¨®crata se pronunci¨® por "romper la cadena de la carrera de armamentos donde podemos romperla, en Europa occidental y en Alemania. Esto es una pol¨ªtica responsable, porque Occidente puede competir con el Este; tambi¨¦n en el campo at¨®mico est¨¢ suficientemente armado".
Una gran ovaci¨®n acogi¨® las palabras de Eppler cuando dijo: "No tenemos miedo del eslogan de antiamericanismo. ?Qu¨¦ clase de lenguaje de esclavos es ¨¦se, que convierte los ce?os de la frente de un Gobierno extranjero en medida de la propia pol¨ªtica?". La te¨®loga cat¨®lica Ute Ranke-Heineman, hija de un presidente de la RFA ya fallecido, fue tambi¨¦n muy aplaudida cuando dijo que en el mundo hay un potencial explosivo para matar a 100.000 millones de personas, pero "?de d¨®nde vamos a sacar a tantos?".
La te¨®loga dijo que "leemos en la Prensa norteamericana que el Gobierno de Estados Unidos quiere ponerse en condiciones de ganar cualquier guerra nuclear; pero nosotros no la ganaremos, porque nos han tocado las peores cartas. Quiz¨¢ podr¨ªa salvarse la tercera parte de la poblaci¨®n norteamericana e incluso dos tercios si les da tiempo a evacuar, pero nosotros no tenemos a mano ning¨²n desierto de Nevada para huir".
Al final, los manifestantes cantaron en medio de la lluvia, dirigidos por Harry Belafonte, We shall overcome: "Venceremos; alg¨²n d¨ªa venceremos".
Un hecho que no ha pasado inadvertido en la manifestaci¨®n multitudinaria fue la presencia de un grupo de soldados uniformados de los ej¨¦rcitos de la Rep¨²blica Federal de Alemania y Holanda, quienes portaban una pancarta con el siguienmte eslogan: "Soldados de la OTAN contra los cohetes at¨®micos". El tema reviste una especial importancia, puesto que las legislaciones de la RFA y los Pa¨ªses Bajos proh¨ªben que los ciudadanos en el servicio militar se manifiesten de uniforme.
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