Una regi¨®n "cangrejo"
Si la geograf¨ªa fuese un hecho diferenciador en la regionalizaci¨®n de Espa?a, Cantabria tendr¨ªa doble motivo de ?ensimismamiento? en su infraestructura f¨ªsica, tan distinta de la meseta castellana, y en la t¨¦cnica que, en un siglo de carencia de obras p¨²blicas, convirti¨® a la hasta hoy provincia de Santander en ?una isla en tierra firme?.
A excepci¨®n de las comunicaciones por aire, los accesos a la capital de la regi¨®n son pr¨¢cticamente los mismos que los de medio siglo atr¨¢s, cuando ya eran proyecto el ferrocarril Santander-Mediterr¨¢neo o la mejora de la carretera hacia Burgos por el puerto del Escudo. De la misma manera, siguen siendo promesas incumplidas el trasvase de aguas del pantano del Ebro para el r¨ªo Besaya y su cuenca industrial de Torrelavega, la ampliaci¨®n del puerto santanderino, definitivamente absorbido por el superpuerto de Bilbao, o el no menos promocionado de El Musel asturiano, y la construcci¨®n del primer kil¨®metro de una autopista que, como la del Cant¨¢brico, es vital para el comercio con el Pa¨ªs Vasco, Catalu?a y el Mercado Com¨²n, por una parte, y con Asturias y Gallela, por la otra, en la fallida ruta cant¨¢brico-mediterr¨¢nea.
Esas deficiencias infraestructurales son s¨®lo una parte de las causas que han convertido a Cantabria en un a ?regi¨®n cangrejo?, seg¨²n definici¨®n al uso. La realidad es que descender trece puestos (del tres al diecis¨¦is) en el ranking provincial del nivel de vida se debe, sobre todo, al estancamiento industrial y al desastroso aprovechamiento del sector agrario, en el que trabaja el 30% de la poblaci¨®n y s¨®lo produce el 11 % del valor a?adido bruto. Ello en una tierra calificada por los t¨¦cnicos de la FAO como de hiper-f¨¦rtil en su mayor¨ªa, con una fertilidad media por encima de la extensa regi¨®n de ?gran fertilidad? en Europa, es decir, sur de Suecia, norte de Italia y la Vandee francesa.
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