La eurocolza
Por fin se ha sabido todo y hemos comprendido a los patriotas de Alcorc¨®n que quieren envenenar media Europa con la eurocolza de las conservas, instaurando as¨ª un neo/ Renacimiento a la espa?ola, o sea la Contrarreforma (en el centenario de Santa Teresa, madre y maestra del castellano, a cuya fiesta religiosa me invita el cardenal Enrique y Taranc¨®n, y a la que me gustar¨ªa asistir tras la adorable Teresa que se ha sacado M¨¢ximo en este peri¨®dico, m¨¢s los padres Alsina y Llanos, el obispo Iniesta y toda la pomada teresiana).Los mercados comunes y los mercados de conservas de Europa rechazan la lata de sardinas espa?ola, disputada al moro en la m¨¢s alta ocasi¨®n que viera Cervantes (intolerablemente trajelado en el Marquina por Roberto Villanueva). Y como la sardina en lata era nuestra carta de navegaci¨®n y gu¨ªa de navegantes y descolocados, a lo P¨¦rez-Llorca, frente a la CEE, ya tiene la CEE motivo y disculpa para rechazar nuestra instancia de hojalata envenenada y pez marchito, con lo que, obviada la opci¨®n europe¨ªsta, podemos bailar el vals de las olas del Atl¨¢ntico Norte con Reagan, que lo baila iodo tipo La rosa rubia de Texas, o sea en plan saloon. Como no vamos a entrar en Europa, porque les hemos falseado la merienda/cena con la eurocolza, tendremos que entrar en la OTAN/NATO, pues en alg¨²n sitio hay que entrar, que a alguna parte tiene que sacar uno a la santa esposa en viaje pol¨ªtico/priv¨¦, para que vea trapos y se traiga de la S¨¦ptima Avenida (donde les compraba yo los regalos a mis santas) unos pantalones de cuero tan improbable como los que se pueden comprar aqu¨ª mismo, o sea, a la vuelta, en Pep¨ªn / Rumasa.
No hay mal que por bien no venga, como dijo Francisco Franco en memoriosa ocasi¨®n a¨¦rea, y aquel anciano sab¨ªa del tema. Europa, la Europa socialista de Mitterrand, con posibles floraciones de oto?o en Grecia y as¨ª, no encontraba razones v¨¢lidas para desafiarnos pepinos y recaudar etarras en Yeu, y he aqu¨ª que la sardina malvada es su argumento definitivo: ?C¨®mo quieren ustedes entrar en una comunidad de mercado con la mercader¨ªa averiada?. El otanismo ucediario, por su parte, tampoco encontraba razones para ir de legal a la OTAN (que Don Juan Carlos ha matizado y taraceado sabiamente sus palabras en USA), m¨¢s ahora, ante el rechazo sardinero de Europa, va no nos queda otra salida internacional que USA, puesto que Mosc¨² no cree en las l¨¢grimas y aqu¨ª se llora mucho de la colza. Gast¨®n ha convocado en El Sol, para celebrar un aniversario, al pasotismo ilustrado y la new wave: Agustinito Tena, de te¨®rico del rollo; Berlanguita y Paloma Chamorro, pegamoides finos; Marisa Paredes y toda la pomada nocherniega. Quer¨ªamos ser europeos, despu¨¦s del R¨¦gimen, y nos hemos quedado en pegamoides, que no es mal nivel de europe¨ªsmo, pero ocurre que la pegamoidad se pasa hacia los veintid¨®s y luego qu¨¦. La nueva generaci¨®n, o sea, Villena, conecta m¨¢s con los dioses griegos que con la Grecia de Papandreu, que quiere ser socialista y salirse de la OTAN, o sea que no se nos arregla. Marisa Ares (ya lo dije) ha sacado un libro sobre Miguel Bos¨¦/Boselito, que siempre es un toque, pero resulta que la Domingu¨ªn que va ahora por Europa en plan campe¨®n es Paola, lo cual que no nos orientamos, Marisa, amore yes. Antonio Tovar, lo m¨¢s europeo que ten¨ªamos allende, sale en una novela del Planeta como int¨¦rprete de Hitler. El se?or Lara es un desestabilizador que todo lo cuenta.
A m¨ª me publican libros en Hachette y cuentos en Le Monde, ya que no en las p¨¢ginas amarillas de este peri¨®dico, o sea que soy el pe,gamoide literario, lo m¨¢s mercadocomunitario que nos queda, y adem¨¢s, no como sardinas, que colza que no ahoga, engorda, y yo no quiero engordar. La eurocolza nos tercermundiza, nos aleja de Europa. Ya podemos ser lo que somos: proyanquis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.