Bertrand Russell
El art¨ªculo "Bertrand Russell o el candor del fil¨®sofo puro" (EL PAIS de 18 de octubre de 1981) del se?or Alvaro Delgado-Gal merece, cuanto menos, unas puntualizaciones.Russell fue, evidentemente, un hombre pol¨¦mico. A lo largo de toda su vida recibi¨® desde la¨ªs m¨¢s c¨¢lidas adhesiones hasta las m¨¢s furibundas cr¨ªticas. No me sorprende, pues, que sus ideas, once a?os despu¨¦s de su muerte, sigan provocando las m¨¢s extremas reacciones.
El se?or Delgado-Gal nos edulcora primero la figura del fil¨®sofo con una serie de paneg¨ªricos -alguno de ellos ir¨®nicamente comparativo-, para pasar a rengl¨®n seguido a una cr¨ªtica que, en mi opini¨®n, es descabellada.
Viene a decir: Bertrand Russell no fue un hombre sabio porque no se comprometi¨® socialmente. Esto me llena de estupor. Recuerde el se?or Delgado-Gal las gestiones realizadas por Russell ante Kennedy y Kruschev para evitar la tan de actualidad tercera guerra mundial, durante la crisis de Cuba; la campa?a en favor de la resistencia masiva en 1960, las exhortaciones a practicar la desobediencia civil y los meses de c¨¢rcel o la revocaci¨®n de su nombramiento como profesor de la Universidad de Nueva York que tuvo que sufrir por no ser precisamente un "c¨¢ndido fil¨®sofo puro".
La afirmaci¨®n "Tambi¨¦n es cierto que despreciaba a los hombres y que aborrec¨ªa el alcohol" es, en el mejor de los casos, injusta. Si tanta y tan fruct¨ªfera actividad pacifista se debe al odio a los hombres, habr¨ªa que pensar en la estima que deben tener a ¨¦stos ¨ªnclitos personajes como Reagan, Jomeini o Gadafi.
Al libro La conquista de la felicidad lo califica de "un ensayo intrascendente, aunque significativo". ?Sublime! No s¨¦ qu¨¦ entender¨¢ este se?or por trascendencia, pero si admite que ¨¦sta significa la influencia en los lectores, la transmisi¨®n de razonamientos que en este caso ayuden a ser feliz -entendida la felicidad como un concepto din¨¢mico y no con el estatismo con que parece entenderla el se?or Delgado-Gal-, puedo decir que en algunos de mis amigos y en m¨ª mismo ha tenido esa trascendencia. Le aconsejar¨ªa al se?or Delgado que pensara seriamente en la frase del libro que comenta (p¨¢gina 106): "Obligar a lo inconsciente a que se entere de las creencias razonables que gobiernan nuestro pensamiento consciente". Tal vez el gusanillo de la moral cristiana dejara de acosarle.
Por ¨²ltimo, se?or Delgado-Gal, Russell avanz¨®, es cierto, superando sus propias contradicciones, y los que creemos en la no violencia como modus vivendi y modus operandi no nos asustamos del desarme unilateral ni de la defensa pasiva como medio de alcanzar una vida social m¨¢s justa, aunque comprendemos que en momentos de crisis una persona puede tomar decisiones extremas que m¨¢s tarde analiza como hizo Bertrand Russell, una de las mentes m¨¢s abiertas, menos. dogm¨¢ticas, de este siglo./
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