Compleja red electr¨®nica para proteger a Reagan
Un portaviones estadounidense, fondeado en aguas mexicanas, cerca de Canc¨²n, se ha convertido en base de operaciones de la compleja red electr¨®nica que protege al presidente Ronald Reagan y, por extensi¨®n, a los dem¨¢s participantes en la cumbre Norte-Sur. Este sistema puede detectar cualquier nave extra?a en un radio de 250 kil¨®metros.En virtud de un arreglo con la seguridad mexicana, los guardias personales de Reagan utilizan adem¨¢s armas de grueso calibre en torno al presidente. Una docena de marines completan el cuadro de protecci¨®n.
Cerca de quinientas personas, entre asesores y servicios de seguridad, ha movilizado el presidente de Estados Unidos durante su estancia de tres d¨ªas en Canc¨²n. A ellos hay que a?adir otros tantos periodistas.
Reagan ha hecho traer hasta aqu¨ª un tanque de agua, veinte libras de carne tejana y un asador especial capaz de preparar en tres minutos dos hamburguesas en el punto de cocci¨®n que gusta al presidente.
Un informe del m¨¦dico norteamericano desplazado a Canc¨²n en agosto, que consideraba como no recomendable el agua de esta zona, ha motivado el transporte de agua desde Estados Unidos, "por motivos sanitarios". Los m¨¦dicos de Reagan no quieren que una enfermedad intestinal producida por amebas, conocida popularmente como "la venganza de Moctezuma", les produzca quebraderos de cabeza.
M¨¢s extra?o resulta el capricho del presidente filipino, Ferdinand Marcos, que se ha tra¨ªdo a Canc¨²n el mobiliario de su habitaci¨®n, cama incluida. No parece que el frente moro pudiera haberse infiltrado hasta la suite del hotel Sheraton.
El temor a un atentado es tan grande en Marcos, que el d¨ªa de su salida hacia Canc¨²n estaba preparado en el aeropuerto de Manila el avi¨®n presidencial, pero a ¨²ltima hora, y sin preaviso, el presidente utiliz¨® un aparato de la aviaci¨®n comercial de su pa¨ªs.
El pasado jueves, primer d¨ªa de la cumbre, apareci¨®, a las 5.30 horas, correteando por la playa, antes de practicar el esqu¨ª n¨¢utico. Las diferencias entre el Norte y el Sur a veces no son tales, al menos en el tren de vida de sus presidentes.
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