La Constituci¨®n y el Pa¨ªs Vasco
LA MANIFESTACION convocada por el Gobierno vasco en el segundo aniversario del Estatuto de Guernica tuvo un amplio eco ciudadano y un desarrollo ejemplarmente pac¨ªfico. La marcha de Bilbao ten¨ªa el doble objetivo de ratificar simb¨®licamente la v¨ªa auton¨®mica, que implica el acatamiento de la Constituci¨®n de 1978 y la condena de la violencia, y de expresar el firme rechazo a los recortes del Estatuto de Guernica, que significar¨ªa -seg¨²n el Gobierno de Vitoria- la aprobaci¨®n de la LOAPA.El debate televisivo entre Rodolfo Mart¨ªn Villa, ministro de Administraci¨®n Territorial, y Mario Fern¨¢ndez, consejero del Gobierno vasco, dio motivos para conjeturar que el pacto entre UCD y PSOE tiene apoyaturas jur¨ªdico-constitucionales discutibles. En aquel coloquio, que se limit¨® a examinar dos art¨ªculos del proyecto de ley armonizadora, Rodolfo Mart¨ªn Villa se mantuvo a la defensiva y no contest¨® algunas preguntas concretas de su oponente.Es evidente, desde nuestro punto de vista, que el Estatuto de Guernica y el Estatuto de Sau est¨¢n afectados por la LOAPA, que despoja parcialmente de competencias legislativas, reglamentarias y de ejecuci¨®n a las instituciones de autogobierno vascas y catalanas y acent¨²a el intervencionismo de la Administraci¨®n central.El Gobierno y el PSOE intentaron, con sus acuerdos de julio, poner fin a sus querellas internas en los territorios que electoralmente controlan y establecer un cauce ¨²nico para losfuturos reg¨ªmenes auton¨®micos. Al hacerlo, sin embargo, lesionaron, por el car¨¢cter general de la norma pactada, a las instituciones de autogobierno que est¨¢n funcionando desde marzo de P080. De nada vale tratar de ocultar ese hecho; s¨®lo tendr¨ªa sentido averiguar hasta qu¨¦ punto los firmantes eran conscientes de tales implicaciones. Y si idearon esas alteraciones de forma intencionada, por estimar que se deber¨ªa recortar el contenido de ambos estatutos, el Gobierno y el PSOE tienen la obligaci¨®n de decirlo y explicarlo.En tal caso, es dudoso que la f¨®rmula elegida para modificar la autonomia vasca y catalana respete el esp¨ªritu y la letra de la Constituci¨®n. El ministro de Administraci¨®n Territorial aludi¨® en el debate a que UCD y PSOE tienen, aliados, una abrumadora mayor¨ªa en las Cortes Generales. Pero ocurre que los estatutos de Guernica y de Sau fueron aprobados, en el marco de la Constituci¨®n, mediante complicado procedimiento que incluy¨® un refer¨¦ndum, por la poblaci¨®n del Pa¨ªs Vasco y de Catalu?a, de ambos textos legales.La m¨¢s elemental sensibilidad jur¨ªdica y un minimo respeto hacia el funcionamiento de un sistema democr¨¢tico tendr¨ªan que hacer ver al Gobierno y al PSOE que unos estatutos que necesitaron el refrendo popular para ser aprobados precisan igualmente de una consulta de la poblaci¨®n afectada para ser modificados.La multitudinaria manifestaci¨®n de Bilbao, de la que estuvieron ausentes los centristas y socialistas vascos, por un lado, y los seguidores del nacionalismo radical y violento, por otro, ha mostrado que el PNV, esta vez con el apoyo de Euskadiko Ezkerra y de los comunistas de Roberto Lertxundi, es capaz de llenar la calle para responder a un llamamiento del Gobierno de Vitoria. Las palabras de Arzallus y el discurso de Garaikoetxea tuvieron esta vez moderaci¨®n. No le falt¨® raz¨®n al lendakari cuando defini¨® al Estatuto de Guernica como un compromiso hist¨®rico, y record¨® el gigantesco paso hacia la paz que signific¨®, en 1979, la apuesta del nacionalismo vasco moderado en favor de una negociaci¨®n realista y pragm¨¢tica con el poder central que sacara al pueblo vasco del callej¨®n sin salida alque la violencia terrorista y el centralismo autoritario le hab¨ªan conducido.El Gobierno y el Parlamento de Vitoria esgrimen argumentos de peso y razonamientos plausibles contra la versi¨®n actual de la LOAPA. Esa defensa de sus derechos no deber¨ªa ser acallada ni con amenazas veladas ni con bastonazos.A lo largo de estos dos a?os se ha podido comprobar que la soluci¨®n policial de la plaga terrorista es indisociable de la soluci¨®n pol¨ªtica. Sin una inteligente y esforzada labor policial, especialmente en el terreno de la informac¨ª¨®n, ser¨ªa imposible la completa desarticulaci¨®n de ETA Militar. Pero ese trabajo s¨®lo podr¨¢ ser eficiente, como el propio Juan Jos¨¦ Ros¨®n ha declarado en repetidas ocasiones, con la colaboraci¨®n de la poblaci¨®n civil y de las autoridades del Gobierno auton¨®mico. El pasado domingo, Herri Batasuna ni siquiera intent¨® romper la manifestaci¨®n convocada por el Gobierno de Vitoria, probablemente por saber que ese sabotaje estaba condenado al fracaso, y son abundantes los s¨ªntomas de que el nacionalismo radical y violento pierde fuerza a medida que la sociedad vasca recobra su confianza en las leyes, gracias al comportamiento ajustado a derecho de las autoridades estatales. Ser¨ªa un error que la democracia espa?ola desandara lo ya caminado en la senda de la paz y del respeto a las normas. Y eso vale, en todos los casos, sin excepci¨®n. Si el poder judicial -por ejemplo- entrega los restos mortales de un fallecido a sus -familiares -como ocurri¨® con el cad¨¢ver de Gogor- ninguna otra instancia estatal puede desconocer esa resoluci¨®n. Y lo mismo cabe recordar que la Constituci¨®n proh¨ªbe de manera expresa, en su articulo 20, cualquier tipo de censura previa, por lo que son ?legales, intolerables e inadmisibles esas intempestivas visitas de madrugada que est¨¢n haciendo, sin invitaci¨®n previa, funcionarios de la polic¨ªa a la redacci¨®n del diario Egin. Un Estado de derecho se diferencia precisamente de la acc¨ª¨®n inhumana y b¨¢rbara del bandidaje pol¨ªtico que ETA simboliza, por su respeto a la ley.
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